08/05/2025 18:21
08/05/2025 18:21
08/05/2025 18:20
08/05/2025 18:20
08/05/2025 18:20
08/05/2025 18:20
08/05/2025 18:20
08/05/2025 18:18
08/05/2025 18:18
08/05/2025 18:18
» Diario Cordoba
Fecha: 08/05/2025 11:43
Han pasado quince años. Quince temporadas sin que un futbolista cordobés superara la barrera psicológica de los diez goles en Segunda División con el Córdoba CF. Hasta que Antonio Casas decidió romper el molde tras prácticamente tres meses de sequía de cara a puerta. Lo hizo con su sello más reconocible: bregando hasta encontrarlo. Y es que fue el pasado viernes en El Arcángel, ante el Cádiz (4-2), cuando el delantero de La Rambla rubricó su décima diana del curso, la que cerró la goleada en un derbi de alto voltaje y que puso fin a una mala racha particular que se había enquistado. Desde la derrota ante el Huesca no veía puerta el «20», pero su tanto frente a los gaditanos fue algo más que un broche -además de sentenciar el duelo-: se fue directo, junto a su nombre, a otro capítulo dorado de la historia blanquiverde. Porque el punta alcanzó con esa diana la decena en su debut absoluto en el fútbol profesional. Sin ir más lejos, la mera tarea de llegar a esas cifras era algo que ningún cordobés lograba desde hace década y media en la categoría. Entonces fue Pepe Díaz quien dejó su sello, con 15 tantos y un bloque que cerró el curso con Lucas Alcaraz en el banquillo y 55 puntos en la mochila. Por darle dimensión: apenas uno más de los que suma hoy el equipo de Iván Ania a falta aún de cuatro jornadas. La coincidencia no es anecdótica, como tampoco lo es el relevo emocional que se ha producido entre estos dos nombres propios del gol, con raíces en la provincia. Una marca para el recuerdo En cuanto al rambleño, no solo se mantiene como máximo goleador del Córdoba CF esta campaña, con esos diez tantos. Lo es, también, en una trayectoria personal que ya asciende a las 51 dianas como blanquiverde. Un registro, además, que ha venido edificando a lo largo de cuatro categorías. Ha marcado en Segunda Federación, en Primera Federación y ahora también en lo que se conoce como LaLiga Hypermotion. En su palmarés figuran una Copa Federación, dos ascensos celebrados por todo lo alto en Las Tendillas y el privilegio de haber engalanado al Gran Capitán en el más reciente de ellos, el del pasado curso, precisamente, en el que se cumplió aquel manido pacto con Kike Márquez -el por entonces capitán-. Ha sido esta una evolución progresiva, no obstante. Cabe recordar que en su llegada al club, allá por el mercado estival previo a la 2020-2021, tras una etapa algo gris en las filas del Sevilla Atlético, el rol que asumió era el de ariete suplente. El titular era Willy Ledesma. Pronto pasó Casas por todos los escenarios hasta darle la vuelta al asunto, eso sí. De suplente a revulsivo habitual, pasando después por ser fijo en el once y, por último, el máximo artillero del Grupo 4 en la cuarta categoría nacional. Una consolidación rotunda, no cabe duda. Lo demuestra cada vez que ha festejado un tanto esta temporada. Y también, casi de forma natural, cada vez que su nombre resuena en paralelo al de Pepe Díaz, aquel ilustre de Almodóvar que recogió a su vez el testigo de Manolín Cuesta de hace casi medio siglo, cuando este último firmó 19 goles en la 1972-1973 con la blanquiverde. Pepe Díaz celebra un gol en El Arcángel, con Charles al fondo. / A.J. GONZÁLEZ Desde entonces, la conexión La Rambla-Almodóvar es la que ha dado lustre al gol cordobés en el escalón de plata del fútbol español. Renovación estancada Y es que el momento es dulce, pero el horizonte todavía se plantea incierto. «Seguimos trabajando en otras renovaciones», confesaba estos días Antonio Fernández Monterrubio, CEO de la entidad, sin negar que las conversaciones seguían estando algo atascadas. Es un secreto a voces: la renovación de Antonio Casas con el Córdoba CF se encuentra, a día de hoy, en punto muerto. Desde hace meses cuenta con una propuesta del club sobre la mesa que aún no ha cristalizado. El propio delantero reconoció públicamente que existen diferencias económicas, aunque su voluntad es -o era- continuar vistiendo de blanquiverde. La realidad es que acaba contrato en junio y que la competencia se agita a su alrededor. Su rendimiento no ha pasado desapercibido en otros radares y latitudes, mientras que desde algunos estratos del cordobesismo últimamente se atiza al futbolista con el «culebrón». De hecho, el pasado verano ya estuvo a punto de salir rumbo a la Primera División portuguesa, pero la operación se desestimó dado el escaso margen temporal de la última oferta. Curiosamente, la historia tiene tintes de ‘déjà vu’. Porque en 2010, cuando Pepe Díaz alcanzó también cifras de doble dígito, los trámites para su continuidad también se alargaron algo más de lo deseado. El paralelismo está en bandeja, si bien el icónico «10» renovó por tres temporadas. Suscríbete para seguir leyendo
Ver noticia original