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  • Agustín Miller: “De la ciudadanía italiana a los pubs de Irlanda: mi vida en Europa”

    Gualeguay » Debate Pregon

    Fecha: 08/06/2025 12:09

    En un pub con un amigo Hoy les entregamos vivencias de Agustín Miller, desde Dublín, capital de Irlanda. “Viví en Italia, después en Alemania, y hoy me encuentro en Dublín, la vibrante capital de Irlanda. Pero, ¿cómo empezó todo esto? Mi abuela Rosa —la nonna— es italiana, nacida en Siracusa. Hace un tiempo, cansado de esperar un turno para tramitar la ciudadanía italiana en Argentina, decidí tomar el toro por las astas: junté todos los papeles de la nonna, armé las valijas y partí rumbo a su tierra para hacer el trámite directamente allá. Así fue como, el 10 de octubre de 2023, subí a un vuelo directo a Roma con dos ideas fijas en la cabeza: hacer la ciudadanía y aprender un idioma. Cabe aclarar que nunca se me dieron bien los idiomas. Al aterrizar en Europa, apenas manejaba un par de frases en italiano, las que mi abuela me había enseñado entre mates y charlas antes de partir. Pasé cuatro meses en un pueblito de Calabria, en el sur italiano. Ya con el pasaporte europeo en mano y habiendo pisado la tierra de mi nonna, sentí que era hora de conocer el otro lado de mi historia: la tierra de mis ancestros por parte de mi abuelo, Alemania. El centro de Dublín- Poco me importó no saber inglés, y mucho menos alemán. Me las arreglé como pude: algunas frases que memoricé, un traductor en el celular y muchos, muchos gestos. Viví siete meses en Bad Wörishofen, un pueblo en las afueras de Múnich. Trabajé en un hotel y entre una cosa y otra, también aproveché para recorrer distintos rincones de Europa. Pero en ese ir y venir entendí algo: si quería abrirme al mundo, necesitaba aprender inglés de verdad. Así que opté por cambiar de rumbo y, en enero de 2025, me mudé a mi tercer país: Irlanda. Una nueva ciudad, un nuevo idioma, y otra página por escribir. Paisajes de Irlanda Hoy llevo medio año viviendo en Dublín con mi pareja, Bianca. Mi inglés, aunque todavía imperfecto, ha mejorado muchísimo. Las clases ayudan, claro, pero nada enseña tanto como el día a día: pedir un café, salir a buscar trabajo o simplemente no quedarse afuera de una conversación. Dublín tiene ese clima que no es ni muy frío ni muy caluroso, las temperaturas extremas son raras. No hay nieve en invierno, y los veranos son frescos, nada que ver con los veranos sofocantes del continente. Acá, los veranos no superan los 25°. Tiempo atrás, antes de planear este viaje, había hecho una tecnicatura en turismo en Argentina. Fue algo que estudié por gusto, sin saber muy bien si algún día me serviría de algo más que para planear viajes propios o recomendar destinos a amigos. Pero una vez instalado en Dublín, viviendo en una ciudad con historia, arquitectura y visitantes de todos lados, decidí que era momento de desempolvar ese título y probar suerte por ese lado. Al fin y al cabo, estaba en el lugar justo: una capital llena de turistas, con ganas de conocer y de que alguien les cuente bien la historia detrás de cada rincón. Actualmente trabajo como guía turístico para una agencia, llevando grupos de hispanohablantes a descubrir los rincones de esta ciudad. Además, paralelamente trabajo en un restaurante, lugar que también lo tomo como una escuela donde a diario practico el idioma.” (continuará)

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