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Concordia » Diario Junio
Fecha: 15/05/2025 05:38
Es evidente que estamos viviendo una época orwelliana, donde la mentira aparece como verdad y la verdad disfrazada de mentira. Con motivo de desarrollarse el gran desfile en Moscú al cumplirse 80 años de la derrota del nazismo, por el heroísmo del Ejército ruso, junto con las fuerzas aliadas, resulta inédito que Donald Trump hiciera gala de una ignorancia supina, o de un cinismo sin parangón, al declarar que el mundo debía agradecer a las fuerzas de EE.UU. y sus aliados haber sido los auténticos vencedores de la Segunda Guerra Mundial, derrotando al nazismo, y que por eso declaró el día 8 de mayo como el Día de la Victoria, “porque nosotros hicimos más que cualquier otro país para producir un resultado victorioso en la Segunda Guerra Mundial.” (Más cinismo no se consigue). ¿Será por su propia ignorancia que ignora las propias expresiones del ex presidente Franklin D. Roosevelt referentes a la heroicidad tanto del Ejército como del pueblo de la entonces Unión Soviética para derrotar al nazismo? Ya forma parte de la historia que, en el entonces frente europeo, el acontecimiento más importante fue el aplastante contraataque del Ejército ruso que, en las inolvidables y sangrientas batallas de Stalingrado, de Kursk —donde el mariscal Zhúkov aplastó a los poderosos tanques Panzer de Guderian— y la batalla de Moscú, junto a la heroicidad del pueblo ruso, dieron comienzo al fin de la guerra que culminó con la toma de la ciudad de Berlín. Por si Donald Trump no lo sabe, Rusia sufrió la pérdida de 27 millones de personas entre soldados y civiles, con una tierra arrasada e incendiada y centenares de miles de heridos. Se destaca entre ellas la tragedia de Leningrado, donde el asedio duró del 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de enero de 1944, o sea 872 días, durante los cuales familias enteras fallecieron de hambre y de frío, pero los nazis no pudieron tomarla. Hay que recordarle a Trump que la guerra empezó el 1.º de septiembre de 1939, y EE.UU. y sus aliados desembarcaron en Normandía el 6 de junio de 1944, un año antes de que terminara la guerra. Eso fue porque se dejó deliberadamente que los dos enemigos se destrozaran entre sí para luego usufructuar geopolíticamente el resultado. Como lo hizo luego con Europa, con el Plan Marshall, sometiendo a los derrotados a un pacto económico de subordinación que hasta hoy perdura. Durante la guerra, en Rusia, las clases trabajadoras —en particular la clase obrera— se lanzaron en forma resuelta al combate contra el invasor fascista. Lo importante de esta victoria contra el nazismo fue el espíritu de pertenencia orgulloso del “ser nacional”. Fue conmovedor, en el gran desfile del 9 de mayo reciente, ver a un exsoldado sobreviviente de 100 años desfilar en su querido tanque T-34. Hay que recordar, como lo hiciera en la nota anterior, que gran parte de Occidente apoyaba solapadamente al nazismo porque temía el resurgimiento de la Unión Soviética. Si hasta el padre de John F. Kennedy, que era embajador en Londres de los EE.UU., proclamaba su adhesión al nazismo. No en vano fue en Europa donde se gestaron las dos grandes guerras mundiales. ¡Pero cuidado! El nazismo fue derrotado en 1945, pero no fue enterrado definitivamente, y ha reverdecido en Ucrania con los ucro-nazis, discípulos de Stepan Bandera, ultra nazi que luego de la guerra se refugió en Canadá hasta su muerte en 1949, y a quien los «banderistas» canadienses le erigieron un monumento, ante el cual el año pasado el primer ministro Jean Trudeau le rindió homenaje. Estamos bajo la influencia de una narrativa feroz en Occidente, donde un gran número de medios de comunicación están al servicio de la OTAN. Actualmente financian con dinero y con relatos falaces, al punto de considerar como un “héroe” al impresentable Vladímir Zelenski, un pronazi, con mandato vencido y protegido por el Reino Unido, ya que fue el MI6 quien lo formó y le da órdenes actualmente para que no firme la paz, porque se terminaría el negocio de la venta de armas. También un gran contribuyente a la falsificación de la historia fue Hollywood, que colonizó las mentes ingenuas del mundo acerca de la verdad tergiversada. Todo tiene que ver con todo. Nada es lo que parece. Esto recién empieza.
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