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» Diario Cordoba
Fecha: 14/05/2025 04:38
Lunar Hatch es el nombre del proyecto científico que ya está en marcha con el objetivo de enviar crías de lubina al espacio para verificar si esta especie puede desarrollarse en la Luna, y eventualmente también en Marte, como fuente de alimentación para futuros astronautas. De momento, ya se están criando lubinas en los tanques acuáticos del Instituto Nacional Francés de Investigación Oceánica, en Palavas-les-Flots, donde Cyrille Przybyla, investigador de dicha entidad, dirige el proyecto para que estos peces alcancen la madurez. Sin embargo, este cometido no tendría nada de especial si no fuera porque estas lubinas que ahora están creciendo allí serán las que producirán las crías que serán lanzadas al espacio dentro del proyecto Lunar Hatch. Huevos de lubina en el centro de investigación francés donde se desarrolla el proyecto / Cyrille Przybyla La idea, según explica el impulsor de esta iniciativa al diario The Guardian, es enviar los huevos puestos por los peces a la Estación Espacial Internacional (EEI). Allí, los alevines serán observados y analizados día a día para luego ser congelados y devueltos a la Tierra. Si todo sale bien, sería el primer paso para criarlos en la Luna. “El pescado es una excelente fuente de proteínas, porque es el organismo animal que mejor digerimos y contiene omega 3 y vitaminas B que los astronautas necesitarán en el espacio para mantener su masa muscular”, afirma Przybyla. “La pregunta es: ¿cómo podemos producir alimentos a tan larga distancia?”, afirma al citado diario. Przybyla confía en que, si finalmente las agencias espaciales deciden construir una base lunar, Lunar Hatch pueda ofrecer lubina a sus ocupantes al menos dos veces por semana. Recración virtual de la futura base lunar europea / Agencias Aunque no es la primera vez que se envían peces al espacio (tanto en las misiones Apollo, como en la estación soviética Salyut y también en la china Tiangong), esta es la primera ocasión en que el objetivo es criar estos animales y utilizarlos como fuente de alimentación para los astronautas. Un sistema de circuito cerrado El proyecto Lunar Hatch lo ha tenido todo en cuenta. Los acuarios se llenarán con agua del hielo hallado en los cráteres de los polos lunares. Los aguas residuales que generen los peces en dichos tanques se emplearán para producir microalgas que luego servirán para alimentar a organismos filtradores, incluyendo bivalvos, y el zooplancton recogerá parte de los desechos. Mientras tanto, las heces de las lubinas serán ‘tratadas’ por camarones y gusanos que, a su vez, servirán de alimento para los peces. Cyrille Przybyla, en su laboratorio / France 3 “El objetivo de Lunar Hatch es no tener residuos”, afirma Przybyla. El objetivo es que todo se recicle a través de un sistema de acuicultura que sea capaz de funcionar autónomamente durante cuatro o cinco meses. Financiación pública En 2016, la Agencia Espacial Europea (ESA) solicitó a la comunidad científica ideas para su futura base lunar, denominada Moon Village. La propuesta de Przybyla fue bien recibida y, a finales de 2018, recibió su primera financiación del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), la agencia espacial francesa. “Hemos realizado todas las simulaciones posibles en tierra, así que el objetivo ahora es realizar una misión espacial para verificar esos datos y examinar la diferencia con un grupo de control de hermanos de peces que permanecen en la Tierra”, afirma el impulsor del proyecto. Sin embargo, surge la competencia en el horizonte, porque desde que se dio a conocer el programa Lunar Hatch, China ha desvelado que también está investigando sistemas de acuicultura de circuito cerrado que podría usar para su propia estación espacial.
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