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» Elterritorio
Fecha: 18/05/2025 13:12
El ex piloto estuvo un par de temporadas en el Viejo Continente, conoce lo difícil del camino para llegar a la F1 y valora el fenómeno que propuso el nuevo corredor domingo 18 de mayo de 2025 | 6:05hs. Morgenstern corrió en Europa y conoce las dificultades para llegar a la F1. Foto: Guadalupe de Sousa “Me sorprendió que llegue a tanta gente. Mi vecina de enfrente de mi casa escribió en la cuenta de Alpine ‘Vamos, Franco’. No sabe de automovilismo. Mirtha Legrand le escribió el otro día y todas esas cosas”. Así sintetizó Rafael Morgenstern al fenómeno Colapinto. Desde que el año pasado el piloto de Pilar se subió a un Fórmula 1 generó una revolución en Argentina y en gran parte del mundo también. Las miradas se posaron sobre la nueva figura del deporte nacional y eso tuvo un impacto afuera y adentro. “Es muy groso a donde llegó, rompió muchas barreras que yo no sabía que el automovilismo las iba a poder lograr. De todas formas, estoy convencido, que las rompe Franco Colapinto. Un formato de piloto más tradicional creo que no hubiera logrado lo que este chico logró en la comunidad argentina”, analizó Morgenstern. En la charla en su taller, en el que se dedica a preparar los kartings de sus hijos, el ex piloto va y viene en el tiempo. Desde sus épocas de la Fórmula Renault, cuando fue bicampeón en Argentina en 2001 y 2002, el duro paso por Europa y el regreso al país hasta el presente con un Colapinto que lo obligó a replantearse algunas cosas. “Evidentemente tiene un don en su forma de expresarse que atrae, que genera. Y también las redes sociales, que no son lo mismo que hace cinco, ocho o diez años. Era lo que vos podías leer en Carburando o en Campeones. Hoy rompió todo, entró al seno de la familia argentina”, aseguró sobre Colapinto. Hoy como padre, el obereño destacó que Franco Colapinto demostró que “es posible” el camino a la F1. ¿Qué tiene que tener un piloto para subirse a un auto de Fórmula 1? ¿Es ser más rápido en los entrenamientos que sus compañeros o hay algo más? ¿Qué miran los dueños y los encargados de los equipos para darle un lugar a una nueva potencial figura? “Hubo muchos que ganaron todo (en la Fórmula 2 y la Fórmula 3) porque tenían mejores equipos, y después se subían a un Fórmula 1 y no es que la rompieron. No pueden hacer todo eso que hicieron en la Fórmula 2, en la 3. Todos tuvieron chance de prueba, no de correr, y tenés que mostrar algo distinto, que haga que el equipo o la gente que está ahí, vea y diga ‘lo quiero a este’”, explicó Morgenstern. “Franco fue eso. Se sube a un entrenamiento la primera vez en Silverstone, en la casa de los ingleses, del equipo inglés, y él estaba compitiendo la butaca contra otro inglés, su compañero de equipo, su compañero de academia de Williams y Williams decide subirlo a él y no al inglés, en la casa del inglés”, graficó y agregó: “Evidentemente el tipo mostró algo que no mostró el otro y nada de esto (del presente) pasa si tampoco Franco no atraía como atrajo a un montón de sponsors, a un montón de empresas argentinas”. “Hoy estamos en un proceso distinto a otros años. Antes, si no estaba el Estado o la petrolera YPF, o algún que otro más, era imposible tener apoyo a esos niveles. Hoy, con todo lo que son los nuevos negocios, como las empresas que lo acompañaron a Colapinto, es posible desde ese lado”, indicó respecto de un punto clave: el dinero. Competir a cualquier nivel es costoso, pero llegar a la Fórmula 1 representa un presupuesto muy grande. Es importante la dedicación, el entrenamiento, el talento, todo eso y el dinero, porque si los dólares no aparecen, no habrá butaca disponible. “Tiene todo lo necesario. Tiene la velocidad, tiene un grupo de trabajo muy sólido atrás, que lo supo llevar, tiene un grupo de patrocinadores atrás. Por eso está de vuelta. Subirse a un Fórmula 1 es extremadamente difícil, lo logró con las fechas contadas, porque terminaba el año, no había butaca libre, vuelve a abrirse una puerta para él, la verdad que es súper meritorio”, valoró Morgenstern sobre el joven piloto argentina y aseguró que “ahora llega el momento de intentar quedarse, que no va a depender sólo de los resultados ni tampoco va a depender sólo de los patrocinadores, depende de todo”. “Para llegar a la Fórmula 1 se tienen que dar un montón de cosas y como, de golpe, pareció algo sencillo que Colapinto se suba a un auto... después no es tan sencillo”, avisó el obereño, quien sabe muy bien de eso. “Es un deporte muy ingrato. Colapinto estaba en el límite de no correr más en Fórmula 2, juntando monedita por monedita para llegar al presupuesto de Fórmula 2, para terminar la temporada discreta con esas apariciones sí, pero no era una temporada con un gran equipo y en la que venía haciendo pole, victoria, pole, victoria y era el elegido para subir a la Fórmula 1. Y se abre una puerta increíble y de golpe es piloto de Fórmula 1. Si no pasaba eso, quizás este año estaba corriendo alguna carrera de larga duración y en un par de años lo teníamos corriendo acá con nosotros en el TC”, explicó. En 2002 y después de haber sido bicampeón de la Fórmula Renault Argentina, el obereño decidió que quería irse. Que quería perseguir ese sueño de ser de la F1. Que ese paso era ir a Europa, en un contexto realmente complejo para el país. “Yo me fui y hacía poco había saqueos, en el 2001. Era el 2002 y no había un peor momento, con un país que había comenzado con una devaluación, o sea, no había un peor momento. Ahora, cuando te toca, querés ir y a mí no había forma de que me saquen de la cabeza que yo quería correr ahí. Hice todo el camino posible para hacerlo”, recordó sobre su decisión de emigrar. “Con esa ilusión y entusiasmo me fui, primero a probar, porque quería ver lo que era. Después de probar salí en búsqueda de un poco de presupuesto para ir a intentarlo y me fui para correr una o dos carreras y me quedé dos temporadas. Miro y digo ‘fue increíble, aprendí un montón’, en mi carrera deportiva no fue positivo”, analizó. “Cuando yo me fui era el nenito estrella, con un montón de posibilidades de correr acá en categoría de auto con techo. Me hablaban y me decían que, con un poco de sponsors, porque estaba de moda, podía correr, pero decidí irme a Europa, corrí dos años allá, volví y esos sponsors que tenía no estaban más. Esa imagen mía que tenía todo el paddock de Argentina, ya no estaba tampoco”, contó Morgenstern. Ese regreso no fue el esperado, porque el resultado deportivo no había sido el esperado. Pero, varios años después de aquella experiencia, Morgenstern piensa que su vuelta no fue valorada desde el lugar de la experiencia y que el automovilismo argentino se suele inclinar por el piloto del momento. “Mariano Werner atrás mío logra un par de campeonatos también de Fórmula Renault y entonces como que el paddock argentino mira a un piloto que viene de Europa fracasado, porque no llegás a donde vos querías que era la Fórmula 1 y tenía una estrella ascendente y si vos te ponés a mirar con razón, con sentido común, no está correcto”, se lamentó. “A igual a nivel de competencia tenías a uno que viene de Europa, de aprender, de conocer, mucho más capacitado, pero bueno, esa es la idiosincrasia de Argentina que, en definitiva, tenés que saber que eso es lo que pasa acá”, agregó. De todas maneras, el obereño no se arrepiente de aquel paso a inicios del siglo, le dejó más que una experiencia deportiva, una experiencia de vida. “Soy mejor persona. Aprendí a convivir con la angustia, con la tristeza, con el dolor, con la alegría, maduré mucho, eso es lo que más rescato de todo. Me marcó y me ayudó a ser mejor, a tener la cabeza más fría, más sensata. Me dio una enseñanza de vida inmensa, que creo que no la hubiera tenido si estaba acá, eso es lo que más rescato”, comentó. Desde lo que vivió, Morgenstern destaca mucho más lo que le pasó a Colapinto. El desarraigo, el estar lejos de casa, la incertidumbre de saber si vas a correr o no, de no competir en igualdad de condiciones con los europeos. “Yo terminaba de correr y así como yo, cualquier chico que no es europeo, el domingo a la noche me iba a mi casa, a mi departamento y tenía que esperar un mes para correr la siguiente carrera sin ver a mi familia, sin ver a nadie, sufriendo, angustiado, triste, y el europeo termina, se va a la casa con la mamá y la mamá le hace unos fideos”, bromeó. “Para ellos es mucho más fácil. Es lo que pasa a veces a los misioneros contra los porteños. No hay que renegar de eso ni enojarse, hay que saber que es así, aceptarlo e ir en busca de conquistar, como dicen, Europa”, avisó. “Yo cuando me fui, me fui sin celular. Para llamar tenía que ir a una caseta telefónica, estaba una hora marcando. Hoy con el celular hacés una videollamada en cualquier lado, se acercó mucho más al mundo, pero sigue siendo difícil. Si te va mal, te jugaste la vida, te fuiste allá y después… no es joda”, confesó. “Tenés que saber que es ingrato. Podés dejar tu vida y no llegar. Hasta antes de Colapinto, mi asesoramiento como papá y como conocedor era ‘no perdamos tiempo en ir a Europa e intentar correr en Fórmula 1, es imposible’. Este loco nos mostró que es posible y es increíble”, destacó. Esa es una de las claves del fenómeno Colapinto. Lo que generó en un mundo que para los argentinos parecía muy lejano, que solamente se podía seguir a través de una pantalla. “Yo veía muy pocos pilotitos intentando en el karting en Europa, muy pocos pilotitos intentando en un Fórmula en Europa, y hoy no paro de ver chicos que están viajando a Europa. Antes no pasaba, te mostró que es posible y le mostró al mundo que hay competitividad. Ya el español se habla en el paddock, hay entusiasmo en los patrocinadores, que quieren apostar a ese próximo Colapinto, entonces va generando esa esperanza”, contó Morgenstern. “Antes de Colapinto, si yo tenía que asesorar a alguien, le decía ‘quedate acá y sé el mejor de Argentina’, porque el mundo del automovilismo argentino no consumía Fórmula 1 hasta ahora. Hoy Colapinto entusiasmó, ilusionó de que se puede y van a ser muchos chicos que van a intentarlo, ojalá que muchos puedan generar de esto un medio de vida, y no solamente la Fórmula 1 es el camino, hoy el automovilismo de Estados Unidos es extremadamente interesante con un gran mercado”, aseguró el obereño. Para el final quedó la pregunta que muchas veces ronda, sobre todo desde el desembarco de Colapinto en la F1. ¿Puede Argentina volver a tener un Gran Premio? “Sin Colapinto no hay chance de tener la Fórmula 1 en Argentina. ¿Y se puede correr en Argentina? Se puede. Es una inversión muy grande y probablemente no tengamos la inversión como hacen los países árabes, pero sí como lo hace Francia, Monza o Imola, nos falta el apellido y el nombre de esos autódromos, pero si aparece un capital, si hay patrocinadores, si hay un argentino corriendo, es viable”, avisó Morgenstern. Compartí esta nota:
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