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» LaVozdeMisiones
Fecha: 24/05/2025 04:20
A más de seis años del hecho, el músico Horacio Andrés González, comenzó a ser juzgado hoy por el siniestro vial que le costó la vida a dos jóvenes, entre ellas su novia Melisa Sosa Labandera (25), y provocó heridas en otras tres personas, aunque el imputado alegó no recordar nada del accidente, mientras que uno de los sobrevivientes dio un crudo relato sobre las graves y numerosas secuelas que padece: “No estoy vivo, estoy sobreviviendo”. El debate oral empezó con la lectura del requerimiento de elevación a juicio de la causa, instrumento judicial donde se reconstruye el hecho registrado, se enumeran las pruebas recolectadas y finalmente se acusa a González por “homicidio culposo calificado dos hechos, lesiones graves culposas calificadas dos hechos y lesiones gravísimas calificadas, todo en concurso ideal”. Según se desprende de ese documento, el accidente vial ocurrió el 5 de marzo de 2019 a las 8.25, mientras González conducía un automóvil Ford Fiesta en el que también viajaban Labandera y tres amigos: el posadeño Facundo Chemes y los mendocinos que estaban visita Melisa Caram (27) y Samir Gabriel Daou. Las pericias marcaron que el siniestro se produjo a la altura del kilómetro 1408 de la ruta nacional 12, casi en su intersección con la calle Milenio de Polonia, en Gobernador Roca, donde el Fiesta impactó de frente contra una Chevrolet S-10 en la que José Ramón Aguirre y su hijo Leandro Durand viajaban hacia San Ignacio para trabajar. Producto de la colisión, Labandera y Caram fallecieron en el acto, mientras que los demás involucrados sufrieron lesiones de diversa consideración, aunque la peor parte se la llevaron Chemes, Daou y hasta el propio González, que llegó a estar 21 días en terapia, aunque pudo recuperarse y relanzar su carrera. Tras el hecho, la Justicia imputó a Samir Daou, pero tiempo después las pericias revirtieron la situación y la acusación recayó en González, quien de esa forma pasó de testigo a imputado en la misma causa. En la teoría del caso formulada por la fiscalía de instrucción se sostiene que el accidente se produjo a alta velocidad y en una maniobra de sobrepaso realizada por el artista en una zona de doble línea amarilla, lo que constituye una “actitud antirreglamentaria” y una “imprudencia” con la cual “ha violado el deber de cuidado infringiendo normas de tránsito”. Sin recuerdos “Yo no tengo recuerdos del accidente, ni tampoco de días previos, porque estuve internado en coma. Tengo un borrón de muchas cosas. Tampoco tengo conocimiento de cómo íbamos en el auto”, declaró hoy González, que en su comparecencia ante la jueza Marcela Leiva se presentó como músico, emprendedor y funcionario del ministerio de Cultura de la provincia. El imputado declaró, pero se negó a contestar preguntas por recomendación de su abogado defensor Federico Tilli, según él mismo expuso un recinto con buena presencia de público. El artista, además, pasó frente al tribunal con un informe emitido por su psicólogo, el cual fue entregado tanto a la magistrada como a la fiscal María Laura Álvarez, encargada de la acusación, aunque su contenido no fue ventilado. González contó que a causa del accidente estuvo varios meses internado, atravesando días críticos y afirmó que una vez recuperado “siempre” estuvo a disposición y nunca evadió a la Justicia. “Lamento la pérdida. También murió mi novia y ese es un dolor que voy a llevar todos los días. Lamento todo lo que pasó y espero que la Justicia aclare todo. Antes no dije nada porque no tenía nada para decir, por eso hoy también vengo acá, a dar la cara de lo que se me acusa”, cerró. Sobreviviendo De los testigos citados para hoy, el primero en declarar fue Samir Daou, uno de los sobrevivientes del siniestro, quien vino desde Mendoza para participar del proceso en forma presencial. Las secuelas del accidente se notan en su cuerpo y en sus palabras. Ante el tribunal enumeró todas las dolencias, cirugías y órganos afectados que tiene desde aquel 5 de marzo de 2019, cuando vino para participar de un encuentro de jóvenes libaneses y la tragedia modificó el destino mientras viajaba a Puerto Iguazú para conocer las Cataratas. A Samir también se le notó la bronca de haber sido acusado del accidente y de enfrentar un compendio de citaciones judiciales mientras aún luchaba por sobrevivir en el hospital. “A día de hoy tengo 38 cirugías y quedan más. Me extirparon el vaso y por ende no tengo sistema inmunológico. Convivo con tres bacterias en el cuerpo y he llegado a pesar menos de 40 kilos. Tengo secuelas físicas, psicológicas, emocionales y sociales. Toda mi vida perdí, porque esta condena física la voy a tener de por vida”, ilustró el mendocino. “Yo era profesor de Educación Física. Intenté retomar pero no pude. Un día un alumno me pidió que le atara los cordones y yo tampoco podía hacerlo. Yo quería ser guía de montaña, es algo que me encanta y ahora ni siquiera puedo cruzar las acequias (cordón cuneta) en donde vivo. Antes vivía, ahora estoy sobreviviendo”, se explayó, ya sin contener las lágrimas. Sobre el accidente, aseguró no recordar nada, aunque sí desmintió en forma categórica haber conducido el Ford Fiesta siniestrado y para ello se apoyó en un episodio previo al inicio del viaje. Samir amigo de Pipita Caram y había venido juntos a Misiones. “Muchos recuerdos no tengo, pero después se me vinieron algunos flashes que dolieron y siguen doliendo. Antes de subirnos al auto, ese día discutimos a ver quién iba del lado de la ventana y ganó Pipita, entonces yo me senté en el medio y por haber ganado esa discusión hoy ella no está acá”, rememoró. Además, el recordó haber visto a González al volante y a su novia Labandera en el asiento del acompañante durante el viaje. Y añadió: “Yo nunca pude haber manejado un auto que no conozco y en una ruta que tampoco conozco. Yo creo que se me inculpó a mí porque no tenía mucha expectativa de vida, pensaron que ya no iba a vivir más”. Una bala En segundo orden declaró Ramón José Aguirre, el conductor de la camioneta Chevrolet S-10 que fue impactada de frente por el Ford Fiesta en el que viajaban González y el grupo de amigos. Su testimonio fue tan breve que ni siquiera llegó a los 10 minutos, pero sus palabras fueron más que claras. “Él auto venía rápido, no me dio tiempo a reaccionar”, expresó y graficó: “Era una bala. Venía a una velocidad impresionante”. Su hijo, Abel Durand, que iba con él, declaró en misma sintonía: “Pasó todo muy repente. Se apareció de frente”. El debate continuará el próximo 12 de junio, con la declaración de siete testigos, entre ellos Facundo Chemes, otro de los sobrevivientes del Ford Fiesta. Los alegatos y la sentencia fueron fijados para el día siguiente. El proceso se lleva adelante ante un tribunal unipersonal presidido por la magistrada Marcela Leiva, titular del Juzgado Correccional y de Menores Uno de Posadas.
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