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  • Cafés viveros: la fusión entre naturaleza y gastronomía que marca tendencia

    » on24

    Fecha: 27/05/2025 11:00

    Ambientes verdes, café de especialidad y deco botánica: Rosario suma cada vez más opciones que combinan el placer de una buena infusión con la paz de un vivero. Esta tendencia en auge ofrece experiencias sensoriales completas, donde el verde y lo artesanal son protagonistas En Rosario crece una tendencia que combina el placer del café con la calma de la naturaleza. Los cafés viveros —espacios donde la gastronomía se fusiona con plantas, deco verde y diseño botánico— se multiplican en distintos rincones de la ciudad. No solo invitan a una pausa, sino a vivir una experiencia completa: aromas, sabores y texturas en un entorno pensado para disfrutar sin apuro. Una tendencia que echa raíces En tiempos de estrés urbano y pantallas constantes, los rosarinos buscan algo más que una buena taza de café. Quieren lugares donde el tiempo se desacelere. Donde el entorno convoque al disfrute y la conexión, no solo con otros, sino con uno mismo. Los cafés viveros responden a esa búsqueda: ambientes verdes, patios luminosos, plantas por doquier y cocina casera. El fenómeno viene creciendo con fuerza, de la mano de emprendedores que entienden el valor de la experiencia. La propuesta es clara: no es solo lo que se come o se toma, sino cómo, dónde y con qué se acompaña. Y si hay potus, calatheas y philodendrons decorando el entorno, mejor. Sobre calle 9 de Julio, entre Italia y España, Buglë se convirtió en uno de los referentes de este estilo. Funciona como cafetería, heladería y vivero en un mismo lugar, con una ambientación colorida, mesas en galería y un gran patio al aire libre. El verde lo domina todo: desde los murales intervenidos por artistas locales hasta las macetas que cuelgan del techo. El horario extenso —de lunes a sábado hasta la medianoche o más, y domingos con doble turno— lo hace ideal tanto para brunchear como para un trago en su sector de vermutería por la noche. Su carta es amplia, incluye opciones para celíacos y veganos, y hay un rincón especial para quienes quieren llevarse una planta o algún objeto deco. También son pet friendly. A pocos metros del Bv. Oroño, sobre Alvear al 1000, otra joya se esconde en una casona antigua transformada con amor en café y vivero. Begonia, atendido por sus dueñas, es uno de esos lugares donde todo —literalmente todo— es casero. Desde los panes integrales para los tostones hasta las cookies rellenas y las tortas húmedas de chocolate, cada plato tiene sabor a cocina real. El ambiente combina salones amplios, una galería, un patio abierto y rincones llenos de plantas. La atención es cálida, el café es de especialidad y se puede pedir en tazón grande, acompañado de exprimidos y pastelería artesanal. Las opciones dulces y saladas son abundantes, generosas y con ingredientes de calidad. Tienen alternativas aptas para celíacos (previa consulta) y veganos. Sobre calle Güemes, en pleno Pichincha, aparece una propuesta distinta. Narciso es más bar que café, pero mantiene la esencia del vivero: plantas por todas partes, mesitas al aire libre y un aire bohemio que mezcla tragos, café y vegetación. Se lo conoce también como “La boutique de Nina”, y su perfil nocturno lo convierte en una buena opción para quienes buscan un after con naturaleza de fondo. Los cafés viveros se destacan por ser espacios que invitan a bajar un cambio. No es casual que muchos estén ubicados en casas antiguas o tengan patios intervenidos con plantas de interior y deco rústica. Tampoco sorprende que en redes sociales estas cafeterías tengan un boom de seguidores: lo que ofrecen es belleza, sí, pero también autenticidad.

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