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CABA » Plazademayo
Fecha: 30/05/2025 07:40
En medio de fuertes protestas por parte de médicos residentes del Hospital Garrahan, quienes denuncian sueldos por debajo de la línea de pobreza y condiciones laborales extremas, el Gobierno nacional sostiene que el hospital “no está desfinanciado” y que los recursos “han sido mal utilizados durante años”. Durante su habitual conferencia de prensa en Casa Rosada, el vocero presidencial Manuel Adorni aseguró que el principal centro pediátrico de alta complejidad del país “tiene equilibrio financiero” y que sus cuentas “volvieron a estar en orden después de una década”. “Los recursos están, pero durante años se destinaron a inflar la planta administrativa”, lanzó Adorni, quien además criticó la estructura del hospital. Según sus datos, el 66 % del personal del Garrahan corresponde a empleados administrativos, mientras que solo el 33 % son médicos. “Hay una desproporción absoluta”, subrayó, y remató: “Si tuviese la misma proporción que el promedio del sistema, se podrían duplicar los sueldos de los médicos”. Médicos bajo presión Desde hace semanas, los médicos residentes del Garrahan vienen manifestándose frente a lo que califican como una “crisis sanitaria silenciosa”. Denuncian que trabajan hasta 68 horas semanales con salarios que no superan los $800 mil, muy por debajo de la canasta básica para profesionales del área metropolitana. “La situación es insostenible. Somos quienes sostienen las guardias, las terapias, los quirófanos, y no podemos llegar a fin de mes”, reclamó una residente durante una protesta reciente frente al hospital, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios. Un hospital clave en la salud pública El Hospital Garrahan es una referencia en América Latina y un emblema de la salud pública en Argentina. Especializado en pediatría de alta complejidad, es financiado en un 80 % por el Estado nacional y en un 20 % por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Para este año, cuenta con un presupuesto de USD 282 millones, un 10 % más que en 2024, según cifras oficiales. Sin embargo, para los trabajadores de la salud, el aumento presupuestario no se traduce en mejoras salariales ni en mejores condiciones laborales. Por el contrario, acusan al Ejecutivo de desentenderse del deterioro que afecta no solo a sus ingresos, sino también a la calidad del servicio. Mientras los reclamos se intensifican y se organizan nuevas medidas de fuerza, la respuesta oficial parece seguir un rumbo distinto: priorizar la «eficiencia administrativa» por sobre el reconocimiento económico al personal médico que sostiene día a día la atención de miles de niños y niñas de todo el país.
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