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Parana » Informe Digital
Fecha: 06/06/2025 17:00
A casi tres años de que el Gobierno aprobara la única vacuna en el mundo destinada a combatir la “leucosis bovina enzoótica”, su creadora ha advertido sobre el riesgo de desmantelamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Denunció recortes, eliminación de vacantes y la pérdida de autonomía en el área de investigación. El éxodo silencioso del personal y la disminución de su autarquía amenazan gravemente la independencia institucional del INTA. La voz de alerta proviene de Karina Trono, directora del Instituto de Virología del INTA. En una entrevista con LA NACION, expresó que las decisiones oficiales orientadas a centralizar la gobernanza, recortar financiamiento y eliminar vacantes han desmantelado por completo el equipo que formó durante 15 años. Trono participa en mesas de sanidad y bienestar donde se debaten las políticas sanitarias de diversos organismos nacionales. Encabezaba un equipo compuesto por becarios, postdocs, investigadores junior y técnicos, que también lideró los diagnósticos del SARS-CoV-2 durante la pandemia. “Solo quedan dos técnicos. Los médicos se han ido, los posdoctorados finalizaron y no les ofrecieron continuidad. Los investigadores junior que se incorporaron han renunciado”, relató con profundo pesar. Este equipo desarrolló un virus genéticamente modificado para tratar el linfosarcoma, una de las formas más letales de la leucosis bovina, una enfermedad que afecta al 90% de las vacas lecheras en Argentina. Este trabajo constituye una investigación inédita a nivel mundial. En el INTA Castelar, donde se llevan a cabo estas investigaciones, laboraban cerca de mil personas, pero muchos de los investigadores, especialmente los más jóvenes, decidieron retirarse o fueron desvinculados. Esto, argumentó, conlleva una pérdida de capacidad técnica y perspectivas futuras. “Nos estamos quedando los más mayores, y están extrayendo la fuerza laboral y el futuro. Mi función es representar a los investigadores de Castelar, donde funcionan cuatro centros de investigación, y hemos estado debatiendo intensamente sobre la situación actual del INTA”, enfatizó. Karina Trono es la directora del Instituto de Investigación Virología del INTA Castelar, y la responsable del proyecto contra la leucosis bovina. Gentileza Dentro del organismo se percibe una sensación de incertidumbre respecto a su futuro. “Sentimos que no hay certeza alguna sobre cómo va a avanzar la situación. Hay intenciones de modificar la estructura del Consejo Directivo y la operativa, de eliminar discusiones internas en los centros de investigación y regionales. También se busca cambiar el mapa temático para adoptar una estructura programática distinta”, precisó. La gestión del presupuesto se realiza en función de cada disciplina y, a su juicio, ese criterio ha sido exitoso. “Se fundamenta en base a los problemas y oportunidades del sector que detectamos a través de nuestros programas nacionales. La propuesta actual es elaborar un mapa temático que redunde en menos proyectos, disminuyendo el financiamiento que otorga el INTA, y limitando a describir qué proyectos puede ejecutar el INTA o cuáles podrían ser financiados por el sector privado. Esto es radicalmente diferente a lo que se había hecho hasta ahora,” sostuvo. El equipo ha trabajado con financiamiento extra-presupuestario mediante subsidios nacionales, internacionales y convenios con empresas del sector privado que apoyan investigaciones. “Estos acuerdos se forjan caso por caso, a partir de las demandas y en función de nuestras percepciones sobre necesidades reales del sector,” afirmó. Ahora se ven obligados a crear un portafolio basado únicamente en “qué proyectos puede financiar el INTA” y “cuáles no”. “Estamos perdiendo nuestra capacidad de respuesta. Y esto es crucial: los investigadores necesitamos margen para actuar ante demandas urgentes o necesidades a cubrir,” puntualizó. Notaron estos cambios con la gestión de Javier Milei. “Se han reducido los fondos para proyectos, pero lo más alarmante es el recorte de subsidios de la Agencia Nacional, y la desaparición del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Los proyectos aprobados y evaluados, tanto por el sector agropecuario como por el científico, están estancados, y no podemos cumplir con nuestras responsabilidades. Nos hallamos en una situación de incertidumbre. Ignoramos por qué desean cortar nuestro brazo ejecutor,” expuso. Argumentó que la defensa ante los ataques al INTA es que los equipos de investigación “no realizan cualquier actividad”. Están en la línea de frente frente a emergencias sanitarias en el país. “Un caso ejemplar fue la pandemia por SARS-CoV-2. Estábamos preparados, dado que somos un organismo dedicado al diagnóstico de enfermedades animales. Gracias a ello, pudimos ofrecer diagnóstico al sistema sanitario humano. Contábamos con un laboratorio de bioseguridad, forjamos un acuerdo con el Ministerio de Salud, proporcionamos diagnósticos y luego los transferimos a los hospitales. Yo estuve allí. Y hay innumerables ejemplos que podrían demostrar lo que hemos logrado,” recordó. El personal de INTA Castelar se manifestó en defensa del organismo Gentileza El problema radica en que se están tomando decisiones sin un análisis profundo que comprenda el papel de las áreas de investigación involucradas. “No se están restituyendo las vacantes. No hay ingresos del Conicet ni de la Agencia. Se corta la rueda. Carecemos de interlocutores que comprendan cómo opera la ciencia; no se buscan datos reales. Están desmantelando una institución de 70 años sin conocerla,” agregó. El éxodo silencioso de profesionales, motivado por la incertidumbre acerca del futuro o la búsqueda de salarios dignos, ha llevado a muchos a buscar oportunidades en el sector privado o en el exterior. “No se puede juzgar a quienes se van: no logran llegar a fin de mes. Y estamos hablando de personas con doctorados y años de experiencia. ¡Es frustrante!” razonó. Por último, advirtió que el modelo que sustenta al INTA, basado en la cooperación pública, la ciencia aplicada y el vínculo con el sector agro, se encuentra actualmente en peligro. “El capital humano es el recurso más valioso del INTA, la materia gris: ese capital ya se está perdiendo,” concluyó. La leucosis bovina enzoótica (LBE) es una enfermedad infecciosa viral crónica que afecta al ganado bovino adulto, causada por un virus de la familia retroviridae. Gentileza
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