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  • Las alergias a frutos secos en niños se multiplican en Córdoba. ¿Cuáles son los motivos?

    » Diario Cordoba

    Fecha: 24/05/2025 09:05

    Los frutos secos (almendra, nueces, pistacho, avellana cordobesa, entre otros) son alimentos con propiedades saludables que forman parte de la dieta mediterránea, que es la más beneficiosa para la salud, según recogen numerosos estudios, entre los que destacan los del Imibic, el hospital universitario Reina Sofía, Universidad de Córdoba, entre otros organismos acreditados. Tradicionalmente, como señala el coordinador de la Unidad de Alergia y Neumología Pediátrica del hospital Reina Sofía, Javier Torres, «en sociedades como la nuestra» se retrasaba la introducción de los frutos secos en la dieta de los niños pequeños, por miedo a que los preescolares sufrieran aspiración bronquial de pequeños trozos de frutos secos, o lo que es lo mismo, que pudieran padecer una accidental inhalación de estos alimentos hacia las vías respiratorias inferiores (bronquios). Según Torres, en la actualidad algunos padres les están dando a probar a sus hijos pequeños frutos secos molidos desde los 2 o 3 años, «algo que en principio es bueno, puesto que disminuye el riesgo tanto de broncoaspiración como de alergia, ya que introducir los alimentos precozmente protege de las alergias alimentarias. Sin embargo, este adelanto de la introducción de frutos secos en la dieta en menores de pocos años hace que estemos viendo casos de sensibilidad a estos alimentos a edades más tempranas». Consulta en el hospital Reina Sofía en la que se trata de exponer pautadamente frutos secos a niños que presentan alguna reacción. / VÍCTOR CASTRO 20% de los casos Este especialista apunta a que aproximadamente un 20% de todas las enfermedades alérgicas que son atendidas en las consultas de específicas de Pediatría del Reina Sofía corresponden a casos de alergia alimentaria, estimando los expertos que trabajan en esta área que los diagnósticos de alergia a proteínas de leche de vaca, proteínas del huevo, pescados, mariscos, frutas y legumbres permanecen estables en los últimos tiempos, mientras que se han multiplicado las alergias a frutos secos. Javier Torres precisa que la alergia alimentaria que más se detecta en los niños suele variar con la edad, pues en menores de un año la más habitual es la alergia a proteínas de leche de vaca, proteínas del huevo, y menos frecuentemente a la fruta, mientras que, a partir del año de edad, puede comenzar a aparecer alergia a algunos pescados y crustáceos. El coordinador de la Unidad de Alergia y Neumología Pediátricas del hospital Reina Sofía, Javier Torres. / VÍCTOR CASTRO Síntomas y genética Los síntomas principales de la alergia a frutos secos, detalla este pediatra, suelen aparecer entre los 5 o 10 primeros minutos de la ingesta. Los más frecuentes son los síntomas orofaringeos y cutáneos (urticaria, angioedema facial, de labios o de párpados) y los menos habituales, pero más graves, son los respiratorios (edema laríngeo, broncoespasmo); digestivos (vómitos frecuentes, dolor abdominal) y cardiocirculatorios (hipotensión). Cuando se combinan lo síntomas cutáneos con la afectación de al menos otro órgano o sistema corporal se denomina anafilaxia, cuya consecuencia puede ser fatal. Sobre si existe alguna predisposición genética a sufrir estas alergias, este doctor recalca que son patologías multifactoriales e incide en que existe una base genética compleja, con múltiples genes implicados, a la que se unen factores ambientales también complejos y diversos, del que quizás el más importante son los hábitos de consumo. Por ejemplo, en los países anglosajones los adultos consumen cacahuetes frecuentemente, pero no los niños, mientras que en Israel se les da a los pequeños desde los 4-5 meses un ‘snack’ tipo ‘gusanitos’, elaborado con cacahuetes. Pues bien, en el Reino Unido y Estados Unidos la prevalencia de alergia al cacahuete en niños es muy alta, ya que presentan sensibilidad por exposición transcutánea, mientras que en Israel es muy baja, ya que la exposición digestiva genera inmunotolerancia. Relación con otras alergias Acerca de si es habitual que los menores diagnosticados con alergia a frutos secos presenten otras sensibilidades alérgicas, Javier Torres responde que «en los niños se produce la llamada marcha alérgica, combinación de enfermedades que se van asociando en pacientes con predisposición alérgica. El orden de aparición coincide con el de la exposición a los alérgenos. Por eso, la alergia alimentaria y la dermatitis atópica son las enfermedades que aparecen en primer lugar, porque los primeros contactos que el niño tiene con el ambiente que le rodea se producen a nivel cutáneo y alimentario. Posteriormente, pueden aparecer la rinitis, la conjuntivitis o el asma, debido a la exposición a alérgenos respiratorios durante los años sucesivos», destaca. Los menores con alergias a ciertos alimentos deben tener en cuenta a su vez que pueden aparecer trazas de alimentos en otros artículos que no se comen, como material escolar, maquillajes o medicamentos, por lo que hay que leer bien la información acerca de la composición de los mismos. Los casos de alergia a frutos secos se están diagnosticando cada vez más. / VÍCTOR CASTRO Torres aclara que estas trazas de alimentos en dichos productos suelen ser mínimas y no deben ocasionar problemas de alergia, ya que normalmente dichos alérgenos son detectados por las autoridades sanitarias, las cuales emiten alertas en caso de existencia de sensibilidad por el consumo de dichos productos. Método ITO Dentro del tratamiento por sensibilidad a determinados alimentos, hace años se optaba por evitar su ingesta. Pero, el hospital Reina Sofía empezó a usar en el año 2010 la inmunoterapia oral o inducción de tolerancia oral con alimentos (ITO), que consiste en realizar una exposición progresiva (en frecuencia y cantidad) al alimento al que el niño es alérgico, buscando que sea su propio sistema inmune el que genere mecanismos de tolerancia. Javier Torres remarca que "en la edad preescolar el sistema inmune está en desarrollo y es más influenciable. Esto permite que, fundamentalmente en lactantes y preescolares, podamos establecer estrategias ITO, de introducción progresiva de alimentos a los que estos pequeños han presentado alergia, para lograr inmunotolerancia a los mismos". «En nuestra unidad del Reina Sofía en 2010 empezamos con la ITO con leche de vaca; en 2011 con el huevo de gallina y en 2021 con los frutos secos. Con el huevo y con la leche tenemos unas tasas de éxito en torno al 80% y en frutos secos de alrededor del 66%», sostiene. Alergia a leche y huevo Con la leche y el huevo, la mayoría de los pacientes tratados alcanza la normalización de la ingesta, con respecto a niños sin este problema, recalca este doctor. «En algunos pacientes, el objetivo lo tenemos que adaptar a una cantidad inferior, la suficiente (entre 25 a 100 ml diarios) para que tengan seguridad y puedan realizar actividades normales con bajo riesgo de reacción alérgica por ingesta accidental de estos alimentos o sus derivados. La ventaja que tienen la leche y el huevo y sus derivados es que son de consumo diario o casi diario, lo que facilita la adquisición de tolerancia permanente. En cambio, no está extendido el consumo diario de frutos secos, lo que hace que después de haber realizado el procedimiento de ITO, en el que el consumo de frutos secos es diario durante 2-3 meses, los pacientes y sus familias comienzan a relajar el compromiso de ingesta casi diaria y empiezan a abandonar el consumo», añade este especialista. «En una encuesta que hicimos el año pasado sobre ITO en frutos secos, alrededor del 40% dejaba de tomarlos con la frecuencia que le habíamos indicado y en un 8% aproximado de pacientes se detectó una inflamación del esófago (esofagitis eosinofílica), que puede que existiese previamente, pero estaba enmascarada al tener una dieta exenta de ese alimento y salió a la luz al reintroducirlo. La esofagitis eosinofílica es una enfermedad compleja, que produce molestias al ingerir (disfagia) y puede causar incluso impactación del bolo de alimento, que se queda atascado en el esófago», sostiene. Suscríbete para seguir leyendo

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