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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 16/05/2025 06:46
Frente a un auditorio lleno que prestaba atención a las diferentes actividades que se dieron en el VI Seminario de Innovación Educativa de Ticmas, Denise Abulafia y Thiago Payva protagonizaron un diálogo que marcó un punto de inflexión en el debate sobre inteligencia artificial y educación en América Latina. Los especialistas mencionaron que ya no se trata de deslumbrarse con la tecnología, pues ahora el desafío está en cómo traducir ese potencial en experiencias significativas de aprendizaje, respetuosas del rol docente y conscientes de las desigualdades estructurales de la región. “La fascinación quedó atrás”, apuntó Abulafia, referente regional en innovación educativa. Recién llegada de un evento internacional en San Diego, compartió su percepción de que el discurso ha evolucionado. “Estamos teniendo conversaciones más maduras”, dijo, en relación de cómo usar la IA con fines concretos y medibles en el aula. Thiago Payva, experto en edtech y higher education con 20 años de experiencia, coincidió: “Todo lo que se pasa con inteligencia artificial ya se está integrado a la serie de ventas”, remarcó con sorpresa. “En solamente un año todo se cambió”, subrayó. Denise Abulafia y Thiago Payva, dos reconocidos especialistas en Educación Hiperpersonalización y conectividad El núcleo más poderoso del diálogo giró en torno a un concepto en expansión: la hiperpersonalización del aprendizaje. No se trata sólo de asignar contenidos diferenciados según niveles, sino de captar con precisión los ritmos, intereses, niveles de concentración y modos de procesamiento de cada estudiante. “Hoy ya sabemos que el grado de conocimiento que tenemos del comportamiento de las personas... nos permite hablar de una gran personalización que la tecnología nos viene a proveer”, explicó Abulafia. Payva trajo ejemplos concretos de escuelas brasileñas donde esto ya se experimenta con éxito. “Los resultados... son demasiado buenos”, afirmó. La tecnología permite que las trayectorias educativas sean cada vez más ajustadas a las necesidades individuales, lo que, según ambos, refuerza la motivación y los logros de los estudiantes. Pero ese ideal choca con una realidad que impone límites. “Según el último informe del BID, tenemos en nuestra región una tasa de conectividad de 70%, pero en zonas rurales baja al 30%”, alertó Payva. Ese dato, duro, marcó un contraste importante: se discute inteligencia artificial avanzada, mientras millones de estudiantes no acceden a servicios básicos de internet. “Estamos hablando de IA cuando hay una gran parte de personas que quizás no es posible conectar a eso”, reflexionó el experto brasileño. El rol del docente, del margen al centro Lejos de pensar a la tecnología como sustituto del maestro, ambos ponentes fueron enfáticos: el docente debe ocupar el centro de la transformación. La pandemia, recordaron, colocó a los maestros bajo el reflector por su capacidad de adaptación. Hoy, las nuevas herramientas deben acompañar esa labor. “Tenemos que siempre mirar que el docente es parte fundamental de este proceso”, dijo Payva. Abulafia sumó que muchas soluciones EdTech actuales “hacen la vida más fácil del docente”, al ahorrar tiempo en planificación, evaluación o producción de contenidos. La tecnología, bien aplicada, permite que el maestro asuma un rol más personalizado en el seguimiento de sus alumnos. Por ejemplo, recibiendo datos en tiempo real de cómo un niño lee en voz alta y pudiendo intervenir de inmediato. Inteligencia artificial y personalización del aprendizaje: ¿cómo cambian la experiencia educativa? Un mercado saturado, formación continua y pensamiento crítico Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. El mercado está inundado de plataformas que prometen personalización, pero muchas carecen de evidencia que respalde su eficacia. “Pidamos que haya pruebas o estudios de impacto”, reclamó Abulafia. “Hay mucho en el mercado dando vuelta”, advirtió. Payva mostró un mapa de taxonomía EdTech y lo calificó como abrumador: “Imagínate cómo es complejo para el escenario de las escuelas decidir cuál es la mejor herramienta”. Para ambos, la elección debe priorizar tecnologías que resuelvan problemas reales del aula y respeten el rol docente. Además, deben proteger los datos de los estudiantes, algo que todavía está lejos de ser garantizado de forma sistemática. Uno de los puntos más profundos del intercambio fue la necesidad de que los propios docentes desarrollen una mirada crítica frente a las herramientas que utilizan. No sólo deben aprender nuevas plataformas, sino también desarrollar criterios para evaluar si una herramienta es segura, adecuada y eficaz. Abulafia fue clara: “El pensamiento crítico sobre el uso de tecnología es clave... no ser ingenuos”. Payva aportó un dato inquietante: en un estudio que realizó para el BID, las instituciones reconocieron que su principal preocupación era cómo los docentes usarían la tecnología, pero no ubicaron la capacitación como una prioridad. Frente a un entorno que cambia a velocidad inusitada, el mensaje es claro: los adultos también deben “aprender a aprender para toda la vida”. Una esperanza crítica y colaborativa —(Cortesía Ticmas) Abulafia cerró con un llamado a la esperanza vigilante. Propuso que los equipos docentes compartan entre sí la tarea de investigar nuevas herramientas: unos sobre evaluación, otros sobre planificación, otros sobre habilidades socioemocionales. “Hay tantas herramientas emergentes que esto debe ser un esfuerzo colectivo”, dijo. “Estoy convencida de que vamos en un buen camino. Mientras tengamos claro que como adultos debemos hacer un uso responsable de la tecnología”, concluyó. Payva también dejó un mensaje final: “Espero que nuestra audiencia también haya gustado de nuestra conversación”, y agradeció la posibilidad de compartir una reflexión conjunta.
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