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» Solochaco
Fecha: 03/06/2025 13:42
La madrugada del 30 de abril de 2025 cuatro hombres, encapuchados y armados, irrumpieron en la vivienda del damnificado y transformaron el silencio nocturno en un infierno privado. Durante cuatro horas, los atacantes no se limitaron al robo tradicional. Además de llevarse un iPhone y algunos objetos personales, tenían un objetivo tecnológico: la clave de acceso a la billetera virtual de Piccirillo, cargada con los ahorros en criptomonedas de toda una vida. Bajo amenazas y golpes, lograron lo que buscaban: el acceso completo a la cuenta de Binance, desde donde transfirieron, sin el menor titubeo, el jugoso botín de unos 120 mil dólares en criptoactivos, dejando tan solo rastros digitales y un hombre atado en el suelo. La fuga de los delincuentes desató una sofisticada investigación policial. Rápidamente, el Departamento Cibercrimen de la policía chaqueña, en colaboración inédita con la Policía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, puso en marcha una cacería digital acorde a los tiempos que corren. Las comisarías de antaño podrían haberse quedado perplejas ante las palabras «blockchain» o «sábana de llamadas», pero hoy son herramientas clave de combate contra los nuevos saqueadores del siglo XXI. Cámaras de videovigilancia revelaron detalles críticos: la hora exacta del asalto, rutas de escape y, para los observadores atentos, la confirmación de cuatro rostros aún ocultos bajo pasamontañas. Los movimientos nerviosos de los celulares en la zona fueron analizados gracias al aporte de las principales empresas de telefonía móvil. Líneas activas cruzadas con el horario del hecho comenzaron a dar forma al mapa de los sospechosos. Nada quedaría al azar. Pero fue en el universo digital donde la historia mostró su costado más vertiginoso: los especialistas de la División de Investigaciones Tecnológicas de la Policía de CABA, liderados por el reconocido oficial mayor Alan Rothar, ayudaron a seguir el rastro de las criptos robadas como si fueran billetes marcados. El análisis de la blockchain detalló el zigzagueante periplo de los fondos entre billeteras virtuales y exchanges internacionales. Binance, plataforma central del escándalo, colaboró aportando la identidad de los destinatarios. Pronto, las piezas del rompecabezas empezaron a encajar. En paralelo, la inteligencia policial se sumergió en redes sociales y plataformas de intercambio. Cada like, mensaje y coincidencia domiciliaria sirvió para desenmascarar nexos entre los atacantes. Los detectives de campo recorrieron domicilios, pulsaron timbres y cruzaron rostros con bases de datos. La investigación se tejió entre el mundo real y el virtual, entre la calle y la web oscura. Los sabuesos locales de Cibercrimen en pleno allanamiento. Caso Piccirillo, un antes y un después Fueron en total diez los allanamientos simultáneos buscan desmantelar esta banda de malhechores digitales. Gracias a la colaboración federal y a tecnologías importadas, la policía chaqueña se posiciona como referente nacional en la persecución del nuevo modelo del crimen. Las diligencias continúan, los delincuentes saben que el juego ha cambiado. El botín digital, antes seguro tras una clave, ya no es tan inalcanzable para los sabuesos. Si bien la delincuencia reinventa sus métodos, la ley también afila sus herramientas. Ahora, la clave está en no soltar ni el rastro ni la voluntad. Porque en Resistencia, la novela policial no se escribe solo en las páginas, sino en los pasillos virtuales donde se juega el presente y el futuro de la seguridad. (NORTE)
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