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  • Las empresas se apuntan al ‘boom’ de los clubs de lectura: los escritores (también) van a la oficina

    » Diario Cordoba

    Fecha: 18/05/2025 14:34

    Un día cualquiera en la oficina, pongamos que un lunes poco o nada prometedor de principios del mes de mayo y, de pronto, Enrique Vila-Matas en el ascensor. ‘Montevideo’ bajo el brazo, porque ‘Canon de cámara oscura’, el último, aún huele demasiado a nuevo, y lectores entrenados, de esos de apuntes y doble subrayado, al fondo del pasillo. ¿Sant Jordi a domicilio? Mejor aún. “Estuvo muy bien, fue muy surrealista pero muy divertido”, explica uno de los trabajadores de la Fundació La Caixa que participaron junto al autor de ‘Historia abreviada de la literatura portátil’ en el club de lectura que la entidad organiza para sus trabajadores desde hace un par de años. El placer lector, ya ven, trasplantado en este Vietnam de 9 a 5 que son oficinas, despachos y demás laberintos corporativos; espacios en los que, hasta no hace mucho, el libro era visto como fuente de distracción, poco más que una zancadilla a la productividad, pero que lo celebran ahora como inesperado aliado. A Vila-Matas, heterodoxo cum laude, le intrigaba especialmente qué se encontraría al otro lado de los cristales tintados ("entendía perfectamente lo del club de lectura, pero que fuera en una empresa le tenía un poco desconcertado", apuntan), pero el resultado no pudo ser más gratificante. A saber: un grupo lector apasionado, participativo y disfrutón felizmente hermanado por los enredos metaficcionales de un narrador que, en la novela, persigue a ciegas el fantasma de Cortázar. ¿Qué mejor manera de entretener la pausa de la comida que debatiendo con el autor los resortes y mecanismos de su criatura literaria? "La verdad es que lo cojen con muchas ganas. Los escritores flipan y quienes participan acaban muy contentos", aseguran desde la entidad, que empezó organizando en 2023 un club de lectura anual aprovechando el tirón (y los invitados) del festival 'En otras palabras' y, por aclamación popular, ha tenido que añadir una segunda convocatoria desde el año pasado. En ambos casos, la mecánica es la misma: chat en Teams para comentar el libro e intercambiar materiales; una primera sesión presencial dinamizada por una periodista para hablar del libro; y, para acabar, un segundo encuentro, este ya con el escritor, pongamos que Vila-Matas, de cuerpo presente. Trabajadores de la Fundació La Caixa preparan el club de lectura dedicado a Vila-Matas con la periodista Begoña Gómez Urzaiz / EPC /CEDIDA Tendencia al alza En el primer club de lectura que organizaron, protagonizado por Alejandro Zambra, participaron unas 30 personas, apuntan desde el departamento de recursos humanos de Fundación La Caixa. Ahora, añaden, el club suma casi 90 miembros. "El 20% de la plantilla", celebran. Durante este tiempo, además, por las torres negras también han pasado Jacobo Bergareche y Guadalupe Nettel para charlar sobre ‘Los días perfectos’ y ‘El cuerpo en que nací’, respectivamente, y alentar fogoso debates sobre la infidelidad, la pareja, y la crisis de la mediana edad. La vuelta al escritorio, después de algo así, seguro que se afronta un poco más de ligereza. Será por eso que, en plena sintonía con el renacimiento de los clubs de lectura y el 'boom' de influencers llegados a la orilla de la prescripción literaria, las empresas han encontrado en el fomento de la lectura una manera de favorecer y potenciar el bienestar de sus trabajadores. “Los clubs de lectura están en auge y la gente los valora mucho”, aseguran desde una de las empresas consultadas. Es lo que creen, por ejemplo, en el BBVA, entidad bancaria que desde 2020 cuenta con uno de los clubs de lectura empresariales más activos y concurridos del país. Impulsado por un grupo de empleados “entusiastas”, nació en 2020, en plena pandemia, y suma ya más de 3.000 personas registradas. La dinámica, explican desde la entidad, es sencilla y homologable a otras iniciativas similares: cada trimestre, el club propone una nueva lectura cuya elección se comunica internamente por correo electrónico y que se debate en una sesión virtual en la que los participantes comparten sus impresiones. Equilibrio "temporal y geográfico" El club debutó oficialmente con ‘El fin de la eternidad’, de Isaac Asimov, y desde entonces se han leído libros Javier Marías, Laura Esquivel, Alice Munro, Juan Gómez-Jurado, Francis Scott Fitzgerald, Miguel de Unamuno o Javier Castillo. Según explican desde el banco, los títulos se escogen “teniendo en cuenta criterios como la diversidad de géneros, el equilibrio temporal y geográfico, la disponibilidad digital del libro y su precio asequible". El año pasado, por ejemplo, el club navegó entre la ficción sibarita, los clásicos arrebatados y alguna que otra lectura con segundas como ‘Fortuna’, la monumental novela que Hernán Díaz dedicó hace al dinero y el capitalismo. A su lado, ‘Frankenstein’ de Mary Shelley; ‘El lunes nos querrán’, de Najat El Hachmi; y el inquietante thriller ‘La paciente silenciosa’, de Alexis Michaelides. Un poco de todo al que sumar, en lo que va de 2025, el culto a Paul Auster con ‘Brooklyn Follies’ y el ‘hit’ ‘La biblioteca de medianoche’, de Matt Haig. Entre los géneros favoritos ganan por goleada la ficción, el thriller y la ficción histórica. Juan Pablo Villalobos posa con los trabajadores de Hunosa / EPC / 'LOS LIBROS, A LAS FÁBRICAS' 'Nuestras madres', novela con la que Gemma Ruiz Palà ganó el Premi Sant Jordi de 2022, es la lectura elegida para estrenar, este mismo mes de mayo, el club de lectura de Mango, empresa textil cuyos pasos seguirá en breve la farmacéutica AstraZeneca, que prepara el lanzamiento de su propio club. En Bonpreu, a falta de club de lectura, descorcharon el pasado mes de abril, coincidiendo con la diada de Sant Jordi, puntos de intercambio de libros para empleados en todos sus centros y supermercados. También las grandes editoriales, qué menos, tienen sus propios clubs de cultura, aunque en este caso no son tanto puntos de reunión de trabajadores como espacios más o menos promocionales abiertos a cualquiera: en Penguin Club de Lectura, por ejemplo, acaban de reunir ‘virtualmente’ a Juan Gabriel Vásquez con cerca de 300 de lectores; han debatido largo y tendido sobre ‘Ya lo pensaré mañana’, novela de ruptura y renacimiento de Desireé Baudel; y andan decidiendo justo ahora si la siguiente será ‘Esta vez será diferente’, “una comedia romántica muy seductora y veraniega” de Carley Fortune, y ‘Los favoritos’, romance sobre hielo firmado por Layne Fargo. Además, desde el grupo editorial ‘facilitan’ el trabajo de otros clubs de lectura intermediando en los encuentros con escritores y sugiriendo lecturas recomendadas. Entre las últimas novedades, presencia destacada de ‘El crepúsculo’, de Philippe Claudel, ‘Arderá del viento’, de Guillermo Saccomano, y ‘La niña salvaje’, de Kristin Hannah. Campana promocional del Athletic de Bilbao para promocionar la lectura / EPC Del vestuario a la fábrica Un caso excepcional es el del Athletic de Bilbao, el único equipo de fútbol que puede presumir de club de lectura capaz de implicar al mismo tiempo a escritores y futbolistas. Una iniciativa que, con el novelista Galder Reguera a la cabeza, busca fomentar la lectura como experiencia social y predicar con el ejemplo poniendo a la plantillas del equipo vasco a leer títulos como ‘Material de construcción’, de Eider Rodríguez; ‘Los surcos del azar’, de Paco Roca; ‘El olvido que seremos’, de Héctor Abad Falcione; o ‘La educación de un ladrón’, de Edward Bunker. “El desafío está en fomentar la lectura como un hábito de ocio”, reconocía Galder, autor de ‘Hijos del fútbol’ y ‘La vida en fuera de juego’. Del terreno de juego a los complejos fabriles, el premio a la promoción de la lectura justo donde la población adulta pasa un tercio de su vida es para 'Los libros, a las fábricas', proyecto que busca dar respuesta a "los altos índices de absentismo lector" y estimular el gusto el gusto por la lectura en el ámbito laboral. Con una década de vida y un Premio Nacional de Fomento de la Lectura, 'Los libros, a las fábricas' funciona como un club de lectura portátil alentado por los sindicatos que recorre las instalaciones de Dragados, Acciona, Benteler, Airbus, Nissan o Navantia, entre muchas otras empresas, siempre de la mano de un libro y un escritor. En cada caso, un centenar de trabajadores reciben gratuitamente el libro escogido para su fábrica, lo leen durante un mes y, pasado ese tiempo, se reúnen con el autor en las instalaciones de la empresa para comentar la lectura. "La posibilidad para un escritor de encontrarse con lectores reales que trabajen en un entorno fabril es un privilegio, porque te permite testear si lo que tu has hecho en tu libro es comprensible”, reflexionaba Fidel Moreno tras pasar por la fábrica de yeso Placo Saint Gobain con la hilarante tragicomedia ‘Mejor que muerto’. "Salir de los contextos típicos o convencionales del libro es una experiencia muy interesante. Me gusta mucho la idea de bajar al subsuelo, como los escritores intentamos bajar también a las profundidades de los sentimientos, las emociones y los pensamientos", valoraba Juan Pablo Villalobos tras 'bajar' a la mina asturiana de Hunosa para intercambiar impresiones sobre 'No voy a pedirle a nadie que me crea', novela con la que ganó el premio Herralde de 2016.

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