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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/06/2025 11:03
El Rodrigazo, nombrado así por el ministro de Economía Celestino Rodrigo, incluyó una devaluación del 160%, alzas generalizadas de tarifas y recortes salariales El 5 de junio de 1975, dos días después de asumir como ministro de Economía de la Nación, Celestino Rodrigo anunció un programa económico que buscó reducir el déficit fiscal y contener la inflación. Ese mismo día se puso en marcha una batería de medidas que produjo una de las mayores conmociones económicas de la historia argentina. Desde entonces, los analistas comenzaron a llamarlo el Rodrigazo. El gobierno de María Estela Martínez de Perón, también conocida como Isabel Perón, afrontaba una coyuntura crítica: había perdido respaldo político, la economía se descontrolaba y el frente sindical advertía sobre el deterioro del poder adquisitivo. ¿Qué problemas buscaba solucionar el plan? Rodrigo buscaba resolver principalmente tres problemas con su plan económico: Déficit fiscal elevado : Rodrigo advirtió que el déficit del sector público alcanzaba los 60 mil millones de pesos ley , sin contar una insuficiencia adicional de 20 mil millones en el área energética. La intención era frenar este desequilibrio mediante aumentos de tarifas, recortes salariales y ajuste del gasto público. Inflación acelerada : En los meses previos al Rodrigazo, la inflación mensual ya mostraba cifras preocupantes, con aumentos del costo de vida del 9,8% en abril y del 21% en junio . Rodrigo pretendía contener esa dinámica mediante un shock de precios relativos que, según su lógica, estabilizaría la economía tras una corrección inicial. Distorsiones cambiarias y pérdida de reservas: Existía una gran brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, con múltiples cotizaciones (comercial, financiero y turístico) y un mercado informal desbordado. Rodrigo buscó reducir esa brecha mediante una fuerte devaluación, mientras las reservas internacionales del Banco Central caían aceleradamente (de 1.400 a 700 millones de dólares en seis meses). La marcha del Rodrigazo En ese contexto, el plan impulsado por Rodrigo incluyó una devaluación del tipo de cambio oficial, un incremento generalizado de tarifas, el alza de las tasas de interés y una política de contención salarial. Rodrigo llevó el dólar comercial de 10 a 26 pesos, una suba del 160%. En paralelo, el dólar financiero pasó de 15 a 30, mientras que se creó un nuevo tipo de cambio turístico, que alcanzó los 45 pesos. En algunos casos, el alza del tipo de cambio superó el 160%, en medio de un sistema de cotizaciones desdobladas. Celestino Rodrigo asumió como ministro de Economía el 2 de junio de 1975 y renunció 49 días después Las tarifas de servicios públicos subieron entre el 40 y el 75%. Las naftas comunes treparon 181% y la súper 172%. La energía eléctrica aumentó un 75%. El transporte público, que incluía colectivos y trenes, también sufrió incrementos: el boleto de colectivo pasó de 1 a 1,5 pesos, mientras que los pasajes de trenes aumentaron entre un 80% y un 120%. Estos incrementos modificaron de forma abrupta los precios relativos de la economía. El índice de precios al consumidor (IPC) se disparó un 335% en el año. La inflación, que en 1974 había sido del 40%, escaló sin control. En junio de 1975, el costo de vida se incrementó un 21%, y en julio ya marcaba un alza mensual del 35%. En pocos días, el país experimentó un fuerte desabastecimiento. Las góndolas de los supermercados quedaron vacías. Las expectativas se deterioraron rápidamente y el mercado paralelo de divisas reflejaba cotizaciones que superaban por completo los valores oficiales. El Rodrigazo también impactó en las reservas internacionales. A fines de 1974, el Banco Central acumulaba 1.400 millones de dólares. Para junio de 1975, esa cifra se había reducido a la mitad: quedaban apenas 700 millones. En simultáneo, la deuda externa alcanzaba los 10.000 millones de dólares. La posibilidad de una cesación de pagos comenzaba a ganar terreno en los análisis del momento. Una de las características centrales del plan fue que adelantó el ajuste de precios respecto de los salarios. Se intentó fijar un tope a las subas salariales del 38% y luego del 40%, en momentos en que los incrementos de precios ya duplicaban esas cifras. Las paritarias firmadas por los sindicatos superaban con frecuencia el 70%, lo que generó un fuerte conflicto con el gobierno. Las organizaciones gremiales se opusieron con fuerza a las medidas. La Confederación General del Trabajo (CGT) encabezó un paro general de 48 horas y organizó una movilización multitudinaria hacia Plaza de Mayo. En medio del conflicto, el ministro de Trabajo, Cecilio Conditti, convalidó los acuerdos paritarios alcanzados por los gremios y derogó el decreto que anulaba esas negociaciones. El plan económico de Rodrigo fue ideado junto a Ricardo Zinn, entonces secretario de Programación y Coordinación Económica. Ambos promovían una economía autorregulada por el mercado, con menor intervención estatal, apertura al capital extranjero y liberación de las tasas de interés. El objetivo declarado era iniciar una transformación estructural profunda, aunque la reacción social impidió su aplicación completa. El propio Rodrigo justificó su programa como una necesidad inevitable frente al desequilibrio fiscal. En su discurso de asunción, advirtió sobre un déficit del sector público superior a los 60 mil millones de pesos ley, sin incluir la insuficiencia financiera del sector energético, que sumaba otros 20 mil millones. Además, alertó sobre una caída abrupta de divisas y operaciones en el mercado informal a precios muy superiores al dólar oficial. La protesta sindical culminó en un paro general de 48 horas convocado por la CGT y una movilización en Plaza de Mayo En términos de empleo, a pesar del caos inflacionario, la economía aún reflejaba estadísticas positivas. En abril de 1975, el desempleo se encontraba en 3,2%. Sin embargo, la recesión posterior al Rodrigazo puso fin a once años consecutivos de crecimiento económico. A lo largo de los meses siguientes, la situación social se deterioró con rapidez. Desde una perspectiva política, el Rodrigazo se produjo en un momento de vacío de poder. La muerte de Juan Domingo Perón en julio de 1974 había dejado a Isabel Perón al frente de un gobierno sin autoridad. La violencia política aumentaba, con la guerrilla como protagonista, mientras la figura de José López Rega, entonces ministro de Bienestar Social, adquiría un rol central en las decisiones más importantes. Fue López Rega quien impulsó el nombramiento de Rodrigo, un funcionario con antecedentes en el primer gobierno peronista, que también practicaba el esoterismo. Rodrigo llegó al Ministerio de Economía luego de que su antecesor, Alfredo Gómez Morales, reconociera públicamente que ya no podía continuar en el cargo. Rodrigo permaneció apenas 49 días como titular del Palacio de Hacienda. El 19 de julio de 1975 renunció, dos días después de que López Rega abandonara el país. La gestión de ambos quedó asociada al colapso económico de ese año. Rodrigo fue luego detenido y pasó casi cuatro años en prisión por cargos vinculados a su paso por el gobierno. Tapa de un diario del 6 de junio de 1975, al día siguiente del anuncio del paquete económico que incluyó devaluación, subas de tarifas y congelamiento salarial En las semanas siguientes a su renuncia, el Ejecutivo introdujo cambios en el gabinete. El nuevo ministro de Trabajo, Carlos Ruckauf, habilitó las paritarias libres y homologó los acuerdos alcanzados. El sucesor de Rodrigo, Antonio Cafiero, intentó recomponer la situación sin grandes resultados. Resultados del Rodrigazo En resúmen, Rodrigazo produjo una serie de resultados inmediatos y contundentes, tanto en el plano económico como en el social y político. Entre los más relevantes se destacan: Explosión inflacionaria : En 1975, la inflación anual alcanzó el 335% , un salto drástico frente al 40% registrado en 1974. Solo en junio , el índice de precios al consumidor subió un 21% , y en julio , un 35% . La política de shock generó un aumento automático de precios en toda la cadena productiva. Caída del poder adquisitivo : Mientras las tarifas, el tipo de cambio y los combustibles subían más de 100%, el gobierno intentó limitar los aumentos salariales al 38% y luego al 40% . Esa política derivó en una fuerte pérdida del poder de compra de los trabajadores y en una caída real de los ingresos. Desabastecimiento y recesión : A los pocos días del anuncio, se produjo un desabastecimiento generalizado . Los supermercados quedaron vacíos y comenzó una etapa de recesión que interrumpió once años consecutivos de crecimiento económico. Fuerte reacción sindical : La CGT respondió con un paro general de 48 horas y una movilización masiva en Plaza de Mayo . La presión sindical forzó al gobierno a convalidar paritarias por fuera de los topes oficiales y derogó el decreto que intentaba anularlas. Crisis política : El conflicto derivó en la renuncia de Celestino Rodrigo apenas 49 días después de asumir. También dejó el país José López Rega , quien había promovido su designación. El gabinete fue reestructurado y el gobierno de Isabel Perón quedó aún más debilitado. Desplome de las reservas y amenaza de default: Las reservas internacionales del Banco Central cayeron de 1.400 millones de dólares en diciembre de 1974 a 700 millones en junio de 1975. Aumentó la percepción de riesgo de una cesación de pagos, con una deuda externa de 10.000 millones de dólares. En definitiva, el Rodrigazo dejó marcas duraderas. Su impacto no solo afectó el bolsillo de los trabajadores, sino que también modificó la dinámica de las relaciones laborales y la estructura económica. Para muchos analistas, ese programa anticipó medidas que se profundizaron a partir del golpe de Estado de 1976, cuando el nuevo régimen suprimió la resistencia sindical y consolidó una transferencia de recursos hacia el sector exportador. La figura de Ricardo Zinn, considerado uno de los ideólogos del plan, continuó teniendo influencia en gobiernos posteriores. Su frase “Achicar el Estado es agrandar la Nación” se convirtió en lema del programa económico del Proceso de Reorganización Nacional y volvió a utilizarse en los años 90, durante la presidencia de Carlos Menem. Rodrigo murió en 1987, mientras continuaba defendiendo su programa económico, aunque lamentaba que su nombre hubiera quedado asociado a uno de los mayores ajustes de la historia argentina.
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