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  • La médica que creó un método para salvar a los recién nacidos en su primer minuto de vida: “Cada bebé es visto a través de sus ojos”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/06/2025 02:46

    La mujer notó la poca atención que se prestaba a los bebés en sus primeros minutos de vida y comenzó a buscar una manera rápida y eficaz de mejorarla “Nueve meses de observación de la madre seguramente justifican un minuto de observación del bebé”. Con esa sencilla premisa y un método eficaz para aplicarla, a mediados del siglo pasado una anestesióloga especializada en obstetricia cambió radicalmente las prácticas médicas sobre los recién nacidos y salvó de la muerte a millones de bebés. Hoy, el sistema de puntuación que ideó se utiliza en las salas de parto de todo el mundo para guiar a los profesionales clínicos en la evaluación de los recién nacidos para detectar con rapidez a aquellos que podrían necesitar una atención urgente. Entre 1930 y 1950, la tasa de mortalidad infantil en los Estados Unidos disminuyó de manera notable. Ese logro, sin embargo, se veía empañado por un fenómeno se resistía esa tendencia: el número de fallecimientos de bebes en las primeras 24 horas después del nacimiento se mantenía constante y su frecuencia seguía siendo alta. Como anestesióloga obstétrica –una de las primeras del país-, la doctora Virginia Apgar tenía una vasta experiencia en asistir partos y, consciente de ese problema, comenzó a preguntarse qué se podía hacer en los primeros minutos de vida para tratar de reducir esa tasa. Eso la llevó a observar qué sucedía a su alrededor en la sala de partos y notó que, apenas nacido el bebé, toda la atención se volcaba sobre la madre, mientras que el cuidado de la criatura quedaba a cargo de enfermeras o residentes médicos con escasa experiencia. En otras palabras, los recién nacidos ocupaban un lugar secundario en la escena, sin que se le prestara mucha atención clínica a sus primeras reacciones, salvo en los casos que mostraban evidentes dificultades para respirar. Pensó que una revisión clínica más exhaustiva y sistematizada en los primeros momentos de vida podría llevar a la detección inmediata de problemas de salud y a asistirlos con rapidez, reduciendo así el riesgo de muerte. Ideó y propuso entonces una revisación médica que debía realizarse exactamente al primer minuto de vida del bebé – y, de ser necesario, repetirlo a los cinco minutos – para evaluar con un sistema de puntos a los recién nacidos a partir de la observación de cinco ítems: Apariencia, Pulso, Gestos, Actividad y Respiración. Así nació la escala APGAR, llamada así por su apellido, pero también por las iniciales de esos ítems. Con ese sencillo sistema de evaluación, un crónometro y una hoja pautada, la doctora Apgar cambió el enfoque de la parturienta al neonato e inició una revolución en la obstetricia, la pediatría y la anestesiología que salvaría innumerables vidas. Cuando la presentó, a muchos de sus colegas les resultó extraño que la propuesta viniera de una anestesióloga obstétrica y no de un pediatra o un neonatólogo, pero lo cierto es que para idear esa escala Virginia Apgar había aplicado el sistema que la había guiado durante toda su vida: observar, sacar conclusiones y llevarlas a la práctica. La doctora Virginia Apgar comenzó a preguntarse qué se podía hacer en los primeros minutos de vida para tratar de reducir la tasa de mortalidad infantil Una investigadora tenaz Virginia Apgar nació el 7 de junio de 1909 en Westfield, Nueva Jersey, Estados Unidos. Era la menor de los tres hijos de Helen May Clarke y Charles Emory Apgar, un ejecutivo de negocios y astrónomo aficionado cuyo trabajo como radioaficionado expuso una red de espionaje durante la Primera Guerra Mundial. El hermano mayor de Virginia murió prematuramente a causa de una tuberculosis y su segundo hermano padecía una enfermedad crónica. Es probable que estas adversidades fueran el motivo de que, al graduarse en el Westfield High School en 1925, la única hija mujer de la familia tuviera claro que quería ser médica. Comenzó a estudiar en el Mount Holyoke College y se graduó en 1929 en la especialidad de zoología y créditos en fisiología y química. De allí pasó a cursar la carrera de medicina en la Universidad de Columbia, donde se graduó en 1933 en el College of Physicians and Surgeons. Quería ser cirujana y para especializarse consiguió un contrato para realizar prácticas en Columbia, pero Allen Whipple, el responsable de cirugía del Columbia-Presbyterian Medical Center y una verdadera leyenda de la especialidad, la disuadió con el argumento que las mujeres no solían tener éxito en esa disciplina. La alentó, en cambio, a dedicarse a la anestesiología –una especialidad practicada en aquel momento fundamentalmente por enfermeras–, porque creía que la joven médica tenía “la energía, inteligencia y habilidad necesarias para elevar el nivel profesional” de esa práctica. Orientada por Whipple, Virginia Apgar se formó durante seis meses con el anestesiólogo Ralph Waters en la Universidad de Wisconsin-Madison, donde fue la única mujer en un grupo de otros quince estudiantes y completó su especialización durante otros seis meses con el anestesiólogo Ernest Rovenstine en el Hospital Bellevue de Nueva York. En 1938 volvió como asistente a la recién formada división de anestesiología, como asistente del Columbia. Para entonces, la anestesiología comenzaba a convertirse en una especialidad médica reconocida, para formarse en la cual los médicos hacer residencias hospitalarias. Para 1949, antes de cumplir los 40 años, Virginia Apgar se convirtió en la primera profesora titular del Columbia. Dedicada a la anestesiología obstétrica, comenzó a investigar los efectos en los recién nacidos de la anestesia administrada a sus madres durante el parto. En eso estaba cuando notó la poca atención que se prestaba a los bebés en sus primeros minutos de vida y comenzó a buscar una manera rápida y eficaz de mejorarla. De esa investigación surgió el test que la haría famosa, la escala APGAR. El método que inventó consiste en cinco criterios: apariencia, pulso, gestos, actividad y respiración La escala salvadora Una historia nunca comprobada cuenta que la primera vez que Virginia Apgar escribió los cinco ítems en los que se basa la escala fue en el buffet del hospital, cuando un médico residente le preguntó qué era la que había que observar para evaluar la salud de los recién nacidos. Como respuesta, Virginia Apgar escribió cinco palabras sobre una servilleta de papel: Apariencia, Pulso, Gestos, Actividad y Respiración. En cambio, el hecho comprobable es que presentó y explicó su método en julio de 1953, en un artículo titulado A proposal for a new method of evaluation of the newborn infant (Propuesta de un nuevo método de evaluación del recién nacido). El examen que proponía debía realizarse en el primer minuto de vida del bebé y le asignaba al neonato una puntuación de 2, 1 ó 0 en cada uno de los ítems que había que observar. El 2 significaba que el neonato estaba en condiciones óptimas, el 1 que estas condiciones eran regulares y el 0 que estaba en peligro. Las categorías eran y siguen siendo hoy las mismas: Color: normal / manos y pies azulados / cuerpo pálido o azulado (Apariencia). Frecuencia cardíaca: superior a 100 latidos por minuto / inferior a 100 latidos o sin pulso (Pulso). Reflejos: reacciona ante la estimulación / pequeños gestos faciales / sin respuesta (Gesticulación). Tono muscular: actividad espontánea / brazos y piernas flexionadas con escasos movimientos / sin movimientos (Actividad). Ritmo y esfuerzo respiratorio: normales y llanto adecuado / lento y llanto débil / ausente (Respiración). Virginia Apgar nunca se casó ni tuvo hijos y dedicó toda su vida a la medicina y a la investigación médica La suma de las puntuaciones de cada recién nacido oscila entonces entre 0 y 10, con el 10 como calificación óptima. Se realiza un minuto después del nacimiento y, en caso necesario, cinco minutos más tarde. También relacionaba la puntuación con el desarrollo del parto y los anestésicos aplicados a la madre. Por ejemplo, y con ayuda de colegas con conocimientos en cardiología, demostró que la anestesia con ciclopropano podía provocar bajos niveles de oxígeno en los bebés y, por lo tanto, una baja puntuación en el test. “Para verificar la precisión aproximada de las diversas puntuaciones, se examinó el destino de los bebés en mal estado, regular y bueno. Después de esta experiencia inicial, nos parece que los grupos 8, 9 y 10 indican bebés en buen estado; 0, 1 y 2, mal estado; y las puntuaciones restantes, regular estado”, detallaba Apgar. Así, por primera vez aplicaba una métrica objetiva para predecir la mortalidad infantil. La puntuación también identificaba rápidamente a los bebés en peligro, reduciendo así el tiempo hasta la reanimación agresiva. En el Columbia, la doctora Apgar se ocupó personalmente de formar a los profesionales para que aplicaran de manera correcta su método de evaluación y descubrió un factor subjetivo que podía modificar sus resultados. Por eso recomendó que ninguno de los profesionales que atendía el parto realizara el test al recién nacido. “Él o ella está invariablemente involucrado emocionalmente con el resultado del parto y con la familia, y no puede, o inconscientemente no, tomar una decisión precisa sobre la puntuación total. No conozco ningún estudio fiable que compare las puntuaciones otorgadas por diversos profesionales de la sala de partos, pero tengo la firme impresión de que los obstetras otorgan puntuaciones más altas que los anestesiólogos, las enfermeras anestesistas, los pediatras o las enfermeras de sala de partos”, escribió en un trabajo posterior. Virginia Apgar nació el 7 de junio de 1909 en Westfield, Nueva Jersey, Estados Unidos, y era la menor de tres hermanos. Murió en 1974 a los 65 años Un método universal Resistida en un principio, la escala APGAR pronto se llegó a aplicar en todos los hospitales estadounidenses y en otros países del mundo. En 1959, su creadora dejó Columbia y obtuvo una Maestría en Salud Pública en la Escuela de Higiene y Salud Pública Johns Hopkins. Mientras tanto, seguía investigado y fue la primera en advertir que los problemas relacionados con los nacimientos prematuros estaban directamente relacionados con la puntuación del test de Apgar. También se dedicó a recorrer el país y dar conferencias sobre la importancia de la detección precoz de los defectos congénitos y la necesidad de investigar en esa área. Su labor de difusión fue de largo alcance: publicó más de sesenta artículos científicos, innumerables notas de divulgación científica para periódicos y revistas, y el libro Is My Baby All Right?, dirigido a los padres. Virginia Apgar nunca se casó ni tuvo hijos y dedicó toda su vida a la medicina y a la investigación médica. Murió de cirrosis los 65 años, el 7 de agosto de 1974 en el Centro Médico Presbiteriano de Columbia. Hoy la puntuación de Apgar se sigue utilizando en todo el mundo para ayudar a los médicos a descubrir rápidamente a los bebés que están en riesgo. “Su uso es tan universal que se dice que cada bebé que nace en un hospital del mundo es visto por primera vez a través de los ojos de la doctora Virginia Apgar”, señalan tres de sus colegas en uno de los tantos artículos que se han escrito en su homenaje.

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