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  • Historia del cuerpo humano: el cuerpo anatomizado, el cuerpo experimentado y el cuerpo instrumentalizado (IV)

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    Fecha: 21/05/2025 11:52

    Por Armando S. Andruet (h) twitter: @armandosandruet El cuerpo anatomizado Nos ocuparemos ahora -en continuidad de la nota del pasado día 7- de mostrar la secuencia del tercer momento y que hemos dicho como el tránsito a la medicina científica y su paradigma del cuerpo anatomizado (circa 1500/1800) y es lo que continúa al auge de la cirugía, luego del Medioevo y que estará atravesado por la permisión de poder hacer disecciones humanas. Existen también submomentos que habremos de describir con ligereza, sólo para precisar el eje central. El primero de ellos se materializa en la aceptación político-religiosa-científica de que conocer el cuerpo humano es hacerlo en su interioridad y así encontrar una causalidad de las enfermedades; lo que se alcanzará en el siglo XVI con Andrea Vesalio, en el XVII con William Harvey y en el siguiente con Giovanni Batista Morgani, en ellos, las bases científicas para la anatomía, fisiología y anatomía patológica. Como indicaremos, nada de ello resultará ajeno a la proyección de un hombre que vendrá a dar a todos esos conocimientos y avances un evidente disciplinamiento científico-experimental, como es Claude Bernard en la primera mitad del siglo XIX. La cirugía tuvo que superar la capitis diminutio que desde los griegos venía acumulando, como un trabajo vulgar y torpe y asimilado al de los sacamuelas y barberos. Fruto de ello, porque los conocimientos anatómicos eran de baja calidad; lo que será despejado con la labor de la disección, que permitirá conocer, estudiar y resolver cuestiones relativas a los agentes patógenos gracias al desarrollo de la anatomía-patológica de los anatomistas. Será en ese entorno profesional donde la medicina volverá a tener una notable dinámica y, desde allí, se abrirá la puerta o el tránsito a lo que luego será un momento posterior, que es cuando se pueda decir que el signo de la enfermedad dejará de buscarse intensamente en lo exterior del cuerpo, para intentar encontrarlo en el propio órgano afectado y, desde allí, hacer la etiología de la causalidad del fallecimiento. La búsqueda de ese origen llevará a que la medicina se instale en los estudios de los órganos y tejidos y ello llevará indefectiblemente a un resultado central: la síntesis de un binomio hasta hoy fundamental como es la vinculación de la medicina en el laboratorio y la necesidad de la química. Se dejará la sala de autopsias como lugar central, para pasar a ser el laboratorio donde se estudiará la anatomía patológica de la enfermedad que llevó a la muerte de la persona. Todo ello requirió de la presencia de un joven profesor médico, que ocupará al lado de Hipócrates, Galeno, Harvey, Bernard y Pasteur el mejor podio, y es Andrea Vesalio (1514-1564) y su obra De humani corporis fabrica libri septem (1543), que desde la Universidad de Padua llevará al resto de Europa una transformación completa respecto a la anatomía, con la disección y anatomización de los cuerpos, con lo cual pondrá proa al futuro de toda investigación que sobre el cuerpo humano se cumpla. Vesalio denunció graves inconsistencias que desde Galeno se habían venido sosteniendo como correctas, fruto de la ignorancia del conocimiento profundo e interior del cuerpo, por ejemplo, lo relativo a los supuestos poros que se atribuían existentes en el tabique interventricular del corazón por donde circulaba la sangre del derecho al izquierdo; lo cual habrá de desmentir acertadamente. Con las tesis anatómicas de Vesalio, la fisiología galénica entrará en completo ocaso. En un segundo submomento corresponde a dos médicos muy importantes para la teoría del conocimiento interno del cuerpo, así en el siglo XVII los descubrimientos de William Harvey (1578-1657) respecto a la circulación mayor de la sangre, explicado en su obra Exercitatio anatómica motu cordis et sanguinis in animalibus (1628), señalará cómo avanzar en la cartografía de la fisiología de los órganos y sistemas, luego en el siglo XVIII, Giovanni Morgani (1682-1771) será concluyente con sus estudios sobre anatomía patológica. Este último conforma el tercero de los submomentos, que en su obra De sedibus et causis morborum per anatomen indagatis (1761) que es el texto de anatomía patológica sobre el que, descansará en buena medida, la medicina moderna. Con este nombre, se cierra una trilogía central del tránsito de conocer y anatomizar el cuerpo y también conocer cómo es que la enfermedad es que daña el cuerpo. El cuerpo experimentado (1800-1900). Ínterin de lo dicho, las personas sufrían enfermedades que podían ser explicadas rudimentariamente mediante la teoría de la contagiosidad. La experimentación era nula, el mismo Louis Pasteur (1822-1895) lo señala cuando relata sus investigaciones contra la rabia y la inoculación del virus de ella, en un joven infectado. Por ello, el desarrollo de una mayor progresividad científica en el curso de una investigación tanto terapéutica como básica, no sólo que habrá de dotar de un mayor éxito en el resultado sino que permitiría universalizar la cuestión de que se trate y por lo tanto, los beneficios que puedan alcanzar a todos, como también permitirá gozar el resultado de un juicio ético de fortaleza frente al que tenía como inexistente; pues ésas son algunas de las razones que hacen que se torne auténticamente significativo y fabuloso el avance, a más de otros aspectos que son propios para el desarrollo científico de la fisiología general, que Claude Bernard (1813-1878) propiciará desde su obra Introducción al estudio de la medicina experimental (1865). Bernard brinda las bases para que la fisiología tenga sus mayores avances y por ello, se lo considera el padre de la fisiología moderna. Con la medicina experimental -aplicada al estudio de la fisiología- la medicina comenzará a tener organización y formulación científica y mostrará natural superación a todo procedimiento anterior. En dicho orden, el mismo Pasteur, con antelación a la vacuna contra la rabia, había alcanzado reconocimiento científico, con la tesis de que los microbios no eran resultado de ninguna generación espontánea sino de microorganismos, para lo cual conjugó las tesis de Joseph Lister (1827-1912) de los principios antisépticos, formulados por éste en su Introducción a la antisepsia. Estos acontecimientos, que no son los únicos, son centrales y muestran el tránsito de una medicina científica a una experimental. Así, el cuerpo empieza a ser punto de atracción por el médico y también por el científico para el objeto de su disciplina experimental, como es conocer en detalle los procesos de enfermedad que se suma a los logros que la cirugía ya había demostrado con sus increíbles posibilidades curativas y para lo cual, la anestesia se presenta como posible bajo las demostraciones de William Morton y John C. Warren el 16 de octubre de 1846 efectuaron utilizando éter y luego sería mediante el recurso del cloroformo. De manera muy especial hay que señalar que luego se produce una importante carrera y mejora de los infinitos instrumentos y mecanismos que harán que la cirugía pueda ser cumplida de mejor manera, entre ellos la jeringa hipodérmica, nuevas pinzas, nuevos dilatadores de campo operatorio, sondas y drenajes, nuevos vendajes y apósitos, mesas de operaciones, guantes, mascarillas. Así se puede decir, que la segunda mitad del siglo XIX es el siglo de oro de la cirugía y tributaria de la anestesia. El cuerpo instrumentalizado (1900-1950) Para comienzos del siglo XX, la medicina creía haber llegado a su cúspide científica y de esplendor. Mas lo cierto es que será el tiempo en el que el cuerpo será instrumentalizado, esto es, luego de descubierto, conocido, anatomizado y experimentado; ahora con otros desarrollos tecnológicos, el lugar lo ocuparía su instrumentación. Para ello la microscopía será una aliada central y los primeros resultados los presentará Rudolf Virchow (1821-1902), quien se internará en la profundidad del cuerpo humano, en su expresión más primaria como son las células, afirmando que las enfermedades no se producen como resultado de algunas células especiales, sino que era el resultado de agentes externos sobre las células normales. Así el cuerpo humano será instrumentalizado por la observación microscópica que orientará la consolidación de la anatomía patológica. La práctica del estudio microbiológico y la función del laboratorio en la práctica médica se tornará central. Para descubrir lo que luego serían los antibióticos, que alcanzarían ese resultado, a partir de los estudios de Alexander Fleming (1881–1955) quien en 1928 lo alcanzó con el descubrimiento de la penicilina. En paralelo, el desarrollo de la farmacología experimental, fue exponencial, en especial por el desarrollo de vacunas. Lo cierto también es que dicho proceso de instrumentalización del cuerpo humano, fue haciendo no sólo que la semiología fuera perdiendo entidad sino también lo que conocemos bajo la idea de humanismo médico en el decir de Pedro Laín Entralgo (1908-2001) y advertido también por Abraham Flexner (1866-1959) quien auscultó en detalle la enseñanza de la medicina en los EEUU, y advirtió el alejamiento de los médicos respecto a los pacientes por la intermediación de la tecnología. Sin embargo, el momento que habilitará la implosión del cuerpo, será el descubrimiento alcanzado en el año 1985, cuando Wilhem Roentgen (1845-1923) haga el descubrimiento de los rayos X.

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