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  • Investigar sin apriorismos

    » Diario Cordoba

    Fecha: 04/05/2025 09:15

    Con el apagón del pasado lunes la inmensa mayoría de la ciudadanía descubrió dos cosas: la gran complejidad del sistema que provee al país de energía eléctrica y la total dependencia que tenemos de la misma en nuestra vida cotidiana. Sobre el grado de ansiedad que puede producir vivir unas horas sin luz, teléfono e internet, habrá de meditar cada uno en privado. Pero sobre el grado de vulnerabilidad del sistema eléctrico se requieren muchas explicaciones que no se han dado hasta el momento. Porque el colapso parecía algo tan improbable que la propia presidenta de Red Eléctrica de España (REE), Beatriz Corredor, aseguró hace tan solo unos meses que el sistema eléctrico español, «el mejor del mundo», es tan sólido que el cero eléctrico no podía producirse. Pero se produjo. Hay, por tanto, que conocer con precisión cuáles fueron los motivos que causaron el apagón para después aplicar las soluciones adecuadas y evitar que un colapso como el del lunes vuelva a repetirse. Es lógico que percatarse de la vulnerabilidad del sistema eléctrico genere también un sentimiento de inseguridad y de urgencia. No obstante, los ingenieros expertos en la materia aseguran que el colapso no fue provocado por un único fallo o error, sino que tuvo que deberse necesariamente a un cúmulo de circunstancias. Es por eso que predicen que se tardará tiempo, incluso meses, en conocer con exactitud sus causas. De hecho, el comité de expertos de la Unión Europea que investigará lo ocurrido se ha dado un plazo de seis meses para hacerlo. Es obvio, que el Gobierno deberá dar algunas explicaciones precisas mucho antes, si no tan completas como se desearía al menos suficientemente rigurosas como para saber que es lo que ocurrió y por qué no funcionaron los sistemas de previsión de contingencias y de contención. Es cierto que el presidente compareció tres veces, con muy poca información que transmitir, el día del apagón y al día siguiente, pero también lo es que la presidenta de REE, el operador que garantiza el suministro de energía eléctrica, tardó tres días en hacerlo, no lo hizo en una comparecencia oficial y fue para eludir cualquier responsabilidad propia o de su compañía. Dada la complejidad del sistema, quizás sea utópico pedir una investigación rápida, aunque sería tranquilizadora, pero lo que sí es imprescindible es que se haga a fondo, sin opacidad y sin apriorismos ni contra los operadores privados ni contra las empresas eléctricas ni contra los distintos tipos de producción de energía. De sus conclusiones se deben sacar lecciones que permitan evitar una situación similar en el futuro. Por eso, no habrá que tener miedo a señalar responsabilidades, sean estas las que sean, incluso si hubiera sido provocado por un factor externo, una hipótesis que se va diluyendo. No parece que sea este el momento de debatir sobre si renovables, sí o nucleares, no o viceversa. Es esa una discusión que está aquí desde hace décadas y que se mantendrá aún durante más tiempo. Lo que se necesita ahora es conocer las causas, las consecuencias y las lecciones para el futuro, buscando el bien común y evitando utilizar lo sucedido para sacar provecho personal, empresarial o político.

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