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CABA » Plazademayo
Fecha: 16/05/2025 18:14
Un panorama sombrío se cierne sobre Tierra del Fuego tras el anuncio del gobierno nacional de una significativa baja arancelaria para la importación de celulares, medida que, según el delegado metalúrgico Pablo Ibáñez, pone en peligro 11 mil puestos de trabajo en la provincia. Esta cifra representa un alarmante 35 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) fueguino. En declaraciones radiales en la 750, Ibáñez no dudó en calificar la decisión como el «ataque más grave que hemos sufrido los fueguinos y la industria fueguina en los últimos 30 años». El dirigente sindical vinculó directamente la apertura importadora con las exigencias del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y advirtió sobre una estrategia de «despoblación de una región estratégica a nivel geopolítico» y la «destrucción de la industria nacional». Para Ibáñez, la medida representa una «entrega directa de la soberanía», argumentando que las industrias radicadas en la provincia, a pesar de ser peyorativamente denominadas «ensambladoras», cumplen un rol estratégico crucial para poblar una región con un alto costo de vida, donde la canasta básica supera los 2.200.000 pesos. «Hay que erradicar la idea de que son simplemente ensambladoras, es una estrategia y una campaña de desaliento», sentenció. El delegado metalúrgico defendió la complejidad y el valor agregado de la producción local: «Nosotros desarrollamos el segmento como en toda industria global que está concentrado en su mayoría en el ensamble final, pero que no es cualquier ensamble, nosotros incertamos desde el componente en una placa, hasta los caños soldados que vienen en un rollo y que se convierten en el circuito de refrigeración de un aire acondicionado. Somos auditados por las principales marcas, tecnificados, con inversiones en infraestructura». Ibáñez recordó el impacto negativo de una medida similar durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando la apertura arancelaria en el sector de notebooks provocó una pérdida de empleos en la región. En aquel entonces, el expresidente justificó la medida con la promesa de bajar los precios de los productos electrónicos. Con profunda preocupación por el futuro de la provincia, Ibáñez, nacido y criado en Tierra del Fuego, se preguntó: «¿A dónde me voy a ir? ¿A hacer qué?». Evocó los duros años ’90 bajo el gobierno de Carlos Menem, cuando la desindustrialización dejó a cientos de trabajadores metalúrgicos sin sustento. Más allá de lo económico, Ibáñez alertó sobre la importancia geopolítica de Tierra del Fuego, destacando su rol como centro geográfico del país, depositaria de importantes reservas de agua dulce y recursos energéticos, y su conexión bioceánica estratégica. En este contexto, manifestó su inquietud ante el anuncio de una posible instalación de una base conjunta con Estados Unidos en la región, sumado a la persistente disputa por las Islas Malvinas con Gran Bretaña. Si bien el contenido específico del acuerdo con el FMI no es público, Ibáñez aseguró que la baja arancelaria está en «consonancia directa» con las recomendaciones del organismo, que en un reciente comunicado cuestionó el régimen de Tierra del Fuego por considerarlo un factor de desigualdad. Finalmente, el dirigente sindical lamentó que el gobierno nacional no haya utilizado un fondo de ampliación de la matriz productiva de 200 millones de dólares, aportados por las propias empresas, para diversificar la economía fueguina y mitigar el impacto de estas medidas. La incertidumbre y la preocupación crecen en Tierra del Fuego ante un futuro que se vislumbra complejo para su industria y su población.
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