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  • Desde un canal del Estado, insultos, misoginia y homofobia: el show de odio de Mereles con sello gildista

    » Diariopinion

    Fecha: 14/05/2025 03:22

    Ataque oficialista a la familia Basualdo: el odio disfrazado de programa estatal Lo hizo desde un programa emitido por un canal estatal nacional, hoy absolutamente colonizado por el oficialismo provincial, transformado en plataforma de persecución y linchamiento simbólico a opositores. Sin filtros, sin límites, y —como siempre— sin consecuencias. Acusó al intendente Basualdo de haber recibido dinero de Gildo Insfrán para "comprarse una señora joven" Mereles, devenido en "conductor" oficialista, profirió declaraciones machistas, homofóbicas y denigrantes en un tono ofensivo e impune, absolutamente incompatible con cualquier norma ética, democrática o legal. Acusó al intendente Basualdo de haber recibido dinero de Gildo Insfrán para "comprarse una señora joven", y se refirió a su hijo con burla y desprecio, llamándolo "Pablita", en un intento explícito de ridiculizarlo mediante suposiciones cobardes. Estas expresiones no solo constituyen un ataque personal a la familia Basualdo, sino que representan una ofensa pública hacia todas las mujeres formoseñas, retratadas por Mereles como objetos disponibles a cambio de favores políticos, y hacia todas las familias que no comulgan con el régimen. ¿Qué quiso decir Mereles? ¿Que en Formosa las mujeres están en venta y los hombres agradecidos deben premiar al gobernador con su silencio? ¿Quién lo autorizó a decir semejantes cosas? ¿Quién le dio ese espacio? ¿Quién paga ese programa con dinero público? Medios del Estado al servicio del agravio No es la primera vez que los medios estatales —cooptados por el modelo gildista— se convierten en herramienta de persecución. Pero esta vez, la gravedad radica en el cruce de todos los límites éticos: Mereles no solo injuria, también incurre en violencia simbólica, discriminación de género y violación de derechos constitucionales, al juzgar y exponer actos de la vida privada que están protegidos explícitamente por la Constitución. El artículo 19 de la Constitución Nacional es claro: "Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados." Y la Constitución de Formosa en su artículo 17 lo reafirma: "Las acciones privadas de los hombres que no ofendan el orden y la moral pública, ni perjudiquen a terceros, están reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados." Pero en la Formosa de Insfrán, ni la Constitución parece estar a salvo. ¿Y esta es la gente que quiere reformar la Constitución Mientras tanto, este mismo aparato de propaganda y violencia verbal es el que promueve una reforma constitucional destinada a eternizar aún más a Gildo Insfrán en el poder. ¿Qué tipo de democracia puede construirse si se normaliza el agravio, el ataque personal, el odio de género y la humillación pública como parte del debate político? Lo sucedido con Mereles no es un exabrupto aislado. Es un síntoma de un régimen autoritario que se sostiene sobre el miedo, la propaganda y el control absoluto del discurso. Pero también es una alerta para toda la sociedad formoseña: quien calla, avala. Porque cuando los medios públicos se transforman en cloacas de injurias, y los micrófonos se usan para destruir al adversario, lo que está en juego no es solo la dignidad de una familia. Es la salud de la democracia.

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