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  • Cómo es la Iglesia Católica de los Estados Unidos, el país de origen del Papa León XIV

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/05/2025 02:37

    Los fieles estadounidenses agitan banderitas norteamericanas y vaticanas (imagen de archivo) “Un Papa norteamericano era un imposible”, dice Francis Denis, periodista y ensayista, miembro del comité de redacción de Libre Média (Québec, Canadá). “Dado que los Estados Unidos ya son una potencia mundial, con influencia política, comercial y militar, no había expectativa de que también le dieran el poder espiritual”, explica, en diálogo telefónico con Infobae. Por eso cree que, en la reacción ante la elección de Robert Francis Prevost como papa n° 267 de la Iglesia Católica, el “aspecto patriótico” va a primar por sobre toda otra consideración. “Va a crear un sentimiento de enorme orgullo justamente porque parecía un imposible”, afirma. Entusiasmo por el compatriota Papa: los Medias Blancas de Chicago felicitan a León XIV por su elección (AP Foto/David Banks) Si bien el catolicismo es minoritario en los Estados Unidos, constituye la primera minoría, con 25% aproximadamente de la población, porque es una iglesia organizada y con una dirección centralizada, única, mientras que las iglesias protestantes no tienen una orgánica que los unifique, explica Denis. Como entre los evangélicos la interpretación de la Biblia es libre, eso impide que compartan una autoridad doctrinaria como sí sucede con el catolicismo, agrega. Hay cerca de 70 millones de bautizados en la Iglesia católica, lo que convierte a Estados Unidos en el cuarto país por el número de católicos, después de Brasil, México y Filipinas. Imagen de archivo de la misa del papa Francisco en la Catedral de Saint Matthew en Washington en el año 2015 Cuando las Trece Colonias de la Costa Este declararon en 1776 su independencia de la corona iglesia y fundaron los Estados Unidos de Norteamérica, el catolicismo allí representaba apenas el 1% de la población. Otra era la realidad en el sur y en la costa oeste, zonas de colonización española y francesa. El catolicismo engrosó luego sus filas con la llegada de otros inmigrantes europeos, durante el siglo XIX y comienzos del XX: irlandeses, italianos, polacos y otros europeos del este. Sin embargo, durante mucho tiempo, estos católicos fueron despreciados y considerados advenedizos por los llamados wasp (white, Anglo-Saxon and Protestant: blancos, anglosajones y protestantes). En las Trece Colonias, la población era casi cien por ciento protestante Al respecto, el sociólogo canadiense Mathieu Bock-Côté (autor de El imperio de lo políticamente correcto) escribió en Le Figaro (8/5/25): “Por mucho tiempo, la Norteamérica wasp trató al catolicismo y a quienes lo traían en su equipaje como a un cuerpo extranjero inasimilable a la nación. Los católicos no eran estadounidenses, y no lo serían nunca”. Pero el giro se daría con la llegada a la Casa Blanca del primer presidente católico de la historia de ese país, en enero de 1961. Francis Denis señala que, durante la campaña electoral, la religión fue uno de los elementos por los cuales John F. Kennedy fue atacado. Señalado como “papista”, se lo sospechaba de poder llegar a tener una doble lealtad, por el reconocimiento a una autoridad externa al país: el Obispo de Roma. John F. Kennedy, pocos días antes de ser asesinado (Credit Image: Tampa Bay Times/ZUMAPRESS.com) “Pero el aura de sacrificio que lo rodeó tras el magnicidio (1963) despertó una adhesión a su figura, que dio lugar a una reconciliación y a la casi desaparición de las reticencias”, dice Denis. Bock-Côté, por su parte, señala en el artículo citado otro elemento que contribuyó a cambiar la historia del catolicismo estadounidense: “Desde los años 1960, se constata que el catolicismo juega un verdadero rol en el conservadurismo renaciente; le quita su sesgo provinciano, lo occidentaliza, lo inscribe en una perspectiva civilizatoria. Esta mediación católica del conservadurismo norteamericano contribuirá a intelectualizarlo, a hacerlo pasar de la ideología a la filosofía política”. Y agrega: “El populismo conservador que tomó el poder con Donald Trump es indisociable de su figura inaugural, Patrick Buchanan, que lo encarnó por primera vez a comienzos de los 90”. Buchanan, señala, era un católico crítico hacia el Concilio Vaticano II, pero que no rompió con la Iglesia, y el catolicismo que él encarnaba “jugó un rol unificador en la temática de la guerra cultural”. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump (EFE/Francis Chung) En el mismo sentido, a Francis Denis, no le sorprendió que Donald Trump haya asistido al funeral del papa Francisco: “Él no puede de ninguna manera eludir al electorado católico. Actualmente hay muchos influencers católicos en las redes que son más bien conservadores; y buena parte de la juventud lo es”. En su provincia, Québec, que era la más católica de Canadá, se vivió en los años 60 un fuerte movimiento de abandono de la observancia religiosa, y en los últimos tiempos incluso de ciertos ritos, como el bautismo de los hijos, que se mantenían por tradición cultural. Pero, sigue diciendo Denis, en los últimos años se está dando un resurgimiento, sobre todo entre los jóvenes, que redescubren de sus raíces culturales. No saben mucho de la iglesia, pero en estos momentos el cuestionamiento y la crítica al sistema, están del lado conservador y católico, y la rebeldía atrae a los jóvenes. Denis cree que los sacerdotes deberían aggiornarse un poco -por las razones expuestas, el clero canadiense está envejecido- para entender y contener a esos jóvenes. Y confía en que el nuevo Papa pueda hacerlo; tenía una actividad en X (Twitter) que demuestra que entiende al mundo actual. Donald Trump y su esposa Melania en el funeral del papa Francisco en El Vaticano (AP Photo/Markus Schreiber) En 2015, la gira del papa Francisco por los Estados Unidos, donde lo recibió el entonces presidente Barack Obama, fue un gran éxito. En esa ocasión, el pontífice argentino canonizó al misionero franciscano Junípero Serra, que fundó y dirigió las misiones españolas en la Alta California que dieron origen a la mayoría de las grandes ciudades de la costa oeste: San Diego, San Antonio, Los Ángeles, San Francisco, Santa Mónica, etc. Pero muy poco después, en el marco del estallido del movimiento Black Lives Matter, varias estatuas de Junípero Serra fueron vandalizadas, al igual que las de Cristóbal Colón, acusados ambos hasta por la esclavitud negra. El papa Francisco frente a la estatua de San Junípero Serra en el Capitolio en Washington, durante su gira en septiembre de 2015 (Credit Image: © Michael Reynolds/CNP via ZUMA Wire) (Grosby) Francis Denis dice que esto sucede porque actualmente la crítica al catolicismo viene de la izquierda, hoy muy anticatólica por motivos decoloniales -wokismo- y también por temas de moral sexual. “El wokismo tiene su propia moral”, acota. Los llamados “estudios decoloniales” han copado muchas universidades en los Estados Unidos, con la teoría de que las actuales estructuras de poder emanan del colonialismo y que para liberarse de ellas hay que cuestionar incluso el saber científico y académico que deriva de aquella dominación colonial. En realidad, lo que atacan es toda la cultura occidental a la que tildan de eurocéntrica. El respaldo a Trump no significa que todos los católicos estén enrolados en el republicanismo. Francis Denis aclara que el catolicismo está presente en todas las corrientes políticas de los Estados Unidos. “A nivel de la cúpula hay cardenales muy a la derecha, como Timothy Dolan, el arzobispo de Nueva York, y otros más progresistas como el arzobispo de Chicago, justamente, Blase Cupich”, creado cardenal por Francisco. “Aún así, aclara, no hay grandes enfrentamientos, los momentos álgidos son las reuniones plenarias de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, la USCCB, pero las diferencias giran en torno a cuestiones más bien periféricas, no en lo central, por ejemplo si se van a inclinar más a las problemáticas sociales o a las cuestiones morales”. El cardenal Blase J. Cupich, arzobispo de Chicago, preside la misa en honor del papa Francisco en la catedral de su ciudad, el 23 de abril de 2025 (REUTERS/Vincent Alban) Otro gran aporte migratorio al catolicismo lo conformaron los hispanoamericanos, especialmente los mexicanos, que han migrado masivamente hacia ese país desde mediados del siglo pasado. Aunque hay misas en español y algunas parroquias son muy latinas en su composición, no hay una división comunitaria en el interior de la iglesia católica, aclara Denis. Cree que el Concilio Vaticano II (1962-65) marcó una apertura, “una preocupación del catolicismo por la inculturación, por acercarse a la gente y a sus tradiciones y culturas”. Es por eso que hoy “hay mucha diversidad en la iglesia y ésta ha mostrado capacidad para mantener unidos a los fieles en torno a un tronco común”, afirma. “Como decía Chateaubriand, eso es el genio del cristianismo, del catolicismo”, agrega, en alusión al título del célebre ensayo de aquel escritor francés. El papa Francisco y Barack Obama en Washington, septiembre de 2015 Robert Francis Prévost es norteamericano de nacimiento, dice Denis, pero el ingreso a la orden de los agustinos implica una inclinación por lo universal, predispone a la apertura al mundo y a una inmediata vocación misional. La pregunta que se hacen todos, y también los estadounidenses, es si habrá ruptura o continuidad respecto del pontificado de Francisco. “En los aspectos formales, se ve cierta ruptura -dice-. Ahora bien, el nombre León remite a la cuestión social, a la doctrina social de la Iglesia. Y el otro eje de su mensaje fue la paz porque es consciente de que el mundo atraviesa un momento difícil”. “De inmediato hubo un intento de instrumentalizar al nuevo Papa en contra de Trump”, dice Francis Denis, pero agrega que cree que por parte de León XIV primará la diplomacia. Primera aparición pública del flamante papa León XIV, el estadounidense Robert Francis Prévost. Vaticano, 8 de mayo de 2025. Vatican Media/Francesco Sforza/Handout via REUTERS Como señaló al inicio de la charla con Infobae, cree que “en Estados Unidos todo el mundo estará contento con el nuevo Papa”. Para Mathieu Bock-Côté, la elección del nuevo Papa es “una ocasión para reflexionar sobre la vitalidad del catolicismo norteamericano” y el rol que jugó un gran rol en “la transformación intelectual y moral de los Estados Unidos a partir de la segunda mitad del siglo XX”. El desencanto religioso es más bien “una patología cultural europea”, dice Bock-Côté. el nuevo Papa viene de una sociedad en la que el catolicismo crece. Pero también es un hombre que representa “la prolongación del viejo mundo en el corazón del nuevo”.

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