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  • Misiones 1810, Tomás y Bernardo

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    Fecha: 24/05/2025 07:19

    El espacio geográfico que comprende la actual provincia de Misiones es una pequeña porción de lo que se denominaba “Las Misiones” en el año 1810... sábado 24 de mayo de 2025 | 6:00hs. El espacio geográfico que comprende la actual provincia de Misiones es una pequeña porción de lo que se denominaba “Las Misiones” en el año 1810, un extenso territorio que abarcaba desde las inmediaciones de las Cataratas del Iguazú, pasando por el sur de Paraguay, el Este del área del Iberá, el Miriñay, hasta Concepción o Villa de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción del Uruguay o Arroyo de la China; en ese tiempo tenía dos gobernadores porque administrativamente era la Gobernación de las Misiones -término que solía alternarse con Capitanías Generales en algunos períodos, ambos con significados similares, es decir áreas fronterizas a cargo de un civil o militar, con rango militar, donde el poder civil y judicial era ejercido por un capitán general o gobernador, también contaban con tropa para proteger al virreinato de ataques-. En nuestro caso existió una subdivisión determinada por la presencia del río Paraná. Así los pueblos establecidos en la margen izquierda del curso de agua, como Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, Concepción, San José, San Carlos, Apóstoles, Santa María La Mayor, Mártires, San Javier, Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio Miní, Corpus, más Itapúa, Trinidad y Jesús quedaron bajo órbita de Tomás de Rocamora, quien “sentó sus reales” en el primero. Estas poblaciones conformaron los departamentos de Yapeyú, Candelaria y Concepción. El resto quedaron bajo las órdenes de Bernardo de Velasco, ellos fueron Santiago, San Cosme, Santa Rosa, San Ignacio Guazú y Santa María de la Fe, que constituían el Departamento de Santiago. Poco y nada sabemos de estas dos personas, protagonistas de la historia misionera en 1810. Tomás Juan Julián Marcos de Rocamora y del Castillo había nacido en Nicaragua en 1740. Como era costumbre en su época, siguió la carrera militar y por los mandatos sociales de entonces ingresó a la vida de funcionario “de la Corona” en el Virreinato de Nueva España, Capitanía General de Guatemala, donde conoció a Juan José Vértiz y Salcedo, el militar designado Gobernador de Buenos Aires en 1770 -después sabría que fue el último en este cargo-; así llegó a esta parte de los dominios coloniales Rocamora, su destino inicial fue como oficial de la guarnición del Fuerte de la ciudad, en 1776 se creó el Virreinato del Río de la Plata, Tomás logró mantener su puesto durante la gestión de Pedro de Cevallos -primer virrey- y en el siguiente período donde su amigo Vértiz volvió al ruedo político designado por el rey. A principios de la década de 1780, Rocamora fue comisionado para establecer poblaciones en el área comprendida entre los ríos Paraná y Uruguay, fue él quien bautizó con el nombre de “Entre Ríos” a esas tierras; años más tarde se casó con María Ramona Francisca Josefa Ibáñez Rospigliosi, fundó tres villas -las actuales ciudades de Gualeguay, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú- y en 1807 fue nombrado Gobernador de las Misiones del Paraná, inicialmente subordinado a Bernardo de Velasco, con quien tuvo una relación casi de enemistad. Por otra parte, Bernardo Luis de Velasco y Huidobro era español, tenía más de 60 años cuando llegó a América del Sur, en enero de 1804, para asumir “(…) el gobierno militar y político de los treinta pueblos (…) con independencia de los gobiernos de Buenos Aires y Paraguay (…)”; recién en agosto pudo viajar a Candelaria, tuvo un mes de demora en Yapeyú por las condiciones climáticas, finalmente asumió el puesto en octubre de ese año. Meses después, ante el avance portugués sobre las Misiones Orientales, se decidió replantear la estrategia militar de acuerdo con la nueva realidad, era imprescindible reunir las dos gobernaciones -Paraguay y Misiones- en una sola para optimizar la defensa, parece que la opinión e influencia de Félix de Azara, quien participó de una Junta Consultiva para resolver el tema fue decisiva, y el nuevo cargo fue para Velasco, pero el destino movió sus piezas… Un par de meses después, tropas inglesas entraron en la capital del Virreinato, el virrey Sobremonte le solicitó tropas de auxilio, Bernardo envió en dos tandas casi un millar de hombres mal armados y peor equipados, no conforme con eso lo citaron de urgencia a Buenos Aires para encabezar parte de la defensa de la ciudad, su desempeño fue tal que en el Tratado de Cese de Hostilidades, fechado 7 de julio de 1807, se lee su firma, fue ascendido posteriormente y tal fue el prestigio obtenido que en “(…) noviembre de 1807 y por orden real, el cabildo de Buenos Aires decidió elegir al azar entre los 686 esclavos que habían participado en la defensa de la ciudad, a 80 de ellos que, como premio, quedarían libres. Se organizó un acto cívico militar, se construyó frente al cabildo y bajo sus balcones un tablado con alfombras y dosel donde se colocaron los retratos de los soberanos, rica sillería y cojines. Fueron invitados los jefes militares, las autoridades de la ciudad, principales vecinos y pueblo en general. También participaron piquetes de infantería y caballería con sus respectivas bandas militares y banderas. Una vez que Liniers se ubicó en el lugar principal, se sentaron a su derecha José Portilla, en representación del Consejo Supremo de Indias, y a su izquierda el coronel Velasco, en su calidad de gobernador de la provincia del Paraguay y Misiones y mayor general del ejército de Buenos Aires (…)”. Poco después lo enviaron a Montevideo donde negoció un armisticio, luego renunció a sus responsabilidades y pidió autorización para regresar al antiguo cargo en Paraguay, donde reasumió en junio de 1809. Habían pasado dos años y todo había cambiado; malentendidos, correspondencia cruzada, atrasada, egos, celos… y sabe Dios qué más, fueron caldo de cultivo para un encono entre Velasco y Rocamora que trascendió a ellos y a los tiempos. Cuando el pedido de adhesión a la Junta de Gobierno conformada en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 llegó a Rocamora en Yapeyú, fue el instrumento para “buchonear” a Velasco, quien sostuvo el chisme con la decisión tomada mediante consulta a un Cabildo Abierto convocado en Asunción, en julio de ese año. Esa grieta todavía no está cerrada. ¡Hasta la semana que viene!

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