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» Elterritorio
Fecha: 20/06/2025 06:34
Satisfecho con la sentencia que se conoció este jueves, el imputado Marcelo Núñez anticipó que regresará a la comunidad Tarumá Poty en San Vicente y se defendió una vez más de las acusaciones por la muerte de su pareja María Solange Diniz Rabela, ocurrido en 2020. “Se habló mucho y no fue así como dicen. Yo siempre voy a defender a mi comunidad”, subrayó jueves 19 de junio de 2025 | 19:30hs. En una sala silenciosa, carente de familiares y vacía de cualquier cartel alusivo al hecho que allí se presenciaba, un cacique mbya escuchó una sentencia judicial que lo alejaría de la cárcel, al menos hasta que el fallo quede firme. Es que este mediodía, los jueces del Tribunal Penal Uno de Oberá absolvieron a Marcelo Núñez, referente de la comunidad Tarumá Poty en San Vicente, quien llegó al banquillo por estar acusado de la muerte de su pareja María Solange Diniz Rabela (22), calcinada en abril del 2020. El tribunal resolvió que no había pruebas suficientes o determinantes que apuntaran a la responsabilidad del cacique en la tragedia, y fue absuelto por el beneficio de la duda. Una sentencia que reabrió discusiones sobre los alcances del derecho penal para analizar prácticas que podrían ser vistas desde la diversidad cultural. Tema que incluso se desplegó durante los alegatos defensivos, en los que Jorge Zabulanes -abogado de Núñez- expuso que la quema del cuerpo de Solange pudo responder a una práctica funeraria guaraní y no a un homicidio. El dictamen de los jueces Francisco Aguirre, Horacio Paniagua y Julio Carvallo coincidió finalmente con el pedido de la defensa, cuyo representante celebró y argumentó que la sentencia respondió a la falta de elementos probatorios en contra de su cliente. Los fundamentos se conocerán el 4 de julio a las 12 del mediodía. Con un cuerpo cremado, y a pesar de que un médico forense precisó ante el Tribunal que Rabela sufrió una muerte violenta, para la defensa y para los jueces faltaron elementos probatorios en contra del único imputado. Al respecto, Zabulanes sostuvo a El Territorio que “no había cuerpo, no había arma, no había forma de configurar el tipo penal”. Punto que fue defendido a lo largo del proceso ya que, según ratificó el letrado, “al no tener tipo penal cae todo el resto”. Alegatos finales y la absolución Algo presente en las últimas palabras de la defensa fue la cuestión cultural. Este fue el trasfondo del argumento defensivo y es que, según el abogado, la incineración del cuerpo de Solange se debió a una práctica guaraní en el marco de una muerte natural, y no a un homicidio. Punto fuertemente discutido por la Fiscalía, a cargo de David Augusto Milicich, quien sostuvo que la quema del cuerpo “no tuvo fines religiosos ni fue para evitar la propagación del coronavirus: fue para borrar evidencia”. En base a las pruebas presentadas por la parte -entre ellas, los testigos que reconocieron episodios de violencia en el hogar, entre ellos, el hijo de Solange-, para el Ministerio Público Fiscal era fundamental exponer que la mujer “sufría violencia de género” y que, en consecuencia, se trató de un femicidio. Al terminar la jornada, fue la defensa la que logró convencer al Tribunal presidido por Aguirre, y compuesto por otros jueces varones, Paniagua y Carvallo, de que no había pruebas suficientes contra Núñez para que fuera condenado. "Jamás le dije que quemara el cuerpo", discutió médica en su declaración ante el Tribunal de Oberá El procesado se mostró satisfecho con la resolución y, al cierre de la audiencia, se refirió a las acusaciones que pesaban en su contra. “Se habló mucho y eso (la muerte de Solange) no fue así como dicen. Yo siempre voy con respeto a la gente, hice cosas buenas”, se defendió. Núñez expresó estar “muy contento con mi abogado, y agradecido”. Después de cinco años detenido y de haber perdido contacto con los demás miembros de la aldea, anticipó que regresará a Tarumá Poty donde vive su familia. “Voy a volver a la comunidad porque soy el único que cuida a mi mamá”, compartió a El Territorio. Al ser consultado por las discusiones entre las partes respecto a costumbres culturales, Núñez defendió su identidad y a sus cercanos. En evidente disconformidad, subrayó: “Siempre voy a seguir luchando por mi comunidad, y voy a seguir con mi cultura”. “Hubo muchas habladurías” Para Jorge Zabulanes, la estrategia defensiva “se basó en que no había nada material que se pudiera determinar como acción”. En esa línea, reprochó las hipótesis y acusaciones compartidas en el ámbito público a lo largo de los años, entre ellas la inferencia de que Diniz Rabela habría sido descuartizada antes de ser quemada. “Hubo muchas habladurías y cosas inexistentes. Hasta la médica pensó que se había cortado el cuerpo y el perito explicó que eso se debió al fuego mismo, no que fue algo anterior”, explicó. Bajo su lectura, durante el debate oral que se desarrolló el miércoles y este jueves por la mañana en Oberá, “se permitió hablar de cosas que no se ven directamente”. Respecto a la discusión por el alcance cultural de la quema del cuerpo en la comunidad guaraní, Zabulanes reconoció que “hablar de costumbres guaraníes es utópico porque ellos conviven con las dos culturas entonces es imposible no mezclarlas. Lo que se trata de mantener son algunas cosas como la vida en comunidad, su religión, sus cultos, pero indudablemente eso se va matizando”. Aunque momentos antes, durante sus alegatos, el defensor planteó que no se respetó la cultura indígena ni el rol de Núñez como cacique. “El cacique guía a la comunidad, se le debía tratar con el mismo respeto que un doctor”, observó ante el Tribunal.
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