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Federal » El Federaense
Fecha: 17/05/2025 14:02
En el escenario económico de Tierra del Fuego, pocos conocen la magnitud real de su costo oculto, una cuestión que se ha convertido en tema de controversia en los últimos años. Desde hace más de cinco décadas, esta provincia goza de beneficios impositivos que han despertado tanto ventajas como cuestionamientos en su impacto real sobre la economía nacional. Un costo fiscal insostenible El costo fiscal de Tierra del Fuego asciende a la sorprendente cifra de 1.070 millones de dólares anuales, una carga que recae en el bolsillo de todos los argentinos a través de nuestros impuestos. Esta cifra no puede ser ignorada, ya que pone de manifiesto una realidad que muchos prefieren pasar por alto. Inversión vs. Retorno: Un equilibrio ausente A pesar de los subsidios y beneficios, el valor agregado de los productos fabricados en Tierra del Fuego es notablemente bajo, así como su capacidad para generar empleo. A menudo, las empresas locales arman productos que llegan desarmados, lo que incrementa los costos finales para el consumidor. Este modelo no contribuye a la creación de empleo y, en muchos casos, resulta en precios más altos en comparación con lo que se pagaría si los productos se compraran en sus lugares de fabricación originales. Exenciones de impuesto al valor agregado (I.V.A) Ausencia de aranceles de importación No pago de impuesto al cheque Estos factores han demostrado que la protección otorgada por el régimen fiscal actual ha llevado a que los argentinos paguen más por productos que, en condiciones de competencia justa, deberían ser más accesibles. Repensar el modelo económico La reflexión de Eduardo Serra, comerciante e ingeniero, resuena con fuerza: “Esto no puede continuar así”. La verdad es que estos beneficios desmedidos representan un freno para el crecimiento nacional. La propuesta de Serra es clara: Tierra del Fuego debe aprender a capitalizar sus propios recursos, en particular aquellos vinculados al área turística, que son abundantes y pueden servir como motor de un desarrollo más sostenible. Los cambios están en el horizonte, y la necesidad de un ajuste en las políticas fiscales se convierte en algo evidente. Al final del día, la salud económica del país depende de la capacidad de sus provincias de adaptarse y evolucionar, buscando un equilibrio que beneficie a todos.
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