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» Comercio y Justicia
Fecha: 22/05/2025 11:15
Por Mariana Cuello (*) exclusivo para COMERCIO Y JUSTICIA La Seguridad Jurídica, entendida como la certeza y previsibilidad de las consecuencias jurídicas de los actos, es un pilar fundamental de nuestro sistema legal. Los profesionales del derecho sabemos que este principio es mucho más que un concepto teórico; es la base sobre la que se construye la confianza en el sistema de justicia y en las relaciones entre particulares. En este artículo exploramos cómo la mediación se presenta como una estrategia legal clave para fortalecer este principio, ofreciendo un espacio valioso donde las partes pueden construir soluciones a sus controversias. Durante nuestra trayectoria profesional, somos testigos de cómo los litigios pueden transformarse en procesos complejos, en los cuales el tiempo y el desgaste emocional generan incertidumbre y erosionan la seguridad jurídica. Es aquí donde la mediación, con su enfoque dialogado y constructivo, ofrece una alternativa estratégica valiosa para otorgar certidumbre a derechos dudosos. Los acuerdos que surgen de este proceso, al ser fruto del consenso, no sólo resuelven el conflicto, sino que también generan un sentido de cumplimiento genuino, fortaleciendo la previsibilidad. Como espacio estratégico, la mediación nos permite ir más allá de mera aplicación de la ley. Acompañamos a los justiciables, asegurando que comprendan sus derechos y que los acuerdos alcanzados sean satisfactorios y equilibrados. En este contexto, los resultados de la mediación se convierten en un elemento de valor compartido, una construcción conjunta entre las partes y sus abogados. La mediación no se limita a la resolución de conflictos puntuales; es también una herramienta de prevención que contribuye a evitar la escalada de disputas y la inseguridad que generan. Al fomentar la comunicación y la empatía, se crean espacios donde las relaciones se fortalecen y los malentendidos se disipan. Es así como contribuye a construir una sociedad más cohesionada y previsible. Podemos utilizar la mediación para contribuir a garantizar el Acceso a Justicia, tanto para aquellos que enfrentan situaciones de vulnerabilidad como para quienes buscan una resolución oportuna y eficaz, más allá de la mera obtención de una sentencia. Si bien la puerta de la Justicia está siempre abierta, en ocasiones el recorrido para llegar a ella puede ser extenso y complejo, especialmente considerando las incertidumbres presentes durante la tramitación de un proceso judicial, así como los costos económicos y emocionales que conlleva una situación jurídica irresuelta. Pensemos un ejemplo concreto: un conflicto contractual entre dos particulares. A través de la mediación pueden llegar a un acuerdo en cuestión de semanas, evitando un litigio que podría haber durado años y generado costos inasumibles para ambas partes. Este acuerdo, fruto del diálogo y la negociación, no sólo resuelve el conflicto, sino que también protege los derechos de los participantes y fortalece la confianza en las transacciones comerciales, aumentando la previsibilidad. La mediación, además, se extiende a una amplia gama de situaciones legales, desde conflictos familiares hasta disputas comerciales, ofreciendo soluciones a medida para cada caso. ¿No es acaso la mediación una herramienta que merece ser explorada en profundidad para fortalecer nuestra estrategia legal y beneficiar a las partes, propiciando así la seguridad jurídica? La mediación, en su esencia, es un acto de confianza. Confianza en el diálogo, en la capacidad de las personas para encontrar soluciones y en el profesionalismo de los mediadores, quienes con su formación y experiencia facilitan la construcción de acuerdos. Abogados y mediadores tenemos la oportunidad de ser partícipes de esta confianza, cimentando acuerdos que no sólo resuelven conflictos, sino que también fortalecen el Acceso a Justicia y la previsibilidad en las relaciones jurídicas, pilares de la Seguridad Jurídica. (*) Abogada, mediadora, profesora en Ciencias Jurídicas.
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