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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 04/05/2025 14:56
Por: Matías Dalmazzo El músico oriundo de Concepción del Uruguay Luciano Existe, radicado actualmente en Rosario, lanza Langostas, el primer corte de difusión de su debut como solista. La canción, que estará disponible en todas las plataformas digitales a partir del 6 de mayo, cuenta con la participación destacada de Lucy Patané en guitarras y Juanito el Cantor en mezcla y mastering. Con más de 20 años de trayectoria en la escena nacional, Luciano formó parte de bandas como Los Chicos de Simón y Mil Mangas, y ha compartido escenario con artistas de la talla de Divididos, El Kuelgue, Nonpalidece y Miranda. Hoy, además de dar clases de piano, guitarra y composición, se encuentra trabajando de lleno en su proyecto personal, donde busca volver al corazón del formato canción: una sonoridad cálida, sencilla, y letras directas con raíz en lo cotidiano. “Langostas” es una canción que habla de un desamor, pero lo hace —según sus palabras— “con amor”. Un tema con aires post-punk, que abre paso a un EP de cinco canciones que se caracterizan por su búsqueda de simpleza y crudeza sonora, sin artificios ni adornos innecesarios. En diálogo con Diario La Calle, Luciano Existe habló sobre este nuevo camino artístico, las colaboraciones que lo acompañan y lo que puede esperarse de este trabajo: —Lucy Patané y Juanito el Cantor participaron en “Langostas”. ¿Cómo fue trabajar con ellos y qué aportaron a la canción? —La decisión de trabajar con ellos fue todo un desafío y una apuesta. Para este proyecto decidí grabar sin una banda propia, confiando en el equipo de Sale la Luna Records. Llevé mis canciones y maquetas al estudio en Buenos Aires, donde trabajamos intensamente durante dos días junto a Tomás Pérez Campione, quien fue ingeniero de grabación y colaboró también en la producción. Durante ese proceso, Lucy Patané tomó un rol protagónico. Ella se encargó casi por completo de la instrumentación y propuso arreglos que, en su mayoría, terminaron siendo parte final de las canciones. Tocó las baterías, los bajos y especialmente las guitarras, que son todas suyas. Su nivel de oficio me sorprendió: grababa pistas de forma casi perfecta y muy rápido, apropiándose de las canciones con naturalidad. Lo más impactante fue lo orgánico del trabajo con Lucy. Aunque suelo ser muy específico con cómo quiero que suenen mis canciones, sus propuestas fueron tan atinadas que me resultó fácil abrirme a sus ideas. Creo sinceramente que sus aportes mejoraron tanto Langostas como las otras canciones que se vienen. La participación de Juanito el Cantor fue posterior: él se encargó de la mezcla y el mastering. Aún seguimos trabajando juntos y valoro muchísimo su sensibilidad para entender el sonido que busco. Él, Lucy y Tomás forman un equipo muy sólido, y meterme en ese universo fue una de las mejores decisiones del proceso. —Después de más de 20 años de trayectoria y de haber compartido escenario con artistas tan diversos, ¿cómo definirías tu sonido actual en este proyecto solista y qué lo diferencia de tus trabajos anteriores? —Creo que lo que define esta etapa artística es una búsqueda mucho más personal e intimista. Siempre participé de bandas como Simón o Mil Mangas, donde la creación era muy democrática: las canciones se construían colectivamente, tanto en la composición como en el sonido y la instrumentación. Ahora, en cambio, decidí alejarme de ese formato para explorar algo más pequeño y minimalista. En este disco busqué conscientemente una sonoridad más sencilla. Las canciones tienen pocos instrumentos, sin armonizaciones complejas ni virtuosismo musical. Me interesa que funcionen simplemente con una guitarra, que puedan sostenerse por sí mismas desde lo esencial. Es una forma de volver al corazón de la canción, a lo que realmente quiere decir, sin adornos innecesarios. También hay un cambio importante en las letras. Al tratarse de un proyecto solista, decidí escribir de forma más directa, más parecida a cómo hablo en la vida cotidiana. Me interesa una lírica situada, que refleje lo personal y lo cotidiano, sin rebusques poéticos. Es parte de la misma búsqueda de honestidad y simplicidad que tengo con el sonido. En definitiva, este proyecto representa una síntesis entre lo que quiero contar y cómo quiero contarlo: canciones más desnudas, con un mensaje claro y sincero, que transmitan tanto la alegría como la tristeza de forma directa y humana. —“Langostas” es el primer adelanto de tu disco. ¿Qué puede anticiparse sobre el resto del álbum en términos de sonido, temáticas y colaboraciones? —En primer lugar, vale aclarar que se trata de un EP, compuesto por cinco canciones. Langostas es la que abre el material y también la más enérgica: una especie de post-punk dentro de un conjunto que, en general, propone una sonoridad más cálida y despojada. Las otras piezas exploran climas distintos, hay baladas y hasta una canción que está construida únicamente con piano. La identidad sonora del EP está marcada por una fuerte búsqueda de simpleza. Es un trabajo crudo, con sonido limpio, sin demasiadas intervenciones ni arreglos complejos. La idea es que cada elemento esté al servicio de la canción, de lo que se quiere contar. No hay solos extensos ni intros largas: todo está pensado para que la canción funcione desde su esencia. En ese sentido, la voz ocupa un rol central. Las canciones están compuestas y producidas para resaltar lo que se dice, con letras que siguen esa línea de lo cotidiano y lo directo. Hay una intención deliberada de hacer temas cortos, sin estructuras innecesarias, para que el mensaje llegue sin rodeos, desde el corazón mismo de la canción. En cuanto a colaboraciones, por ahora prefiero no anticipar demasiado, ni tampoco revelar el nombre del disco. Pero sí puedo decir que el enfoque y el espíritu general de este trabajo está en sintonía con lo que muestra Langostas: una propuesta honesta, austera y muy centrada en la canción como espacio de expresión personal.
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