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» Diario Cordoba
Fecha: 27/05/2025 02:13
¿Preparados? Mala Rodríguez está a punto de disparar. Tiene una ametralladora en la garganta y, claro, a sus 46 tacos, es difícil acallarla. Lleva años tragando tierra para que hoy, cuando se cumplen 25 años de Lujo ibérico, aquel debut que azotó la industria, nadie cuestione su lugar en el Olimpo del rap español. Es la diosa del cotarro, defendiendo con uñas y dientes su corona. Desde que asaltó la escena, nadie ha quedado indiferente a sus rimas y contoneos. “Cómo fui tan cabrona de hacer las cosas a mi manera. Qué valiente. Siempre he ido por donde he querido”, dice. En los sonidos, los discursos, las posturas. De hecho, en su divorcio, ojo, compró un vestido blanco carísimo que se enfundó sólo para mandar al carajo a su primer matrimonio. “Sigo siendo igual de atrevida. Puede que sea peligroso, pero ¿qué hago? He escuchado historias de mujeres que lo han pasado mal que no puede ser casualidad”, añade María, que revisitará el álbum que la catapultó este jueves en el Tomavistas. Si ella manda, tiene que demostrarlo. Esa afilada vocación ha sido reconocida con un premio Nacional de la Música, dos Grammys y un MTV. Sin embargo, lo que de verdad le importa es defender su trono. Que, en definitiva, no es más que la batalla por un mundo mejor. "Me encanta mirar al futuro... y lucharlo", subraya. Así que, cuando menos te lo esperas… ¡pum! No hay corazón que resista sus balas. Ni en 2025 ni en 2035. Mala Rodríguez, fotografiada en el UMusic Hotel. / ALBA VIGARAY P. ¿Por qué Lujo ibérico fue un disco revolucionario? R. Fue la primera vez que se mezclaba flamenco con ritmos urbanos, poniendo el foco en el costumbrismo andaluz. No había complejos, le puse mucho amor. Por lo que la mezcla fue explosiva. Un 10. P. ¿Le dejaron hacer lo que quiso? R. Nunca me impusieron nada. Sólo me pidieron que trabajara con Gustavo Santaolalla y me negué. Quería que se sintiera Sevilla y Cádiz, mis referencias. Fuimos mezclando sonidos hasta dar con el definitivo. Fueron meses intensos, pero divertidos. Cuando salió, por un lado, hubo quien se molestó por ya no ser rapera; y, por otro, hubo quien me acusó de ser flamenca. Y, mira, por ahí no: yo era María Rodríguez y en mis canciones estaba la música que había mamado desde chica. P. ¿En qué momento vital las escribió? R. Sola. Acababa de irme de casa para buscarme los billetes en Madrid. Me había tirado a la piscina y tenía que enfrentarme a mí misma. Fue una catarsis. Crecí muy rápido, maduré mucho. Por ello, al poco tiempo, desaparecí. Me fui a Cuba y, desde entonces, no han dejado de pasarme cosas. P. Era la reina del Emule, el popular programa de descargas ilegales. R. Sí. Antes de que el álbum estuviera editado en Latinoamérica, gran cantidad de gente se sabía las canciones. Gracias a eso pude girar por Puerto Rico, Chile, Uruguay, Colombia… Una locura. Los conciertos estaban a reventar. Siempre diré que fui una viajera del tiempo, nadie contaba con semejante boom. Esta plataforma me abrió puertas. Yo le decía a la gente de la discográfica que no era tan malo porque así podían ahorrarse la edición allí. ¿Sabes qué pasaba? Que yo no ganaba un mierda pinchada en un palo con la venta de discos, sino de los bolos. Para mí, los jefazos fueron Spotify, que hicieron una biblioteca musical por una suscripción. P. Pero pagan poco. R. Hay zonas oscuras. Hace poco salieron las cifras de lo que generaban y lo que retribuían… No tengo nada en contra, sólo es un dato. P. ¿Sigue haciéndose las mismas preguntas que entonces? R. No, la vida ha ido pasando. Y he evolucionado. Mala Rodríguez ha despachado 200.000 copias. / ALBA VIGARAY P. ¿Qué le preocupa hoy? R. Siendo sincera, nada. Todo está bien y, al final, Dios sabrá lo que hace. Tengo fe. Ahora bien, hay cosas que están fuera de control. Hay una ansia por controlar a la gente que no entiendo. Están obsesionados con la seguridad. Antes iban cuatro personas en una moto y no pasaba nada. Y, en cambio, ahora, si te levantas cinco minutos de tu puesto de trabajo, ya tienes una tara en tu currículum. P. Lujo ibérico tuvo un gran éxito, ¿ingresó todo lo que generó? R. Ni idea. Era muy boba, no tenía abogados. No sé nada de lo que pasó. Antes de eso yo había firmado con alguien que vendió mi contrato a otro alguien, imagínate. Pero estaba feliz porque iba a hacer mi disco. Se lo dije a mis amigas y ya está. Era lo único que quería. Hacer canciones no es lo mismo que rimar, es otra película. Así que agradecida con todo lo que pasó, lo bueno y lo malo. Cada uno tiene lo que se merece y yo vivo muy feliz. No echo de menos nada. P. ¿Hubo algo que le diese respeto? R. La prensa. No di ninguna entrevista hasta que me sentí preparada. No sabía qué decir ni qué hacer. P. ¿Se imaginaba la industria así? R. Que va, la he descubierto de mayor. Pero, entonces, no tenía ni idea de dónde me estaba metiendo. P. ¿Es hoy menos machista? R. Las mujeres en España han ganado mucho gracias al feminismo. Sus derechos están de puta madre, como no pasa en otros países. Allí no puedes hacer ciertas cosas. Dicho esto, sigue haciendo falta el feminismo para crear conciencia. Sobre todo, por parte de los hombres. Cuantos más haya, mejor para nosotras. Me pone mal cuerpo cómo en México siguen desapareciendo niñas, joder. Es fuerte. P. ¿Mala Rodríguez sólo hay una? R. He visto chicas que me recuerdan a mí de pequeñita. Me dan ternura porque me reconozco en ellas. Me hace ilusión, fíjate. Cada una es única.
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