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  • “Introducción a la vida adulta”, la clase que la generación Z pide para saber lo que nadie les enseñó

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/06/2025 05:02

    La generación Z impulsa una transformación educativa al demandar aprendizajes prácticos que permitan enfrentar con solvencia los retos económicos, emocionales y sociales de la adultez contemporánea. - (Imagen Ilustrativa Infobae) Cuando Mariana Arias se enfrentó por primera vez al contrato de renta de su departamento, no entendía casi nada de lo que estaba firmando. Tenía 23 años, era recién egresada y no sabía cómo calcular impuestos, hacer un presupuesto o entender su seguro de salud. “Me preguntaba por qué aprendí a hacer disecciones de ranas en secundaria, pero no a planear mis finanzas”, escribió en X, antes Twitter, donde su publicación se volvió viral entre jóvenes que compartían la misma frustración. La sensación de estar mal preparados para la vida adulta no es nueva, pero se ha intensificado entre la generación Z, que enfrenta un mundo laboral cambiante, inflación, sobrecarga digital y una fuerte presión por alcanzar el éxito personal. Ante este panorama, crece el interés por los llamados cursos de “adulting” —término en inglés que refiere al proceso de asumir responsabilidades de adulto—, que ofrecen desde universidades hasta cuentas de TikTok con millones de seguidores. En países como Canadá y Estados Unidos, varias instituciones ya cuentan con talleres extracurriculares o asignaturas optativas que enseñan lo que los alumnos llaman “habilidades para la vida real”, en las que se incluye desde cocinar y coser un botón hasta entender su reporte crediticio, aplicar a un empleo o navegar en el sistema de salud. La tendencia también empieza a resonar en América Latina, donde cada vez más jóvenes se preguntan ¿por qué la escuela no me preparó para lo que más necesito en el día a día?. El club de habilidades prácticas para “adultos chiquitos” El auge de talleres extracurriculares y videos en plataformas digitales responde a la demanda de jóvenes que buscan aprender finanzas, cocina y trámites básicos, ante la insuficiencia de la educación formal. - (Imagen Ilustrativa Infobae) La Universidad Estatal de Michigan fue una de las primeras en implementar talleres extracurriculares bajo el nombre Adulting 101, que enseñan finanzas personales, redacción de correos profesionales y planificación de carrera. La propuesta cuenta con una gran aceptación, por lo que se replica ahora en otras instituciones, como la Western University, la Universidad de California o la JCI Santa Clarita. “La idea surgió a partir de encuestas internas donde los estudiantes decían que se sentían abrumados por las responsabilidades fuera del aula”, explicó un portavoz de la Universidad Estatal de Michigan a Newsweek. En Estados Unidos, la Universidad de Washington ofrece un curso llamado “Adulting 101: Life Skills for Students” que cubre desde administración del tiempo hasta nociones básicas de impuestos, salud mental y sostenibilidad. “Queremos que nuestros estudiantes tengan éxito más allá del ámbito académico”, señaló Melissa Hackney, coordinadora del programa. La pandemia también aceleró la necesidad de estos aprendizajes. Durante los confinamientos, miles de jóvenes se enfrentaron de golpe a tareas domésticas, gestiones médicas o situaciones económicas que jamás habían manejado solos. Algunos recurrieron a videos en YouTube o TikTok, como los de la cuenta “Dad, how do I?”, creada por Rob Kenney, un padre de familia que enseña a afeitarse, hacer nudos de corbata o cambiar una llanta. Su canal ya supera los 4.5 millones de suscriptores y se ha convertido en una especie de referente emocional para quienes crecieron sin estas enseñanzas en casa. Otros referentes de cómo enfrentar la vida adulta son los creadores de contenido de Adulting, una página de redes sociales enfocada en la consultoría de finanzas personales a través de talleres y asesorías personalizadas. Algunas creadoras de contenido en TikTok o Instagram también se enfocan en enseñar la forma correcta de guardar los alimentos para reducir el desperdicio de comida, o hacer platillos sencillos como huevo o sopa, para aquellas personas que estudian y trabajan o simplemente están aprendiendo a ser autónomos en la cocina. Entre los contenidos más innovadores están los videos de Mamá Mecanic, una creadora que comparte videos sobre mecánica automotriz para personas que deben elegir su primer auto, cómo elegir un vehículo que se adecue a las necesidades de cada persona, etcétera. Con estos ejemplos se observa que, por fortuna para la generación Z -así como para los más jóvenes de los millennials y los futuros adultos de la generación Alfa-, el internet puede ser una gran biblioteca de contenidos educativos de la vida práctica y real. ¿Por qué no aprendimos esto antes? La falta de preparación para la vida cotidiana genera inseguridad y miedo al fracaso. Iniciativas emergentes buscan cerrar la brecha. El debate sobre el rol de la educación tradicional se intensifica. - (Imagen Ilustrativa Infobae) Para la generación Z, la brecha entre lo que enseña la escuela y lo que exige la vida cotidiana se vuelve más evidente que nunca. En lugar de clases de economía del hogar, civismo o educación financiera, muchas escuelas priorizan competencias estandarizadas, evaluaciones académicas y el enfoque STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Sin embargo, este enfoque técnico no siempre se traduce en autonomía personal. En México, por ejemplo, la mayoría de los estudiantes de preparatoria y universidad no saben cómo llenar una declaración de impuestos o interpretar un contrato laboral. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021, solo el 30% de los jóvenes de entre 18 y 29 años llevan un registro de sus gastos, y más del 60% no entiende cómo funciona una tarjeta de crédito. A eso se suma el factor emocional. Según la psicóloga argentina Paula Aguiar, muchos jóvenes llegan a la adultez con altos niveles de ansiedad y miedo a equivocarse. “Hay una fantasía de que la adultez es una etapa en la que uno debe tener todo resuelto, y eso los paraliza. Cuando no saben cómo pagar una cuenta o pedir un turno médico, se sienten fracasados, cuando en realidad nadie se los enseñó”, afirmó en entrevista con Página 12. En Argentina, algunas escuelas secundarias empiezan a incorporar talleres de “habilidades para la vida”, y universidades como la UBA evalúan ofrecer orientación en trámites, salud mental y derechos laborales como parte del acompañamiento a estudiantes primerizos. Aunque los esfuerzos aún son incipientes, apuntan a reconocer que la formación integral debe incluir herramientas para el día a día. Una generación que busca autonomía La ansiedad y el miedo a equivocarse afectan a quienes no recibieron educación práctica en la escuela.- (Imagen Ilustrativa Infobae) Más allá de la nostalgia por la educación tradicional, el auge de los cursos de “adulting” refleja una necesidad concreta, la cual es sentirse capaces de tomar decisiones informadas y vivir con autonomía. Para muchos jóvenes, aprender a administrar el dinero, leer un contrato o cocinar una comida básica no es solo una cuestión práctica, sino un acto de empoderamiento. En un mundo donde el cambio es constante y las estructuras tradicionales se desdibujan, saber vivir se convierte en una competencia clave. Por eso, propuestas como Adulting 101 no solo enseñan a lavar la ropa o a entender el AFORE, sino también a pedir ayuda, a reconocer el agotamiento, a construir redes de apoyo. Son cursos para vivir, literalmente. Y mientras las instituciones educativas deciden si incorporar o no estas materias, las nuevas generaciones marcan el camino y aprenden lo que no les enseñaron, compartiéndolo en redes y reclamando una educación que los prepare no solo para aprobar exámenes, sino para habitar el mundo real.

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