Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El profesor Gabriel Cáceres nos comparte su mirada sobre cómo se enseña, interpreta y se resignifica el Himno Nacional Argentino en las escuelas

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 11/05/2025 17:14

    En el Día del Himno Nacional Argentino, el profesor Gabriel Cáceres comparte su mirada sobre cómo se enseña, se interpreta y se resignifica esta canción patria en las escuelas de Concordia. Más que un acto formal, una oportunidad para conectar con la historia, la música y la identidad. Cada vez que suena el Himno Nacional en una escuela de Concordia —en un patio, en un salón, al inicio de un acto escolar— algo se detiene por unos minutos. Algunos lo cantan con fuerza, otros en silencio, hay quien apenas mueve los labios. Pero todos, en algún punto, lo reconocen: no es una canción más. ¿Qué significa hoy ese himno que aprendimos desde chicos? ¿Se sigue sintiendo como símbolo? ¿Lo entienden las nuevas generaciones? Este 11 de mayo, en el Día del Himno Nacional Argentino, desde Despertar Entrerriano hablamos con el profesor Gabriel Cáceres, docente de Educación Musical con experiencia en nivel inicial, primario y secundario, para pensar juntos qué lugar ocupa el himno en las aulas concordienses, cómo se enseña y cómo se vive. Y sobre todo, para explorar si esa vieja marcha sigue teniendo algo que decirnos en tiempos donde muchas certezas parecen tambalear. “El himno no es solo una canción: es una forma de recordar quiénes somos”, reflexiona Cáceres. Y esa afirmación se transforma en el hilo conductor de un recorrido que va desde las estrofas olvidadas de la versión original hasta las palmas improvisadas en una escuela rural cuando no anda el parlante. Presente en los actos, presente en la memoria En Concordia, como en muchas ciudades del país, el himno sigue siendo parte del ritual escolar. Se canta en fechas patrias, en actos de colación, y en varias instituciones también al comenzar la jornada. Pero lejos de ser un formalismo vacío, para muchos docentes es una herramienta de construcción ciudadana. “En los niveles inicial y primario, se trabaja mucho el respeto: ponerse de pie, hacer silencio, comprender que ese momento tiene un valor simbólico”, explica Cáceres. “A veces no hace falta entender cada palabra, sino conectar con el sentimiento colectivo que genera”. ¿Qué himno cantamos? No todos lo saben, pero la versión completa del himno —la que escribieron Vicente López y Planes y Blas Parera en 1813— dura más de 20 minutos. En 1924 se adoptó una versión abreviada, que es la que se interpreta actualmente en actos oficiales, y que evita las estrofas con referencias directas a enemigos de la época. “La versión que usamos en las escuelas de Concordia es la oficial abreviada. Puede sonar instrumental o cantada, dependiendo de cada institución, pero se respeta el recorte. En algunas escuelas incluso usan videos de YouTube o archivos digitales cuando no tienen músicos”, señala el profesor. Y agrega un detalle que muchos conocen desde la práctica: “En escuelas alejadas del centro o con dificultades técnicas, a veces hay que improvisar. Una directora que canta a capela, chicos que acompañan con palmas o docentes que hacen silencio para respetar el momento aunque no haya sonido. Eso también es formar ciudadanía”. Una herramienta pedagógica viva Más allá del acto, Cáceres también usa el himno como contenido musical. “Les muestro a los estudiantes que está escrito en compás de 4/4, que tiene modulaciones, que hay una estructura detrás. Lo tocamos con guitarra, ukelele, piano, y eso lo vuelve algo tangible, no solo simbólico. Hay chicos que lo descubren como música por primera vez”. En el nivel secundario, el himno también sirve como excusa para hablar de historia, política y cultura. “Muchos se sorprenden al saber que en su versión original se hablaba de ‘los feroces invasores’. Y ahí aparecen las preguntas: ¿por qué ya no se canta eso?, ¿qué dice hoy el himno de nosotros como país?”. ¿Una tradición que interpela? La fuerza del himno no está solamente en su música o su letra, sino en su permanencia. Año tras año, generación tras generación, vuelve a sonar en las escuelas de Concordia como una constante en medio de los cambios. “El himno tiene que ser una pregunta abierta, no una repetición vacía”, afirma Gabriel Cáceres. “Cada generación debería poder apropiarse de él a su manera. Entenderlo, cuestionarlo, pero también emocionarse. Porque la patria no está solo en las fechas, sino en la forma en que sentimos estas cosas cotidianas”. En tiempos donde lo simbólico a veces parece perder peso frente a lo inmediato, el himno persiste como un momento de pausa. Una invitación a mirar hacia adentro. A recordar de dónde venimos. Y, quizás, a preguntarnos hacia dónde queremos ir. Fuente: Despertar Entrerriano

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por