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» El Ciudadano
Fecha: 22/05/2025 21:00
Por Candela Ramírez El 22 de mayo de 2015 se inauguró el Museo Sitio de Memoria Esma. Para el décimo aniversario se celebró un acto este jueves a la tarde pero lo que debía ser una celebración y resistencia en un contexto muy adverso para las políticas de memoria, se tiñó de un sabor aún más amargo: este miércoles el vocero Manuel Adorni anunció la degradación de la Secretaría de Derechos Humanos a subsecretaría con el recorte del 40 por ciento de recursos, se espera el despido del 30 por ciento del personal. La Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) es uno de los 800 espacios señalizados en todo el país como centros clandestinos de detención durante la última dictadura militar. El proceso de recuperación del predio militar de diecisiete hectáreas comenzó en 2004 mediante un decreto del entonces presidente, Néstor Kirchner, que lo establecía como espacio de memoria. Hasta diciembre de 2023 funcionaron allí diferentes espacios de cultura y promoción de la memoria: el Centro Cultural Haroldo Conti, el Equipo Argentino de Antropología Forense, la Casa de la Identidad, el Archivo Nacional de la Memoria, el Museo Malvinas y el Museo Sitio de Memoria Esma. Desde la asunción del gobierno de Javier Milei hubo diferentes etapas de recorte a la Secretaría de Derechos Humanos -que hasta ese momento estaba jerarquizada como parte de un Ministerio-, la última fue este miércoles, pero el área viene sufriendo fuertes embates: en diciembre ya habían despedido a más de 400 personas, lo que representaba el 44 por ciento del total de sus trabajadores. Eso determinó el cierre de facto del Conti y que se redujeran la cantidad de días de visitas a los museos. Desapariciones, vuelos de la muerte y niños apropiados El predio está ubicado en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires, por Avenida Libertador, muy cerca de la cancha de River. La Esma constituye un lugar emblemático del Terrorismo de Estado: fue el campo de concentración más grande del país, estuvieron secuestradas al menos cinco mil personas. La mayoría no sobrevivió. Un rasgo distintivo de este centro del terror es que funcionó durante los siete años que duró el gobierno militar. Otros lugares eran desmontados o refaccionados para borrar las pruebas, quizás funcionaban unos años o unos meses. Además, cada miércoles entre 1976 y 1979 salían desde el predio los llamados “vuelos de la muerte”: una forma de desaparición de personas que aplicaron los militares, subían a los aviones entre 10 y 15 personas vendadas y anestesiadas, para luego arrojarlas vivas al mar o al Río de la Plata. La Esma se distinguió también por haber llevado adelante una política de “recuperación” de militantes considerados “subversivos”: los militares pensaban que algunas de sus víctimas podían “ser recuperadas” -¿de sus valores y convicciones políticas?- y para eso establecían regímenes de trabajo forzado y, en algunos casos, hasta permitirían algunas salidas al exterior del campo de concentración y les permitían una “libertad vigilada”. Así, obligaron a muchas víctimas a producir asiduamente documentos falsos, informes políticos y notas de prensa. La Esma también tuvo rebote internacional porque fue el grupo de tareas de este predio militar quien llevó adelante el secuestro y desaparición de las dos monjas francesas, de tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, entre otros casos que se hicieron conocidos en el exterior. Otro de los crímenes que cometieron los militares de forma sistemática fue el robo y apropiación de identidad de cientos de bebés nacidos en cautiverio. La Esma fue una verdadera maternidad clandestina: nacieron al menos 30 bebés, la mayoría de ellos fueron inmediatamente separados de sus madres secuestradas y entregados a otras familias. Recuperación y políticas de Memoria Desde el fin de la dictadura en diciembre de 1983, el lugar siguió funcionando como escuela de suboficiales. En 1998 el presidente Carlos Saúl Menem intentó demoler una parte del predio, pero lo frenó la Justicia mediante un recurso de amparo presentado Laura Bonaparte, integrante de Madres de Plaza de Mayo, y Graciela Lois, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. En 2004 se dio el primer paso para la recuperación y reconversión del predio. En 2015 se inauguró el Museo Sitio de Memoria, “con una puesta museográfica permanente». Dada su condición de prueba judicial, la intervención no alteró la estructura del edificio. El guión del Museo está basado en los testimonios que las y los sobrevivientes brindaron en el Juicio a las Juntas Militares de 1985 y en los juicios de lesa humanidad reiniciados a partir de 2004”. Así indican aun su sitio web oficial. La Esma está ubicada sobre una de las principales vías de acceso a la ciudad de Buenos Aires, el edificio del Casino de Oficiales “fue el núcleo represivo del Centro Clandestino de Detención” y entre 1976 y 1983 “este edificio tuvo una doble función, era el lugar de esparcimiento y descanso de las altas jerarquías de la Armada al mismo tiempo que lugar de reclusión de las personas detenidas desaparecidas”. Desde la recuperación de la democracia los organismos de derechos humanos cumplieron un rol fundamental para preservar el inmueble. En septiembre de 2023, dos meses antes del triunfo electoral de Milei, la Unesco declaró a la Esma como Patrimonio Mundial. El Comité que lo aprobó consideró que el lugar “es representativo de la represión ilegal llevada a cabo y coordinada por las dictaduras de América Latina en los años ’70 y ’80 sobre la base de la desaparición forzada de personas”. La Lista de la Unesco “contempla lugares con un ‘valor universal excepcional’ que pertenecen al patrimonio común de la humanidad, de acuerdo a lo establecido por la Convención del Patrimonio Mundial de 1972. La misma ha sido ratificada por 194 países que forman parte de una comunidad internacional unida en la misión conjunta de identificar y proteger el patrimonio natural y cultural más importante de nuestro planeta”. Investigación oficial Son tantos los casos involucrados en la Esma que la causa se tuvo que dividir en varios tramos y es conocida como una “megacausa”. El juicio inició en 2007, la primera sentencia fue en 2011. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) establece en su sitio oficial que el juicio “permitió desentrañar la estructura represiva de la Armada y las etapas que fue teniendo la represión criminal desde la Esma, entre 1976 y el final de la dictadura”. Además, señalan que “se pudo arribar a pruebas sólidas gracias al análisis de los testimonios que se escucharon en el debate oral y el trabajo sobre los archivos de las Fuerzas Armadas y de seguridad –que fueron estudiados por los equipos de relevamiento de los ministerios de Defensa y de Seguridad y por la Comisión de Memoria Histórica de la Cancillería”. Además, la causa investigó “la etapa en la que las denuncias en el exterior contra las violaciones a los derechos humanos en la Argentina cobraban mayor relevancia”. Fue cuando los militares empezaron una tarea de “acciones trianguladas entre la ESMA, la Cancillería y la creación del Centro Piloto París que permitió organizar la persecución de opositores políticos fuera del país”.
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