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  • Concordia a comienzos del siglo XX: transformaciones de su espacio urbano

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 07/06/2025 18:12

    La historia de una ciudad no solo nos permite comprender su pasado, sino que también nos brinda las herramientas para reflexionar sobre su desarrollo e identidad colectiva. Como señala Pierre Nora en su estudio sobre los lugares de memoria, “el conocimiento histórico es fundamental para la construcción del sentido de pertenencia y la proyección del futuro”. En este sentido, observar las huellas del pasado no es solo un ejercicio intelectual, sino un compromiso con el crecimiento y la transformación social de una comunidad. En una publicación de la revista dominical “La Calle”, del 19 de octubre de 1969, se mencionan valiosos testimonios y documentos sobre cómo era nuestra ciudad en los primeros años del siglo XX, especialmente su plaza principal y su mercado. Gracias a estos relatos, podemos reconstruir una imagen de Concordia de aquel tiempo y reconocer los cambios que ha experimentado a lo largo de las décadas. El cronista describe que, en los primeros años de la década de 1900, la Plaza 25 de Mayo tenía un aspecto muy distinto al actual. En lugar de los jardines y monumentos que hoy conocemos, la plaza estaba delimitada por una plantación de naranjos, cuyos contornos trazaban sus diagonales. Se creía que estos árboles tenían un origen remoto, posiblemente vinculado a la presencia jesuítica en la región. En el centro de la plaza se alzaba una columna con escalones de mármol y material sólido, coronada por una figura alegórica. Aproximadamente, en 1906 se decidió su demolición, iniciándose la construcción de la estatua del General San Martín, que sería inaugurada el 25 de mayo de 1910. Junto a la columna central, en dirección al edificio de la policía, se encontraba un mástil donde se izaba la bandera en actos cívicos. A su vez, en el lado opuesto, hacia el oeste, se había instalado el único foco eléctrico de la plaza, montado sobre una columna de hierro. La rutina diaria incluía encenderlo por la noche y retirarlo por la mañana, debido a la duración limitada de las lámparas. Otro elemento característico de la plaza era una estructura de madera, ubicada entre la zona central y la calle 1º de Mayo. Elevada sobre pilotes y rodeada por una baranda, este edificio albergaba en su parte baja una confitería y despacho de bebidas, era un punto de reunión para tertulias vespertinas de los vecinos. La iluminación, en ausencia de electricidad generalizada, se realizaba mediante lámparas y faroles a querosén. Con la demolición de la columna central, la estructura de madera fue trasladada a la Plaza Española, ubicada en el inicio de la calle Entre Ríos, al sur del Hospital Heras. Esta plaza, rodeada de eucaliptos, albergaba las tradicionales romerías españolas, eventos animados por jotas y fandanguillos. Como parte de esas celebraciones, se solía contratar orquestas provenientes de Buenos Aires para amenizar los festejos, que podían extenderse por toda una semana. Al norte de la Plaza 25 de Mayo, donde actualmente se erige el edificio de la Municipalidad, se encontraba el Mercado. A diferencia de la organización municipal actual, este mercado ocupaba media manzana y sus puestos de venta de carnes y verduras se distribuían en corredores laterales. En el centro del predio, un molino de viento alimentaba un tanque cilíndrico de aproximadamente dos mil litros, que proporcionaba agua a los comerciantes y vecinos que acudían regularmente en busca de este recurso. La entrada principal del mercado daba frente a la plaza, con un gran portón, aunque también había accesos por la calle Alberdi y dos laterales por Pellegrini. Mirar hacia el pasado nos permite comprender el desarrollo histórico de nuestra ciudad y valorar las iniciativas de quienes la forjaron. Rescatar estos fragmentos de historia nos invita a reflexionar sobre cómo seguimos avanzando y cómo podemos proyectarnos hacia un futuro donde la identidad y la memoria sean fundamentos esenciales en la construcción de una sociedad más solidaria y consciente de su legado. Nos volveremos a encontrar en una semana para seguir descubriendo más historias de Concordia y la región. Museo Regional Palacio Arruabarrena

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