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Parana » Informe Digital
Fecha: 19/06/2025 07:10
El arresto domiciliario de Cristina Kirchner representa un acontecimiento político de gran magnitud, cuyos efectos comenzarán a sentirse en los próximos días y que sin duda tendrá consecuencias tanto dentro como fuera del peronismo. Se trata de un punto de inflexión, tanto por su gravedad institucional como por su potencialidad para alterar el escenario político, a poco más de dos meses de las elecciones bonaerenses y a cuatro meses de los comicios nacionales. En el círculo de la ex presidenta, se vivió con entusiasmo la masiva marcha hacia Plaza de Mayo, que reunió a más de 150 mil personas, incluyendo militantes y referentes de diversos sectores de Unión por la Patria. “Es un hecho político que quedará registrado en el calendario de la historiografía peronista. Que miles de personas hayan acudido a escuchar a una líder política, a quien consideramos condenada injustamente, no tiene comparación a nivel internacional”, señalaron a Infobae fuentes cercanas a CFK. Esa declaración refleja la perspectiva del círculo más cercano a la presidenta del principal partido de la oposición respecto a la situación actual. “En esta etapa, es esencial organizarnos para aclarar cuál es el verdadero problema que enfrenta nuestro país. Volveremos con más sabiduría, unidad y fuerza”, resonó la frase de Cristina Kirchner en la plaza. Estas afirmaciones contrastan con el análisis que realizan expertos en política, quienes también siguen de cerca las fluctuaciones de la opinión pública. Si bien hay coincidencias, se observan matices interesantes respecto a la inevitable reconfiguración que se generará en el peronismo a raíz del arresto de CFK, las tensiones por el liderazgo opositor y los desafíos que enfrenta el gobierno de Javier Milei ante esta inusual situación -un ex presidente detenido e inhabilitado de por vida- en el contexto electoral actual y en relación al futuro de la líder del PJ. Para evaluar las repercusiones de la prisión de Cristina Kirchner, Infobae consultó a Rosendo Fraga (Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría), Facundo Nejamkis (Opina Argentina) y Shila Vilker (Trespuntozero). Además, este medio dialogó con otro analista respetado en el círculo rojo, quien compartió en off the record una perspectiva aguda sobre los recientes acontecimientos. Un hecho que cambia el escenario La visión general de los expertos coincide en que la detención de Cristina impactará de manera inmediata y profunda en el peronismo. Shila Vilker fue contundente al señalar que, hasta el momento, Cristina Kirchner “logró reconfigurar y aglutinar al peronismo”, citando como ejemplo que “acercó a Guillermo Moreno, a gobernadores, e incluso a algunos que estaban distanciados, al tiempo que provocó una retracción de Axel Kicillof”. Según la directora de Trespuntozero, Cristina Kirchner “ha cobrado una vigencia simbólica a nivel nacional que ahora es total. En este momento, su voz ha alcanzado una centralidad y amplificación significativas”. Dicha centralidad, curiosamente, emana de su situación judicial. “Nosotros evaluamos y constatamos que su imagen creció tras la condena. Cristina aumentó su presencia, pero también Milei. Actualmente, ella cuenta con una imagen cercana a los 40 puntos”, afirmó. Sin embargo, la analista también puso de relieve algunas interrogantes: “Quedan preguntas abiertas tras la inhabilitación de Cristina para competir. Una parte importante de su poder se encuentra comprometida, especialmente en lo que respecta a la articulación política y electoral, al no poder retener el control sobre la formación de listas y su potencialidad de votos. Surge entonces la duda: ¿quiénes serán las figuras que continuarán? ¿Logrará Cristina transferir sus votos? Es una incógnita”. Asimismo, Rosendo Fraga también expresó sus dudas sobre la coyuntura actual. “En Argentina, hay una parte de la población que apoya a Milei y otra que no. El peronismo es la principal fuerza opositora, pero se enfrenta a un interrogante sobre su propia identidad: ¿Qué es el peronismo hoy?”. El director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría subrayó que la detención de Cristina “no acerca, sino que aleja las divisiones dentro del peronismo, ya que actualmente existe una polaridad entre quienes defienden a Cristina y quienes permanecen en silencio, pues no hay voces contrarias en este momento”. Además, advirtió que Cristina “no ejercerá el liderazgo efectivo del peronismo, pero la convierte en la figura más relevante de la oposición”. Facundo Nejamkis, por su parte, ahondó en esta dinámica: “Ante la detención de Cristina, el kirchnerismo postergó sus diferencias, particularmente la que generaba más tensiones, que era la insubordinación de Axel Kicillof, principal figura del peronismo alternativa a Cristina. La novedad de su condena ha pospuesto ese desafío sin un plazo definido”. La incógnita que surge es cuándo volverán a cuestionar su liderazgo; algo que, según el titular de Opina Argentina, será difícil en el corto plazo: “¿Quién se atrevería hoy en el peronismo a gestar una alternativa en contra de Cristina? Generar una propuesta que se identifique con el kirchnerismo sin su consentimiento es mucho más complicado que antes”. Otra perspectiva, ofrecida por el analista cuya identidad se solicitó reservar, es que, a pesar de que la prisión de Cristina Kirchner ha generado una movilización significativa, el peronismo “se encuentra en una fase de transición o sucesión, pues la esfera de influencia de Cristina Kirchner podría ir disminuyendo, en parte debido a las múltiples restricciones que enfrenta”. Lula, Correa y Evo, espejos para CFK La comparación entre la situación de Cristina Kirchner y las trayectorias de Luiz Inácio Lula da Silva, Rafael Correa y Evo Morales se torna inevitable al proyectar el futuro de la expresidenta argentina. Estos líderes enfrentaron causas judiciales, denunciaron “lawfare” -una especie de persecución política mediante el uso del sistema judicial- y han tomado caminos diversos que ofrecen lecciones valiosas. Shila Vilker abordó dicha comparación con cautela: “Si consideramos el caso de Rafael Correa y su exilio -ya que Correa se trasladó a Bélgica- la principal diferencia es que Cristina decidió quedarse. Se supo que se le ofreció asilo en embajadas, y optó por permanecer en el país. Esto habla de su carácter, similar al de Lula, quien también eligió enfrentar su situación en Brasil”. Sin embargo, para Vilker existe una diferencia crucial, ya que “gobernar desde el extranjero es difícil, pero gobernar con inhabilitación perpetua es aún más complicado. La noción de proscripción es poderosa; se relaciona con la historia del peronismo y con la casa de San José que evoca a Puerta de Hierro. No obstante, el dilema de esta narrativa radica en que se aferre a esa idea sin ofrecer un proyecto superador, ya que esto solo no basta para desbloquear la situación”. Rosendo Fraga también encuentra puntos de conexión con la experiencia ecuatoriana. “Correa es un dirigente que, estando en Bélgica, logra obtener más del 40% de los votos con candidatos; no es alguien que ha desaparecido. Se podría establecer una analogía con Correa, dado que su candidata terminó en segundo lugar y él mantiene una actividad política. Creo que Cristina también estará en la política, pero eso no implica que pueda definir a los próximos candidatos presidenciales”. Facundo Nejamkis es más escéptico respecto a la posibilidad de que Cristina emule el modelo de Lula. “No lo veo posible por razones jurídico-técnicas. El modelo de Lula no incluía una inhabilitación perpétua para ocupar cargos públicos. Lula pudo volver a ser candidato y, además, fue encarcelado por un fallo en segunda instancia, no por uno confirmado por la Corte”. Aparte de las diferencias legales, Nejamkis menciona una distinción en el estilo de liderazgo: “Lula poseía características que le faltan a Cristina, como una plasticidad para dialogar y construir coaliciones con grupos con posturas diferentes”. El analista no visualiza un diálogo entre Cristina y Mauricio Macri, como el que mantuvo Lula con su principal adversario, Fernando Henrique Cardoso. Para Nejamkis, “podría existir una línea de continuidad con Kicillof, quien ha mencionado la necesidad de construir un frente anti-Milei, en un centro democrático, dialogando con otros gobernadores, como el radical Maximiliano Pullaro o Ignacio Torres, del PRO”. Sin embargo, según su análisis, ello requeriría un gesto “magnánimo” por parte de Cristina: “En una actitud verdaderamente magnánima, Cristina podría fomentar, desde su detención, la construcción de ese frente y la transferencia del liderazgo hacia uno más acorde con las demandas de la época. No sé si Cristina poseerá esa grandeza. Si no lo logra, podría reproducirse el modelo de Rafael Correa, impulsando candidatos a la presidencia que fracasan, ya que no logra armar una mayoría porque nadie desea asociarse con Correa”. Nejamkis resume: “La pregunta es si Cristina derrotará al peronismo o si será el peronismo quien venza a Cristina. Si ella supera al peronismo, lo convertirá en un partido relevante, pero que no podrá construir mayorías para conquistar el poder. Si el peronismo sostiene su posición ante Cristina, emergirá un liderazgo distinto, más pragmático, que podría no ser Kicillof, sino un liderazgo capaz de albergar también al kirchnerismo”. La sucesión en el peronismo La detención de Cristina Kirchner no solo ha repercutido en su figura, sino que ha acelerado y complicado la ya intrincada discusión sobre la sucesión del liderazgo en el peronismo. El freno temporal a la “sublevación” de Kicillof, como describe Nejamkis, abre interrogantes sobre los plazos y las formas en que se llevará a cabo esta renovación. Shila Vilker sostiene que la detención “no marca el inicio del ocaso definitivo de Cristina; su relevancia es visible y se evidenció con la marcha en su apoyo, además de reflejarse en el análisis de opinión pública. Este momento, por ahora, la fortalece y retrasa el proceso de renovación”. Sin embargo, también afirmó que existe incertidumbre sobre las figuras emergentes: “La duda es cómo logrará contener ese capital político acumulado. Hay figuras fluctuantes como Axel Kicillof, quien actualmente tiende a abarcar menos protagonismo, o Sergio Massa, o algún gobernador o exgobernador que se atreva a liderar”. Rosendo Fraga observa que “se está demorando la renovación, pero en ese tipo de contextos, Cristina tiene un espacio para desempeñarse y no la veo fuera de la política”. Reconoció que no considera probable que Cristina se convierta en presidenta en un futuro cercano, pero sí que mantendrá una influencia: “¿Puede llegar a ser presidenta en dos años? Es complicado, pero continuará teniendo influencia y un rol, aunque no como líder del peronismo durante los próximos diez o quince años”. La cuestión de la unidad, aunque formal, resulta crucial para Fraga: “Es probable que la unidad del peronismo para las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre se replique en las elecciones nacionales del 26 de octubre. Hay una conciencia dentro del peronismo de que enfrentarán una elección muy complicada, y que unidos tendrán más posibilidades, mientras que divididos, ninguna”. Facundo Nejamkis profundiza en el impacto sobre Axel Kicillof: “A corto plazo, la prisión de Cristina Kirchner presenta a Kicillof un problema, ya que su grupo ha delineado un entorno de confrontación interna, con una amenaza de ruptura, desde un espacio que comparte con el kirchnerismo, con los mismos electores y valoraciones personales. En lo inmediato, le plantea un desafío, puesto que la estrategia de diferenciación es más compleja ante su electorado, ya que si avanza, podría interpretarse como alguien que abandona a Cristina en un momento en que está siendo perseguida”. No obstante, Nejamkis no descarta un beneficio en un mediano y largo plazo: “A mediano y largo plazo, la condena resuelve un problema para todo el peronismo, que, de no ser así, sería imposible, que es la clara posibilidad del retiro de Cristina”. El otro analista consultado destacó que los grandes líderes políticos “obstaculizan su propia sucesión y generan rebeliones, por lo que los gobernadores atienden sus intereses y un sector kirchnerista presenta un doble discurso de ‘todos apoyamos a Cristina, pero en seis o siete meses quiero ver qué pasa’”. Y auguró un escenario complejo para el principal competidor de Cristina, basándose en encuestas propias que indican que el peronismo tiene altas posibilidades de enfrentar una derrota en la provincia de Buenos Aires. “El peronismo está en retroceso, con su líder histórico en declive y sin un liderazgo unificador a la vista. La sucesión dentro del peronismo está abierta, pero no parece que Kicillof pueda amalgamar las diferencias internas que presenta el PJ. Además, dirige la provincia de Buenos Aires, donde existe una suerte de maldición histórica conocida”. “El escenario más probable es una derrota del peronismo en la provincia de Buenos Aires, lo que resultará en una declinación progresiva y constante de Cristina. Actualmente, las encuestas muestran que el peronismo perdería; sin embargo, si en septiembre y octubre se produjera un triunfo, habría que redefinir el escenario de menor probabilidad, que sería un peronismo, y por ende Cristina, fortalecido”, indicó el experto. Milei y la cuestión electoral La detención de Cristina Kirchner no solo ha activado una reorganización interna en el peronismo, sino que, de manera ineludible, impactará en el escenario político general, teniendo al gobierno de Javier Milei como protagonista central. La polarización, lejos de desvanecerse, parece mantenerse como la dinámica predominante, aunque con nuevos matices. Facundo Nejamkis utilizó una metáfora para ilustrar la dinámica entre los dos polos: “La polarización puede ser analizada como una telenovela, con un galán y un contragalán (independientemente de los géneros). El galán es Milei, y Cristina Kirchner ocuparía el rol de su contragalán: el afecto, la esperanza y las expectativas generadas a su alrededor se relacionarán mucho con lo que ocurra con el gobierno de Milei”. La paradoja se hizo evidente: “Si el gobierno de Milei resulta extremadamente positivo, San José se convertirá en un lugar de peregrinación para los fanáticos. Pero, si su gestión es desastrosa, como ocurrió con Macri entre 2017 y 2019, San José puede transformarse en un símbolo de esperanza. Esto generará en la sociedad el cuestionamiento de por qué está presa Cristina, quien podría resolver los problemas de Argentina. Me gustaría encontrar una respuesta, pero la narrativa aún no ha madurado”. Nejamkis también advirtió sobre los peligros de una radicalización del PJ liderada por Cristina: “Hoy, el peronismo cuenta con menos apoyo que antes entre esos sectores y no tiene la capacidad de representar a la mitad de la población, sino a un tercio. Esto conlleva el riesgo de que, si la dirección de Cristina se torna demasiado radical, se acelere una ruptura con sectores más moderados del peronismo. Si Cristina se propone ‘en octubre, debemos ir a las elecciones con los más duros, reivindicando que mi arresto es el eje de la campaña, con un candidato como Grabois o Máximo Kirchner en la Tercera Sección Electoral’, esto podría llevar a que algunos sectores del peronismo formen una alternativa de centro moderado, mientras que el kirchnerismo se radicalice, disminuyendo su representatividad al 15% o 20%”. La pregunta central es: “¿Cómo reaccionará Cristina y su núcleo duro ante esta situación inédita? ¿Se radicalizarán o actuarán con mayor inteligencia, ampliando su base para tener alguna oportunidad de volver al poder? Para lograrlo, es fundamental evitar convertirse en una minoría intensa y rígida de fanáticos”. Basado en el escenario más probable, según uno de los analistas consultados, una derrota en las elecciones bonaerenses eventualmente fortalecerá la hegemonía política del Gobierno, con una salvedad: incluso si el peronismo pierde la provincia, es probable que se posicione como la segunda fuerza electoral y la primera minoría legislativa. Con esta configuración, “el Gobierno puede ganar, pero no tendrá mayorías en el Congreso Nacional”. En cuanto a la dinámica electoral, este analista advirtió sobre el “cansancio” de la sociedad hacia el kirchnerismo: “La ciudadanía está atravesando momentos difíciles, y las expectativas de los sectores juveniles y populares no se han cumplido. Además, la población rechaza cada vez más al kirchnerismo debido a su pérdida de capacidad de representación”. Por ello, el 7 de septiembre se presenta como una prueba decisiva: “Si en la Tercera Sección Electoral el peronismo no gana con un margen de al menos 25 puntos, especialmente en La Matanza, y lo hace por solo ocho puntos, se podría anticipar una derrota en octubre. Hasta el 7 de septiembre, el peronismo corre el riesgo de perder aunque gane”. En conclusión, la detención de Cristina Kirchner ha abierto un capítulo sin precedentes en la política argentina. La expresidenta enfrenta una encrucijada que la obliga a decidir entre un camino similar al de un Lula resurgente, un Correa influyente pero distante del poder directo, o un Evo Morales que impone un presidente con quien luego enfrenta conflictos. La unidad formal del peronismo es un hecho, pero la verdadera sucesión de liderazgo sigue siendo una incógnita. Mientras tanto, el gobierno de Milei observa a la espera de capitalizar la situación, sabiendo que, aunque pueda ganar batallas electorales, el peronismo conservará un peso legislativo significativo. La trama política se complica y el futuro de Argentina, en esta nueva configuración, se torna más impredecible que nunca.
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