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Federal » El Federaense
Fecha: 08/05/2025 18:18
En un conmovedor testimonio, un joven que se presenta como Pancho, ha decidido compartir su dura experiencia con la discriminación que ha enfrentado debido a su discapacidad audiovisual. Este valiente chico ha hecho un llamado a la comunidad y a las autoridades en Escárcega para que se tomen medidas contra el abuso y el maltrato que padecen aquellos que, como él, buscan apoyo en espacios públicos. Un grito de auxilio ante la indiferencia Desde hace tiempo, Pancho se ha visto obligado a recorrer diferentes lugares, incluyendo mercados, tiendas departamentales y gasolineras, solicitando ayuda económica y alimentos. Sin embargo, su noble intención ha sido recibida con agresiones injustas, siendo insultado, y en múltiples ocasiones, expuesto a situaciones humillantes. En su relato, describe cómo es tratado por algunas personas, quienes en lugar de responder a su necesidad, optan por arrojarle agua y piedras. La realidad de una lucha diaria “En lugares como Champotón y Escárcega, no hay autoridad que intervenga,” menciona. menciona. “He llegado a ser tirado al suelo y dejado bajo el sol, sin la posibilidad de defenderme,” añade con pesadumbre. añade con pesadumbre. Además, relata cómo algunas personas se burlan de él al engañarlo, echándole objetos en su bolsa. Este joven asegura que no es justo tener que vivir con miedo y humillación, simplemente porque busca alimentos o una moneda con la que aliviar la carga de su familia, quienes enfrentan situaciones económicas complicadas. Su doloroso relato refleja el sufrimiento de muchos en circunstancias similares, quienes son constantemente juzgados y menospreciados. Un llamado a la empatía y el respeto Pancho solicita a todos que muestren humanidad y compasión hacia aquellos que están en una situación vulnerable. Al compartir su historia, su esperanza es que se genere conciencia sobre la discriminación que enfrentan diariamente las personas con discapacidad y que esto motive a otros a actuar con respeto y solidaridad. El joven subraya que, detrás de cada persona que pide ayuda, hay una historia de vida, un ser humano que siente y que merece respeto. Su mensaje es claro: es tiempo de poner fin al maltrato y la indiferencia. Todos, sin excepción, cuentan y tienen derecho a un trato digno.
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