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  • Implicancias clave para el personal aeronáutico y la seguridad aérea

    » Primerochaco

    Fecha: 21/05/2025 16:38

    La medida, impulsada por la Secretaría de Transporte y el Ministerio de Desregulación , apunta a desregular el mercado aerocomercial argentino, modernizar una norma vigente desde 1967 y facilitar el ingreso de nuevos actores, especialmente extranjeros. Si bien se busca incentivar la competencia y la inversión, la reforma tiene impactos directos en las condiciones laborales del personal aeronáutico argentino y en la seguridad aérea. Cambios principales 1. Flexibilización en la matrícula de aeronaves: el nuevo marco permite registrar aeronaves mediante contratos celebrados en la Argentina o en el extranjero, siempre que se inscriban en el Registro Nacional de Aeronaves y cumplan con el Artículo 42. Esto facilita que empresas operen con aviones de matrícula extranjera en vuelos domésticos, ampliando las posibilidades de alquiler y operación transnacional. 2. Eliminación del requisito de nacionalidad en directorios: ya no se exige que dos tercios de los directivos de compañías aéreas sean argentinos. Si bien se mantiene la obligación de domicilio legal en el país, la medida abre la puerta a un mayor control extranjero en la gestión de aerolíneas que operan en la Argentina, con posibles repercusiones en decisiones laborales y operativas. 3. Operación con aeronaves extranjeras sin tripulación local: uno de los cambios más significativos para el personal aeronáutico es que la ANAC podrá autorizar el uso de aeronaves con matrícula extranjera sin que se requiera tripulación ni asistencia técnica argentina. Se elimina así la protección legal que garantizaba participación local en operaciones aéreas, lo que podría afectar directamente a pilotos, técnicos y personal de apoyo argentino. 4. Derogación de artículos que protegían el empleo nacional: se eliminan los artículos 106 y 111 del Código Aeronáutico, que establecían la obligación de contratar personal argentino en los servicios aerocomerciales y otorgaban al Estado un derecho preferente para adquirir activos de empresas en liquidación. Esta supresión reduce la prioridad del empleo local en el sector y debilita el rol del Estado como garante de continuidad laboral ante cierres de compañías. 5. Autonomía en itinerarios y tarifas: las aerolíneas ya no necesitarán aprobación estatal para definir rutas ni para establecer tarifas. La programación de vuelos será coordinada directamente con operadores aeroportuarios. Esta liberalización podría generar una competencia más agresiva y fomentar el ingreso de aerolíneas extranjeras con modelos de bajo costo, lo que a su vez impactaría en la presión sobre salarios y condiciones laborales del personal local. 6. Reducción de burocracia en aeródromos y trabajos aéreos: la figura del jefe de aeródromo público será exigida solo donde lo determine la ANAC, eliminando estructuras duplicadas. También se simplifican los trámites para autorizaciones de trabajos aéreos (como fumigación o fotografía), facilitando el ingreso de nuevos operadores, sin requerir un análisis previo de la autoridad aeronáutica sobre capacidad económica o técnica. 7. Cambios en la normativa civil y comercial: se habilita la constitución de domicilios electrónicos en contratos aeronáuticos, lo que favorece las operaciones transnacionales y agiliza trámites legales y administrativos. Implicancias para el personal aeronáutico La reforma genera preocupación entre los trabajadores del sector por la pérdida de herramientas de protección laboral. La eliminación de la obligación de contratar tripulación argentina y la desregulación del mercado pueden redundar en una mayor precarización, especialmente si las empresas priorizan costos por sobre experiencia o capacitación local. Además, al permitir una mayor presencia de capital y gestión extranjera, los sindicatos aeronáuticos advierten sobre una posible pérdida de soberanía en la toma de decisiones estratégicas en la aviación civil nacional. También podría generarse una presión adicional sobre las condiciones laborales para competir con operadores internacionales que suelen funcionar con estructuras de costos más bajas. Otro punto crítico es la anunciada derogación de normas que regulaban las horas máximas de vuelo y los descansos del personal aeronáutico. Hasta ahora, por ejemplo, un avión con dos comandantes no podía superar las 90 horas de vuelo mensual. Si estas limitaciones desaparecen, podrían verse comprometidas tanto la salud laboral como la seguridad operacional. Implicancias para la seguridad aérea Uno de los aspectos más sensibles de la reforma al Código Aeronáutico es su posible impacto en la seguridad operacional. Si bien el Gobierno asegura que la desregulación no comprometerá los estándares exigidos por organismos internacionales como la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), la flexibilización de ciertas normativas genera interrogantes dentro del sector. 1. Eliminación de requisitos sobre tripulación y asistencia técnica local: la posibilidad de operar vuelos con aeronaves de matrícula extranjera sin la obligación de contar con tripulación ni asistencia técnica argentina puede suponer un desafío para el control y la supervisión. La ANAC seguirá siendo la autoridad competente, pero la distancia geográfica y legal respecto a las empresas que operen desde el exterior puede dificultar el seguimiento riguroso de normas técnicas, mantenimiento y entrenamiento del personal. 2. Derogación de límites a horas de vuelo y descanso: uno de los cambios más cuestionados por especialistas y gremios es la anunciada derogación del régimen que regulaba las horas máximas de vuelo y los períodos de descanso del personal aeronáutico. Estos límites existen justamente para evitar la fatiga, una de las principales causas de incidentes en la aviación. Sin estos topes, se abre la posibilidad de operar vuelos con tripulaciones más expuestas al cansancio, lo que representa un riesgo operativo significativo. 3. Autorizaciones generales y menos controles previos: la eliminación del control estatal previo para programaciones de vuelos y autorizaciones de rutas implica que las aerolíneas podrán tomar decisiones operativas con mayor autonomía. Aunque se mantiene la obligación de informar a la autoridad, el nuevo modelo podría disminuir la capacidad de prevención por parte del Estado, trasladando el foco del control desde la planificación hacia la fiscalización posterior, lo que podría no ser suficiente para evitar fallas preventivas. 4. Simplificación de autorizaciones para trabajos aéreos: el reemplazo del análisis previo por una simple declaración jurada de capacidad técnica y económica para operar trabajos aéreos, como fumigación o fotografía aérea, implica menos barreras de entrada pero también menos garantías de idoneidad. Aunque la reforma sostiene que se mantendrán los estándares de seguridad, sin una evaluación técnica previa podrían habilitarse operadores sin los niveles óptimos de preparación o equipamiento. 5. Riesgo de sobrecarga operativa por presión competitiva: la liberalización del mercado podría intensificar la competencia a tal punto que algunas aerolíneas busquen maximizar la productividad reduciendo tiempos de mantenimiento, rotaciones de tripulación o controles de seguridad, especialmente si enfrentan márgenes bajos o ingresan actores sin experiencia en el entorno operativo argentino. La experiencia internacional La historia de la aviación muestra que los procesos de desregulación mal implementados pueden afectar negativamente la seguridad aérea. El equilibrio entre eficiencia económica y seguridad operacional es delicado, y cualquier cambio debe considerar no solo la rentabilidad del negocio aéreo, sino también la responsabilidad de garantizar condiciones de operación seguras para pasajeros, tripulaciones y trabajadores. La reforma del Código Aeronáutico representa un giro estructural hacia la liberalización del sector aéreo argentino. Aunque el Gobierno sostiene que estas medidas atraerán inversiones, aumentarán la conectividad y bajarán los costos para los pasajeros, también debilitan regulaciones laborales clave que protegían al personal aeronáutico nacional. La medida ha sido celebrada por algunos sectores empresarios, pero ya genera resistencias entre trabajadores y especialistas en aviación que advierten sobre una potencial pérdida de empleo, degradación de condiciones laborales y disminución del control estatal sobre un área estratégica. La supervisión efectiva de una industria más abierta y diversificada requerirá una ANAC fortalecida en capacidades técnicas, con recursos suficientes para fiscalizar en tiempo real y sancionar ante incumplimientos. De lo contrario, el riesgo es que la apertura del cielo argentino se traduzca en un debilitamiento de los pilares que han sostenido históricamente su seguridad.

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