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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 14/05/2025 10:04
María José Castro, encargada del comedor que alimenta a 200 niños en Concordia, contó a Despertar Entrerriano cómo levantaron el espacio con donaciones y trabajo voluntario. Ahora necesitan chapas y materiales para construir un baño y cerrar la cocina. En el corazón del barrio Benito Legerén, el comedor merendero «Todo de Corazón» se transformó en un refugio para más de 200 niños y niñas que cada semana reciben un plato de comida caliente o una merienda. Desde hace más de cinco años, funciona gracias al empuje de vecinas como María José Castro, quien hoy enfrenta un nuevo desafío: conseguir chapas y materiales para terminar la cocina y construir un baño. En diálogo con Despertar Entrerriano, Castro relató cómo empezó todo: “Arrancamos con mi compañera a pulmón, pidiendo, mangueando como decimos nosotros, y de a poco se fue armando”. Recién hace tres meses comenzaron a recibir colaboración del municipio, que aporta comestibles, verduras y carne. “Con eso podemos cocinar los jueves para más de 200 personas, y los viernes damos la merienda”, señaló. La lluvia y el frío nunca fueron excusa. “Nos ha tocado darle la leche y la comida a los chicos bajo la lluvia. Nos resguardábamos como podíamos y seguíamos igual”, contó. Esa experiencia los impulsó a construir un galpón que diera mayor protección. La idea fue posible gracias a la donación de maderas por parte de un vecino del aserradero, al que consideran el “padrino” del comedor. Con ayuda del municipio, también consiguieron diez chapas y levantaron un espacio techado de 8 metros por 6. Sin embargo, el lugar quedó chico. “Nos faltan dos chapas para terminar esa parte, y si ampliamos un poco más —tenemos cuatro metros libres— podemos hacer una sola estructura que incluya la cocina y un lugar para guardar las cosas”, explicó. Para eso necesitan entre 10 y 12 chapas más. Pero la urgencia principal es otra: el baño. “Lo que más necesitamos ahora es un baño para los chicos. No tenemos. Y también cerrar la cocina para poder trabajar mejor. Hoy cocinamos a la intemperie y no tenemos un mueble para guardar nada. Tampoco tenemos platos ni cubiertos, los chicos traen todo de sus casas”, expresó. A pesar de las carencias, el espíritu solidario del barrio mantiene viva la iniciativa. “Los chicos que me ayudan a construir lo hacen gratis, de corazón. Ya tenemos todas las maderas para forrar el salón. En cualquier momento, si el tiempo acompaña, arrancamos”, contó con entusiasmo. Cada jueves a las 20, María José y su equipo sirven la cena en el comedor. “El jueves pasado fue la primera vez que pudimos darles de comer adentro del galpón. Hicimos estofado de arroz y vinieron muchísimos. Nos quedamos cortas de mesas y bancos, pero igual salimos adelante”, recordó. El comedor «Todo de Corazón» sigue creciendo gracias al esfuerzo de quienes creen en la comunidad. Ahora, necesitan un último empujón para darles a los chicos un espacio digno. “Si conseguimos esas chapas y el baño, yo ya gané. Con eso, ya estaríamos completos”, concluyó María José. Fuente: Despertar Entrerriano
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