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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 09/05/2025 10:54
Investigadores desarrollan compuestos antioxidantes a partir de descartes de tilapia, con potencial para reemplazar aditivos sintéticos y sumar valor a la acuicultura nacional REUTERS/Florence Lo En cada filete de pescado que llega al plato, hay una historia que no se ve: más del 60 % del animal —cabezas, piel, vísceras y escamas— queda fuera del circuito de consumo humano y se considera un subproducto de bajo valor. Solo el 40 % del pescado se utiliza directamente como alimento. Sin embargo, esos descartes esconden un potencial inesperado. Un equipo del INTA trabaja en transformarlos en antioxidantes naturales, con aplicaciones en alimentos, suplementos nutricionales y otros productos funcionales, en reemplazo de compuestos sintéticos cuyo uso está cada vez más cuestionado. Solo el 40 % del pescado se utiliza directamente como alimento. Sin embargo, esos descartes esconden un potencial inesperado (inta) Una alternativa natural con múltiples aplicaciones “El objetivo es obtener compuestos con capacidad antioxidante a partir de cabezas de tilapia azul mediante un proceso sencillo como la hidrólisis enzimática”, explicó Fernanda Martínez, investigadora del ITA, una técnica que permite transformar las proteínas presentes en las cabezas del pescado en compuestos con capacidad antioxidante. Según detalló, el equipo actualmente se encuentra ajustando las condiciones del procedimiento para potenciar al máximo la actividad antioxidante de los hidrolizados obtenidos. El interés en estos compuestos no es casual. Los antioxidantes naturales tienen un amplio margen de aplicación dentro de la industria alimentaria. Son útiles para extender la vida útil de los productos, una necesidad clave para conservar alimentos en buen estado durante más tiempo. Pero además presentan una ventaja significativa: permiten evitar el uso de ciertos aditivos sintéticos que, en algunos casos, ya fueron prohibidos en distintos países por sus efectos adversos sobre la salud. Además de su aplicación en alimentos, los investigadores destacan que estos antioxidantes también podrían incorporarse en productos nutracéuticos, suplementos dietarios y alimentos balanceados para animales. Un modelo de economía circular El desarrollo se enmarca dentro de un enfoque que prioriza la economía circular: reutilizar y reconvertir subproductos que antes se descartaban es una estrategia clave para lograr sistemas productivos más eficientes, sostenibles y responsables con el ambiente. La valorización de subproductos como los de la piscicultura se inscribe en una tendencia global que busca sustituir insumos de origen sintético por alternativas naturales, no solo por sus beneficios en términos de salud, sino también por su menor impacto ambiental. Tilapia, una especie con futuro El trabajo con tilapia azul no es casual. Según Ariel Belavi, coordinador del Centro de Acuicultura Ángel Gallardo del INTA —responsable de proveer los ejemplares para esta investigación—, se trata de una de las especies más cultivadas del planeta. Con una producción que ronda los 7,4 millones de toneladas al año, la tilapia ocupa el segundo puesto en el ranking global de acuicultura. Su adaptabilidad, rendimiento y valor nutricional la convierten en una especie clave tanto para el desarrollo local como para las investigaciones orientadas al agregado de valor y la sustentabilidad. Este centro, además, trabaja en el diseño de sistemas de producción intensivos y acuapónicos, buscando integrar el cultivo de peces con otras actividades agropecuarias de bajo impacto ambiental. Sumar valor donde antes había descarte “La valorización de los subproductos de la producción acuícola es un paso clave para el desarrollo de la actividad acuícola y pesquera de nuestro país”, expresó Vanina Ambrosi, quien integra el equipo junto con Fernanda Martínez y Gustavo Szerman. La investigación, además de sumar valor agregado a un sector en expansión, representa un modelo replicable para otras ramas agroindustriales que enfrentan problemas similares con sus residuos. Este tipo de iniciativas permite tender puentes entre la ciencia, la producción y el ambiente. Apostar por tecnologías que recuperen lo que antes se desechaba no solo impulsa una producción más eficiente, sino que también alinea la innovación con la necesidad urgente de cuidar los recursos del planeta. Fuente: Inta
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