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» Sin limites
Fecha: 09/05/2025 10:23
Celebración de hoy San Isaías, Profeta del Antiguo Testamento San Isaías fue uno de los grandes profetas y para Israel fue un héroe nacional, fue enviado a un pueblo infiel y pecador para revelar la salvación del Señor Coronilla a la Misericordia Coronilla a la Divina Misericordia de Hoy Viernes y Consagración Por la Pasión de nuestro Señor, invocamos la Misericordia de Dios por la paz del mundo y en los hogares. Oramos por tus intenciones Lecturas del día Maria, hoy, se nos introduce en una de las enseñanzas más profundas y desconcertantes de Jesús: su proclamación de que su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida. Presta atención a las lecturas de hoy. Hechos 9,1-20. Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres. Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Él preguntó: «¿Quién eres tú, Señor?». «Yo soy Jesús, a quien tú persigues», le respondió la voz. «Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer». Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber. Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: «¡Ananías!». Él respondió: «Aquí estoy, Señor». El Señor le dijo: «Ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso. Él estaba orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista». Ananías respondió: «Señor, oí decir a muchos que este hombre hizo un gran daño a tus santos en Jerusalén. Y ahora está aquí con plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre». El Señor le respondió: «Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre». Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saulo, hermano mío, el Señor Jesús, el mismo que se te apareció en el camino, me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo». En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Después comió algo y recobró sus fuerzas. Saulo permaneció algunos días con los discípulos que vivían en Damasco, y luego comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios. Salmo 117(116): Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva. (R) Alaben al Señor, naciones todas; glorificadle, pueblos todos. /R. Porque firme es su misericordia para con nosotros, y la fidelidad del Señor permanece para siempre. /R. Juan 6,52-59 En aquel tiempo, Los judíos discutían entre sí, diciendo: «¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?». Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente». Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún. Palabra del Señor.
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