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  • Ocho claves para entender la apertura a las visitas del Templo Romano de Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 13/06/2025 11:56

    El Ayuntamiento de Córdoba culmina el proyecto de restauración y puesta en valor del Templo Romano, que permitirá visitar este yacimiento arqueológico anexo a las dependencias municipales. La arquitecta del Servicio de Proyectos de la Gerencia de Urbanismo Carmen Chacón y el jefe de Arqueología del organismo autónomo, Juan Murillo, explican a Diario CÓRDOBA algunas de las claves que han permitido hacer visitables unos restos que son testigo mudo del pasado romano de Córdoba y de la grandeza del culto imperial. Precisamente, el Ayuntamiento ha recurrido a los servicios de José Antonio Garriguet, profesor titular de Arqueología de la Universidad de Córdoba (UCO) y uno de los expertos en el culto imperial, para que asesore científicamente y dote de contenidos las visitas y el futuro espacio expositivo de la Córdoba romana, que debe ubicarse en el hall de Capitulares, en la próxima fase de este proyecto. Por qué y para qué hacer visitable el templo La idea básica de la que partía este proyecto era hacer "más comprensible" un conjunto de restos arqueológicos muy difícil de interpretar tal y como estaban. La imagen de las columnas elevadas forma parte del imaginario colectivo cordobés desde la década de los 60, por eso ya no epata ni extraña; sin embargo, a priori es difícil de comprender cómo un templo de época romana se encuentra tan elevado cuando es obvio que la cota de la ciudad en el siglo I estaba por debajo de la actual, o por qué tiene unas columnas que parecían flotar en el espacio. "Era imprescindible dar coherencia a lo que había y recuperar el nivel de la plaza que rodeaba el templo para llevar al público hasta la cota original" -argumenta Juan Murillo- "pero necesitábamos hacerlo visitable sin generar impacto sobre la imagen que ya se tenía del templo", añade. El arqueólogo Juan Murillo y la arquitecta Carmen Chacón explican las claves de la rehabilitación del Templo Romano de Córdoba. / VÍCTOR CASTRO No es un parque temático Los padres del proyecto inciden en que lo que el visitante podrá ver "no es un parque temático" y que debían partir de una intervención anterior "errónea o no, pero protegida por la figura jurídica de Bien de Interés Cultural". Para darle sentido a lo que ya estaba construido, desde el punto de vista arquitectónico, se han cerrado los pilastrones levantados por Félix Hernández para instalar las columnas y se ha diferenciado con la fábrica de ladrillo lo que queda por debajo de la plaza de lo que es el podium. Continuar con la anastilosis o desmontarlo todo El gran dilema al que se enfrentaron entonces fue el de si mantener la anastilosis, es decir, con la reconstrucción del monumento realizada con elementos originales que hizo el arquitecto Félix Hernández en los años 60, que está incompleta (el proyecto incluía el revestimiento de mármol de la mampostería y el ladrillo que no llegó a instalarse) o desmontarla y empezar de cero. Carmen Chacón explica que la reconstrucción no era reversible por dos motivos: uno, porque las columnas tienen elementos originales que peligrarían con su desmontaje, y dos, porque el Templo Romano está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) tal cual está (anastilosis incluida). "Después de mucho estudio e investigación llegamos a la conclusión de que el daño de desmontar lo que había hubiera sido mayor", puntualiza. La arquitecta recuerda, en descargo de sus antecesores, que la anastilosis estaba permitida cuando se hizo y que es "hija de su tiempo" (hoy están ya totalmente prohibidas por ley este tipo de reconstrucciones), y añade que haber desmontado el templo para reconducirlo ahora hacia un jardín arqueológico no hubiese sido entendido tampoco por la gran mayoría de los cordobeses, que ya tienen en su imaginario colectivo la imagen actual del edificio. Dos errores Además de la anastilosis, se ha tenido que jugar con dos errores constructivos de base que se cometieron en la reconstrucción. Por un lado, el haber equiparado en una primera instancia el templo de Córdoba con la Maison Carrée de Nimes, que llevó a Félix Hernández a reconstruir su estructura en base a una planta errónea que literalmente era mayor que los cimientos existentes. Es García y Bellido quien posteriormente se percatará del error y reduce el número de columnas, lo que asemeja el edificio cordobés al Templo de Apolo Palatino. Y, por otro lado, haber situado posiblemente por un error constructivo las columnas unos 70 centímetros por debajo de la altura a la que debieron estar en realidad. El arqueólogo Juan Murillo y la arquitecta Carmen Chacón explican las claves de la rehabilitación del Templo Romano de Córdoba. / VÍCTOR CASTRO Restaurar, construir, mantener El actual proyecto ha incluido dos fases: por un lado, la restauración de los elementos que hay en el yacimiento (investigación del conjunto y estudio de patologías de las columnas) y la limpieza del entorno; y por otro, una fase de construcción que ha ejecutado la pasarela que permite subir a la pronaos; ha colocado una estructura metálica sobre la zona de las antérides y de la plaza, así como la pavimentación con tarima de material reciclado tanto de la pasarela, la plataforma de la plaza y los caminos de la zona inferior. Además, se han colocado piezas originales bajo la pasarela para mantener una exposición permanente de las mismas. Por último, el proyecto incluye un protocolo de mantenimiento del conjunto arqueológico tal y como está en la actualidad porque, como bromea el profesor Garriguet, "el problema del patrimonio es que es para siempre". Los elementos constructivos La arquitecta del proyecto explica que para la elección de los elementos constructivos se ha optado por "el minimalismo" y "la sutileza". "No hemos utilizado mortero ni hormigones para nada", explica Chacón. De hecho, todos los materiales colocados son reciclables, sostenibles y "reversibles", de modo que si se decidiera dar marcha atrás al proyecto, podría hacerse sin ocasionar daño al yacimiento. La parte metálica de las escaleras, por ejemplo, ni siquiera roza los peldaños romanos. Respecto al ladrillo, Chacón apunta que se pensó que era mejor usar lo que ya había "para no generar impacto sobre la imagen que ya se tiene del templo". Qué se verá en las visitas Murillo y Chacón aseguran que durante un paseo por el templo el visitante no va a tener en ningún momento confusión entre los elementos históricos y los que no lo son. Al monumento se va a acceder por la puerta grande de la calle Claudio Marcelo (donde está la estatua). Desde ahí se cogerá la pasarela recorriendo el lateral del Ayuntamiento y se va a ascender hasta la altura donde se situó la plaza que daba entrada al templo (las personas con movilidad reducida no podrán acceder a la pronaos, pese a los esfuerzos que se han hecho para buscar alternativas). Desde allí, el visitante podrá ver el altar, la pronaos y hacerse una idea de la plaza intermedia que permitiría descender hacia la actual Orive, donde se ubicaba ya el circo. Al bajar por la escalera el visitante se va a poder meter en el cimiento del templo (donde lógicamente no se pisaba en época romana) para ver la estructura de la plaza elevada, las antérides y la cimentación de la cella del templo, y algunos de los capiteles, bazas y fustes encontrados en los años 50. El culto imperial Una de las mayores dificultades para interpretar el Templo Romano es la desaparición de la mayor parte del conjunto arquitectónico que lo acompañaba y se extendía hasta Orive, donde se ubicaba el circo. Ahora, con la posibilidad de subir a la pronaos, "se va a entender mejor el templo dentro del contexto más amplio del culto imperial", defiende José Antonio Garriguet. El culto imperial no era otra cosa que la veneración que se daba en la antigua Roma a algunos emperadores convertidos en dioses una vez que fallecían. En el caso de Córdoba, el profesor de la UCO apunta que esta divinidad bien podría haber sido, en un primer momento, Divus Claudio, es decir, el emperador romano Claudio, que fue asesinado por su esposa, Agripina. La tercera fase: espacio de interpretación Queda pendiente una nueva fase del proyecto que debe acondicionar parte de la planta baja del edificio de Capitulares como espacio explicativo de la Córdoba romana. Será la Delegación de Cultura del Ayuntamiento la que dirá cómo y dónde. En todo caso, se deberán exponer, junto a los capitales que ya están localizados en el hall y los sillares de la plaza que sustentaba el templo, las fotografías, documentos y planos obtenidos a lo largo de todos estos años de investigación. La idea es que también se recupere el documental que se hizo para la ruta Bética-Romana e incluso el molde con el que se construyeron los capitales y las columnas que hoy pueden contemplarse. Suscríbete para seguir leyendo

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