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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 20/05/2025 16:43
Algunas tecnologías no sólo hacen más fácil manejar un auto, sino que contribuyen a crear mejores conductores La reproducción de un audio o la actualización de una aplicación en segundo plano es algo con lo que las personas conviven en la vida cotidiana en su teléfono móvil. Se trata de generar dos acciones en paralelo, una en la pantalla mientras se sigue ejecutando la otra. En los autos modernos pasa algo similar. Muchas veces se critica la excesiva intervención de la tecnología durante la conducción de un vehículo moderno. De hecho, hay algunas herramientas que se pueden desconectar para permitir que un quien está al volante siga controlando el vehículo sin tanta intervención electrónica. Sin embargo, más allá de la asistencia en sí misma de la tecnología para hacer más fácil y efectiva la conducción humana, hay algunas herramientas que, en un segundo plano, también contribuyen a crear mejores conductores. Una es la tecnología híbrida, otra el corrector automático de carril, y la tercera es el mando a distancia desde el volante. El efecto que generan es distinto, pero en todos los casos son tecnologías que hay que aprender a utilizar para hacer más eficiente la conducción de un automóvil, tanto a nivel medioambiental como de seguridad vial. Saber usar el acelerador en un auto híbrido ahorra combustible, pero también genera menores emisiones de CO2 Cómo aprovechar un auto híbrido La tecnología híbrida consiste en la combinación de dos diferentes formas de propulsión para un vehículo entre un motor de gasolina y uno o varios motores eléctricos. Hay tres diferentes modos de hibridación, el microhíbrido (Mild-Hybrid), el híbrido convencional o autorecargable (HEV), y el híbrido enchufable (Plug-in Hybrid o PHEV). Más allá de las diferencias entre uno y otro tipo de hibridación, conceptualmente, los autos con esta tecnología requieren un cambio en el modo de manejar un automóvil. En su esencia, la presencia de un generador eléctrico y una batería tienen por finalidad que el auto avance sin utilizar el motor de combustión. Pero eso no lo hace solo, o si lo hace, no es tan eficiente como su potencial lo permite, sino que requiere adaptar el estilo de conducción para lograrlo. Tanto sea para recargar batería con la regeneración del freno motor eléctrico, usando la letra B en la selectora de cambios de los híbridos, como para permitir que el motor térmico se apague para no gastar innecesariamente, el secreto es soltar el pedal del acelerador cada vez que sea posible, y circular con inercia. Ese estilo de conducción permite que se consuma menos combustible con el consiguiente ahorro de dinero, pero además, genera que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono al medioambiente, que es la finalidad de estas tecnologías. Una cámara en el parabrisas lee las líneas del camino y mantiene el vehículo alejado de los bordes actuando sobre el volante. Si se usa la luz de giro, el sistema no se activa Corrector de carril Es parte de los conocidos Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción (ADAS), y cada vez están presentes en más modelos de todas las marcas. El modo de detección de las líneas que delimitan los carriles en una avenida, ruta o autopista, es a través de una cámara. Pero el efecto que causa en el conductor es variable y ajustable en la mayoría de los casos. El asistente de mantenimiento de carril puede generar alerta, acción o ambas cosas. Generalmente es configurable de manera tal que el conductor pueda decidir si la alerta es sonora o una vibración en el volante cuando se acerca a la delimitación de la línea en el camino. También se puede decidir si sólo se debe tratar de un aviso o de una acción sobre el volante para corregir la dirección del vehículo. En ese caso, muchos modelos tienen al menos tres opciones de sensibilidad, que actúan a mayor o menor distancia de la línea lateral. Sin embargo, en muchos casos eso no existe y el sistema es demasiado invasivo, a punto tal que muchos conductores deciden desactivarlo. Pero lo interesante del caso es que la única manera de evitar la molesta corrección de carril que genera el sistema, es tan simple como colocar la luz de giro. En ese caso, el vehículo entiende que el conductor quiere traspasar la línea y el sistema no funciona. Así, la función en segundo plano de esta tecnología es recordarle al conductor que hay que anticipar con la luz de giro el cambio de maniobra, algo que todos deberían hacer cada vez que giren el volante, pero que no todos tienen la costumbre de aplicar. Cada vez se agregan más botones en los volantes de los autos. Es más cómodo, pero también más seguro. REUTERS/Annegret Hilse Mandos remotos El control de volumen, selección de estación de radio o cambio de fuente de sonido de modo remoto no es nuevo, sino todo lo contrario. Tampoco el control de velocidad crucero. De hecho, hace más de 20 años que esas funciones se pueden seleccionar sin sacar las manos del volante. Pero hace 20 años los autos no tenían pantallas como hoy en día, y las funciones eran sólo esas dos. En la actualidad, los tableros tienen muchas más funciones y las pantallas las han duplicado o triplicado también, como la navegación y la interacción con el teléfono celular. Ante esa mayor variedad de servicios, los fabricantes tuvieron que incrementar la cantidad de botones en todo el tablero. Algunos, muchas veces en un lugar incómodo o poco visible. Por esa razón, muchas más funciones se pueden realizar ahora desde el volante, también se ha incorporado un mando único en la consola central, generalmente tipo rueda horizontal, colocado en una posición que permite su accionamiento sin necesidad de extender el brazo como sí sucedería si se quiere presionar un botón en la pantalla. Es más cómodo, efectivamente, pero el beneficio en segundo plano que tienen es permitir que quien conduce pueda seguir prestando atención al camino, y no tenga que moverse de su posición de manejo para seleccionar alguna de esas funciones adicionales. En paralelo, y con el mismo objetivo de no distraer, muchas marcas incorporaron la proyección de información en el parabrisas a través de un sistema llamado Head-up Display (HUD), que no es otra cosa que un proyector que refleja datos a la altura de la vista del conductor en el propio vidrio delantero.
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