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» Clarin
Fecha: 15/12/2025 13:03
Valeria del Puerto y Horacio Sardin diseñaron en Villa Devoto lo que han bautizado como “edificio pradera”, por la frondosa vegetación que el bloque posee tanto en la fachada como en la contrafachada. El equipo ha concebido a este bloque multifamiliar como una continuidad de la Plaza Ricchieri, situada enfrente y plena de tipas y jacarandás. Los generosos balcones aterrazados aparecen como enormes canteros donde crecen coloridas especies nativas y hasta árboles. Una constante en su obra, Del Puerto y Sardin utilizan el paisajismo como un plus en sus intervenciones arquitectónicas, modificando para bien el gris de la Ciudad de Buenos Aires. Edificio Quevedo Del Puerto Sardin ARQ Con ese objetivo, el estudio trabaja con espacios de transición que entrelazan arquitectura con diseño de paisaje. En este tipo de proyectos el paso del tiempo es esencial, ya que la obra “florece” gracias al crecimiento y la evolución de las especies vegetales, que constituyen una fachada viva que muta según las estaciones del año. Para cada cantero se seleccionó Bauhinia forficata (pezuña de vaca), de floración primaveral blanca. Como especies colgantes se incorporaron las Thunbergia alata (ojos de poeta), caracterizadas por su floración invernal de tonos anaranjados. El edificio se continúa visualmente con una plaza cercana. En tanto, para la fachada principal se definió una paleta de colores fríos, en armonía con la luz matinal y con el entorno de la plaza, donde predominan los Jacaranda mimosifolia (jacarandás), de floración primaveral violácea. En el contrafrente, expuesto a una intensa radiación solar oeste, se optó por una paleta de colores cálidos. Si bien las plantas nativas requieren mucho menos asistencia y cuidado que otras, los arquitectos diseñaron un sistema de riego con sensores que permite el mantenimiento de la vegetación de los balcones y lo hace independiente al usuario que habite cada unidad. El edificio Quevedo se lee como una gran pieza brutalista. En contraposición al diseño paisajístico protagonista, el edificio se lee como una gran pieza brutalista, en hormigón visto. Grandes aventanamientos orientan las visuales hacia la plaza y el corazón de manzana, promoviendo una relación fluida entre los espacios interiores y el entorno. En la planta baja, la contundencia del hormigón se matiza mediante áreas vidriadas y lamas de madera, lo que aporta transparencia y una sensación de mayor calidez al acceso. Planta baja Edificio Quevedo. La organización del edificio se dispone en torno a un patio central, recurso que favorece la ventilación cruzada y mejora las condiciones ambientales de las unidades. En este nivel se localizan tanto el hall principal como una parte de las cocheras, mientras que el subsuelo alberga las salas de máquinas y el estacionamiento complementario. Arquitectura que incorpora naturaleza Las primeras cuatro plantas están destinadas a semipisos de dos dormitorios. Por encima, los tres últimos niveles reúnen viviendas de tres dormitorios que se abren hacia amplias terrazas escalonadas orientadas a la plaza. Equipadas con parrillas, configuran expansiones exteriores de alto valor de uso. La cubierta, de uso exclusivo para estas unidades superiores, incorpora pequeñas piletas y grandes canteros con árboles y especies vegetales nativas, conformando un paisaje elevado. Planta tipo Edificio Quevedo. La combinación del verde y el hormigón resulta en una fachada espontánea que varía según la estación del año, la orientación solar y la floración de cada especie. Sumado a esto, la incorporación de la naturaleza dentro de la arquitectura hace que su presencia sea constante y partícipe de la cotidianeidad de sus habitantes. Para Sardin “el edificio tiene la vocación de ser un hecho estético y un grado de valor escultural”. La dupla de arquitectos pondera las expansiones de las unidades de vivienda. Ya desde antes de la pandemia consideran a los espacios intermedios y contenedores de vegetación, necesarios para lograr un modo de vida más amable. Planta terraza Edificio Quevedo. Del Puerto hace hincapié no solo en cómo la naturaleza puede mejorar la calidad de vida de los usuarios, sino también la de los vecinos; y entiende a este tipo de propuestas como un aporte para la ciudad. Desde sus inicios en los años 90, Del Puerto-Sardin incorpora del paisajismo en sus obras, visionaria y lejos de centrarse en lo meramente estético, insisten en que “la vida es mucho mejor cuando la arquitectura se hace más orgánica”. Ficha técnica Ubicación. Quevedo 3440, Villa Devoto, Ciudad de Buenos Aires Superficie. 1580 m2 Proyecto y dirección de obra. Del Puerto-Sardin Arquitectos, Valeria Del Puerto - Horacio Sardin Colaboradores. Arqs. Diego Cohen y Gastón Alfonso Desarrollo. Planifica - Arq Andrés Guevara Constructora. Franco Construcciones Project management. Arq Martín Soares Cálculo estructural. Ing. Carlos Calissano Paisajismo. Paisajista Cristina Rodríguez Katz + Arq. y paisajista Soledad Allegro
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