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Concepcion del Uruguay » La Pirámide
Fecha: 06/05/2025 09:35
Tener un empleo en Argentina ya no representa una salida segura de la pobreza. Así lo advierte un reciente informe de la organización Fundar, elaborado a partir de la base de datos Argendata, que toma como fuente la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC. El dato más crudo: el 28,6% de los trabajadores del país no logra reunir ingresos suficientes para costear la canasta básica. La cifra refleja una situación de deterioro sostenido en el poder adquisitivo de los salarios, que afecta incluso a los sectores con empleo formal. El fenómeno, conocido como “trabajadores pobres”, se agrava en ramas de actividad donde los sueldos son bajos, la informalidad es alta o los hogares son numerosos, lo que incrementa el costo de vida. Las actividades más golpeadas son el agro, el servicio doméstico y la construcción, donde más de la mitad de las personas ocupadas se encuentra en situación de pobreza. A estas se suman otras ramas que también superan la media nacional, como el comercio, la industria y el rubro de hoteles y restaurantes. Los extremos del mercado laboral En el otro extremo del espectro económico aparecen los sectores financiero y de minería e hidrocarburos, donde la incidencia de la pobreza es notablemente menor, por debajo del 10%. «Tiene sentido: estas ramas son las de mejores salarios de toda la economía», explicó Daniel Schteingart, curador de Argendata y director de Planificación Productiva en Fundar. Sin embargo, el salario promedio de una actividad no siempre se traduce en menor pobreza. Por ejemplo, la industria manufacturera, a pesar de pagar sueldos por encima de la media, exhibe un 29,7% de trabajadores pobres. Una de las hipótesis que manejan los investigadores es que los hogares con “jefe” industrial suelen ser más grandes y “tradicionales”, lo que eleva el costo de la canasta familiar y reduce la cantidad de perceptores de ingresos, debido a una menor participación femenina. Otra posible explicación es que la industria agrupa a muchas actividades pequeñas -como panaderías, carpinterías y talleres unipersonales- que deprimen tanto la formalidad como los niveles salariales. Esta diversidad interna distorsiona el promedio y mantiene elevados los índices de pobreza en el sector. Leve baja de la pobreza general, pero con salarios todavía muy deprimidos En el conjunto de la población, incluyendo ocupados y desocupados, la pobreza alcanzó el 38,1% en el segundo semestre de 2024, según datos del INDEC. Se trata de una baja de 14,8 puntos respecto al primer semestre del mismo año, y de 3,6 puntos frente a fines de 2023. La mejora fue atribuida a una tenue recuperación del ingreso real y a un refuerzo en la ayuda social a través de programas como la AUH, la Tarjeta Alimentar y otros planes. «Sin esa ayuda social la tasa de pobreza del 2do semestre hubiera sido de 39,8%», advirtió recientemente el econometrista Martín Rozada. Pese a esta mejora estadística, los salarios reales siguen en niveles históricamente bajos. Los sueldos de los trabajadores registrados -tanto públicos como privados- estaban en febrero de este año un 26,1% por debajo del último pico de 2017, mientras que entre los informales la caída supera el 30% en comparación con 2018. Entre abril y noviembre de 2024, los ingresos tuvieron una recuperación parcial, pero desde entonces los datos muestran un estancamiento. A esto se suma un nuevo freno en las paritarias y señales de reactivación inflacionaria, lo que pone en duda una mejora sostenida del poder de compra en los próximos meses. Fuente: Ámbito Financiero
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