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  • Revivir La Movida madrileña desde dentro: "No ha habido otro movimiento que aglutine tantas disciplinas"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/06/2025 05:30

    "Yo no recuerdo un solo libro, un solo cuadro, un solo disco; nada, de la Movida no ha quedado nada", afirmaba en 1991 José María Álvarez del Manzano, que reducía ese movimiento cultural a "algo etéreo, una propaganda política" que "no ha dejado un solo poso". Si por casualidad el exalcalde de Madrid siguiera dudando de la materialidad y riqueza de la Movida —que todo podría ser—, no tiene más que pasarse cualquier día de 16 a 21 por la sede madrileña de la Sociedad General de Autores y echar un vistazo a La Movida, juventud y libertad. 1977-1986, una exposición que, en palabras de su comisario, Sabino Méndez, es "humilde pero incluye grandes joyas". Entre las piezas expuestas se cuentan dos Electroduentes, la auténtica Bola de Cristal procedente del museo de RTVE, la marioneta de Horacio Pinchadiscos, fotografías de Alberto García Alix, Domingo J. Casas y Miguel Trillo, cuadros de Ceesepe, de El Hortelano y de Fabio McNamara, ropa diseñada por Tino Casal y Sybila, guiones de Pedro Almodóvar escritos a mano en libretas de la Compañía Telefónica Nacional de España, la primera Super-8 del director manchego, discos de oro, una guitarra Hofner de 12 cuerdas de Álvaro Urquijo, una Telecaster de Emilio de Los elegantes, una Ibanez Les Paul de Jorge Ilegal, el original de Guillermo Pérez Villalta para la portada del single Groenlandia de Zombies, fotos de promoción y vestuario de músicos como Nacho Cano, Alejo Stivel, Javier Furia o Víctor Coyote, este último, encargado también del diseño gráfico de la muestra. Una mujer en la exposición 'La Movida, juventud y libertad. 1977-1986'. / Europa Press / RICARDO RUBIO "En los últimos 50 años no ha habido otro movimiento que aglutine tantas disciplinas como La Movida", aseguraba durante la presentación a la prensa Sabino Méndez, que llegaba a comparar este fenómeno madrileño a, salvando las distancias, tendencias artísticas como el Barroco. "Lo que no hubo, sin embargo, fue literatura", puntualizaba Méndez, que achacaba esa carencia al hecho de que "la literatura requiere tiempo porque es un arte de cocinado lento". Por ello, si bien se incluyen en la muestra libros que han analizado el fenómeno a posteriori, —como Corre, rocker: crónica personal de los ochenta del propio Méndez, Alaska de Rafa Cervera o Sólo se vive una vez: esplendor y ruina de la movida madrileña de José Luis Gallero—, la inmediatez de la época está recogida en una amplia variedad de revistas y fanzines. Entre las primeras, ejemplares de La Luna de Madrid, de El Víbora o de Metal Hurlant; entre los segundos, cabeceras míticas como 96 lágrimas de Sardi, Rococó de Miguel Trillo o Ediciones Moulinsart. La mayoría de estos materiales han sido prestados para la ocasión por los propios protagonistas de la Movida, algunos de los cuales asistieron a la inauguración de la muestra. Nombres como Paco Clavel, Mariví Ibarrola, Alberto García-Alix, Joaquín Rodríguez de Los Nikis, Jesús Ordovás, Patricia Godes, Teo Caralda de Golpes Bajos, José Luis Moro de Un Pingüino en mi ascensor, su compañero en el grupo, Mario Gil –también miembro de La Mode, Paraíso y Aviador Dro—, el Gran Wyoming, o Ricardo Moreno de Los Ronaldos. Fotografías expuestas en la muestra. / Europa Press / RICARDO RUBIO "Como dice Pablo Sycet, La Movida no fue un movimiento programático, tampoco fue un movimiento que tuviera líderes, sino un movimiento colectivo", recordaba Méndez que, entre los materiales seleccionados, ha conseguido un folleto de la Subasta pro Chinas, iniciativa colectiva para conseguir dinero con el que reponer los instrumentos y el equipo de Las Chinas, después que les hubieran sido robados. Un ejemplo perfecto de trabajo colectivo y ayuda mutua en el que, entre otras obras, se vendieron un acrílico de Luis Auserón (salida 3.000 pesetas, 18 euros), un Broto (salida 7.000 pesetas, 42 euros), un Costus (8.000 pesetas de salida, 48 euros), un Dis Berlin (8.000 pesetas de salida, 48 euros), un aguafuerte de Guerrero (7.000 pesetas, 42 euros), una fotografía de Pablo Pérez Mínguez (10.000 pesetas, 60 euros), un Pérez Villalta (5.000 pesetas, 30 euros) y una serigrafía de Andy Warhol de 1975 a 80.000 pesetas de salida (480 euros). Medio siglo de movidas A punto de cumplir cincuenta años, la Movida y el contexto histórico en el que surgió resulta ya un fenómeno distante para muchos de los nacidos en democracia que, si bien han tenido noticia de él por los medios de comunicación, el enfoque de esas informaciones suele ser superficial, frívolo y confuso. No es el caso de La Movida, juventud y libertad. 1977-1986. A pesar de sus limitaciones —especialmente de espacio—, Sabino Méndez y el equipo de la SGAE han sabido destacar la relevancia de acontecimientos clave a veces olvidados. Por ejemplo, el exilio en Madrid de artistas argentinos como Moris, Joe Borsani, Rubi, Ariel Rot y Alejo Stivel que huían de la dictadura militar de su país, la importancia del háztelo tú mismo surgido del punk, la decadencia del rock urbano ante la modernidad de la nueva ola, la espontaneidad frente al academicismo, la precariedad de las comunicaciones —"no había móviles, te enterabas por las cosas por los carteles"— o la diversidad geográfica del fenómeno. Si bien se focalizó en Madrid, sede de las discográficas y los medios de comunicación en un Estado todavía centralista, la Movida aglutinó a grupos y artistas de Cataluña, Galicia, Andalucía, Zaragoza, el País Vasco o Asturias. Por último, también han diferenciado las diferentes oleadas de la Movida porque, aunque puedan formar parte del mismo fenómeno, por muy punkis que fueran en sus inicios, Hombres G no son Kaka de Luxe. Hablando de Kaka de Luxe, es inevitable que en la muestra se echen a faltar algunas piezas que fueron importantes para el desarrollo de La Movida. Entre ellas, el fanzine de Carlos Berlanga y Fernando Márquez, "El Zurdo", que terminaría dando nombre al grupo Kaka de Luxe, o incluso algún ejemplar de Madriz, la revista de cómic en la que colaboraron artistas como El Hortelano, Ouka Leele y Ana Juan. Financiada por el Ayuntamiento de la capital, la publicación fue calificada por un joven Alberto Ruiz Gallardón de "porquería repugnante, pornográfica, blasfema, en el sentido jurisdiccional de la palabra, contraria a la moral y a la familia". Eran otros tiempos.

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