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  • La paradoja del maíz entrerriano: El 65% se exporta, pero la provincia importa para cubrir su demanda

    Concordia » Saltograndeextra

    Fecha: 09/05/2025 04:24

    Un reciente informe de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos revela una dinámica peculiar en la comercialización del maíz provincial: a pesar de que la producción podría abastecer la demanda interna, el 65% se destina a la exportación, lo que obliga a la provincia a importar volúmenes significativos en ciertos períodos del año para cubrir las necesidades de su industria. El análisis profundiza en las razones económicas y logísticas que explican este flujo comercial aparentemente contradictorio. La reciente cosecha de maíz en Entre Ríos abre un abanico de decisiones cruciales para el productor: exportar con liquidación en puerto, acopiar en campo, vender al acopiador o abastecer la creciente demanda de la industria de proteína animal. Un exhaustivo análisis de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, en colaboración con la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos, revela las particularidades de la comercialización del cereal en la provincia. Si bien la demanda entrerriana de maíz, estimada en 3,1 millones de toneladas, supera consistentemente la producción local, que promedia 2,1 millones de toneladas en los últimos cinco ciclos, un dato llama la atención: históricamente, la mayor parte del maíz producido en la provincia se destina a la exportación. Datos del INDEC para el periodo 2018-2024 indican que el 65% de la producción entrerriana cruzó las fronteras, dejando un 35% para cubrir la demanda interna. Esta tendencia se confirma con estudios previos que señalan exportaciones promedio del 70% entre 2000 y 2018. La paradoja de la importación: ¿Por qué Entre Ríos, con potencial para autoabastecerse, importa maíz en ciertos momentos del año? La respuesta radica en la estacionalidad de la oferta. El pico de producción se concentra en la cosecha de marzo-abril (maíz de primera, que representa el 85% del área sembrada), mientras que la demanda de la industria animal es constante durante todo el año. Un factor clave que impulsa la venta temprana es la necesidad de liquidez por parte de los productores. Un estudio de 2017 reveló que el 70% de los costos y gastos del sector se financian con capital de terceros. Esta dependencia obliga a los productores a liquidar la cosecha lo más rápido posible para cumplir con sus compromisos financieros, limitando su capacidad de retener el grano y comercializarlo en momentos más favorables. El flujo del maíz: exportación concentrada y una ventana de importación: El análisis de los movimientos de maíz durante los últimos cinco años (según datos de SIO-Granos) revela un patrón claro. Si bien la cosecha es en marzo-abril, el mayor volumen de comercialización se da en enero y febrero, con envíos significativos a Rosario y movimientos intraprovinciales. Marzo, el mes de cosecha, marca el pico de envíos a puerto. Tras la cosecha, en mayo y junio, se observa una disminución de la comercialización interna y hacia Rosario, dando paso a un incremento sustancial de las importaciones desde otras provincias, que cubren la demanda local. El tercer trimestre se caracteriza por los menores movimientos del año, con un aumento de las exportaciones y una disminución de las importaciones, mientras que la demanda local se abastece del stock importado en junio. Finalmente, el cuarto trimestre muestra un bajo nivel de exportaciones a Rosario y el mayor ingreso de maíz desde otras provincias. Variables que inclinan la balanza hacia la exportación: – Precio: Históricamente, la pizarra Rosario en dólares muestra sus mayores cotizaciones durante los meses de marzo, abril y mayo, coincidiendo con la ventana de cosecha entrerriana y previo al aumento de los stocks mundiales por la cosecha brasileña y estadounidense. – Costo de almacenamiento: Acopiar el grano en campo implica costos directos de almacenamiento (estimados en U$S 3,28 por tonelada en silos bolsa) y un costo de oportunidad al postergar la venta inmediata. – Costo financiero: La liquidación de la cosecha es una fuente primaria de financiamiento para la siguiente campaña. Retener el grano implica asumir el costo de oportunidad del capital inmovilizado. Los plazos de pago extendidos en operaciones con integradoras avícolas también presionan a los productores a vender rápidamente. La conclusión del análisis apunta a la necesidad de una herramienta financiera que facilite pagos más ágiles a los productores por parte del sector demandante local. Esto podría reducir la dependencia de las importaciones, disminuir los costos de transporte y potenciar el valor agregado del maíz producido en Entre Ríos. Encontrar mecanismos que permitan al productor sortear la urgencia de la liquidación inmediata podría reconfigurar el flujo comercial del maíz en la provincia, beneficiando tanto a productores como a la industria local.

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