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Parana » Informe Digital
Fecha: 08/06/2025 07:48
Con la aprobación del proyecto que mejora las jubilaciones en la Cámara de Diputados y su posterior llegada al Senado, los bloques dialoguistas han declarado el inicio de la campaña electoral en el Congreso bajo el lema “kirchnerismo o libertarios”. Esta línea de acción se percibe como una trampa que acelera la polarización, favoreciendo a ambos lados y desplazando la discusión hacia un momento crucial que prioriza la estrategia antes que el verdadero objetivo. Esto ha vuelto aún más penosa la discusión política, evidenciada en las acusaciones absurdas y el bajo nivel de calidad en la sesión de la Cámara alta que se acercan de forma alarmante a esta dinámica. Para ilustrar las contradicciones que prevalecen en el Senado, cabe señalar que el kirchnerismo tardó varios meses en 2024 en integrarse en las comisiones. De hecho, solo lo hizo cuando la Cámara de Diputados le envió textos que acorralaban a la Casa Rosada, sin juzgar la pertinencia de dichos documentos, tales como jubilaciones y presupuesto universitario. Por ejemplo, el camporista Eduardo De Pedro (Buenos Aires) ocupó recientemente la presidencia de la comisión de Educación con el fin de acelerar la ley sobre las casas de estudio, que luego fue vetada por Javier Milei. La situación no ha cambiado significativamente en el año en curso: hace pocos días, De Pedro fue confirmado nuevamente al frente de dicho Cuerpo legislativo y promovió una discusión para documentar encuentros con expositores y militantes. Sin embargo, aún no hay novedades sobre cuándo se reactivará esa actividad. Lo que predomina es la especulación y la búsqueda del momento preciso para actuar. Mientras tanto, la comunidad afectada —incluyendo justos reclamos como el de los jubilados— permanece a la espera. Un acontecimiento que tensó las relaciones entre varias senadoras ocurrió el lunes pasado. En la Cámara alta existe la “Banca de la Mujer”, que agrupa a todas las legisladoras, y está bajo la dirección de la ultrakirchnerista María Eugenia Duré, quien convocó a distintos colectivos —no a una reunión formal de la comisión, sino en el bloque del Frente de Todos— en la antesala de la marcha del miércoles pasado, que conmemoró los 10 años de “Ni una Menos”. Esta acción provocó la ira de otras bancadas. “Es lo que siempre hicieron, no me sorprende. La diferencia ahora es que ni siquiera se molestan en avisar. Entonces, si te sumás a ellas, eres feminista; si no, te conviertes en ‘machirula’. Parece que no comprenden que se acabó la idea de ser dueñas de todo. Ni hablar cuando debieron afrontar las atrocidades ocurridas en el Gobierno anterior y decidieron esconderse”, expresó una senadora con experiencia a Infobae. Desde otra bancada aseguraron: “Explotaron a muchos jubilados con la delirante fórmula que celebraba Alberto Fernández. Hasta la del macrismo, incluso con piedras, resultó ser mucho mejor, visto con el diario del lunes. Se ve que perder con ellos un 20% no fue casualidad. Y eso se aplica a otros temas. El problema es que las que quedamos en el medio tendremos que elegir, y eso nos desgasta”. Desde el oficialismo se enviaron mensajes afectuosos tanto al kirchnerismo como a los dialoguistas. “Lo positivo de todo esto es que muchos que ahora son cercanos al Presidente Milei volverán a decepcionarlo y se despojarán de muchas máscaras. A nosotros no nos inquieta. Nadie es perfecto y todos cometemos errores; la gran diferencia con nosotros es que podemos respaldar o criticar las medidas, pero lo que decimos, lo hacemos. La gente ya no se deja engañar”, comentaron a este medio. La situación además reafirma lo que se ha mencionado al menos desde hace un año: La Libertad Avanza parece funcionar a la perfección cuando las aguas están más agitadas. Lo que la oposición aún no ha comprendido —algunos sectores ni siquiera han hecho autocrítica— es la visión del Gobierno y sus supuestos estrategas: todo es por todo y contra todos, sin considerar las consecuencias. “Para construir, primero hay que demoler”, sostienen los soldados oficialistas como un mandamiento. Por ello celebran todos los movimientos del kirchnerismo. En medio de esta trifulca, aparecen jubilados, médicos, infancias y millones de trabajadores —tanto registrados como no— que observan con atención la verdadera compulsa: quién es el titiritero de la semana. Así comienza la campaña electoral, con temáticas curiosas sobre las que pocos se pronuncian y que, de repente, desaparecen de la agenda, quedando en el olvido. En este contexto es donde se encuentran los puntos de unión entre los extremados bandos. El mes que viene, los senadores cobrarán más de $9,5 millones en bruto.
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