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  • Roberto Fernández, un líder en los tiempos de la gran transición del Córdoba CF

    » Diario Cordoba

    Fecha: 03/05/2025 12:04

    Hace ya casi un cuarto de siglo de aquel encuentro. Era intrascendente en la clasificación y el adversario era de nombre discreto, pero quienes estuvieron allí lo recuerdan con los ojos humedecidos por la emoción. Fue el último que jugó Roberto, uno de los futbolistas con mejor palmarés que haya vestido la blanquiverde en toda su historia. Aquel 10 de junio de 2001, en la penúltima jornada de Liga, el Córdoba CF recibía al Albacete Balompié y ya tenía la salvación garantizada de manera matemática. El club, que estaba en fase de aclimatación al profesionalismo -año y medio antes había cerrado un periodo de 17 campañas lejos de la Segunda- encontró en Roberto Fernández Bonillo (Bechí, Castellón, 1962) a una presencia capaz de lanzar un mensaje de impacto formidable en aquellos tiempos: era alguien que lo había ganado todo y que consumía sus últimos días sobre el césped con un talante encomiable. Jamás se escondió, ejercio como faro en la defensa y confirmó que un líder es algo más que un señor que hace aspavientos, se queja de todo y tiene bula para abroncar a compañeros y atosigar al árbitro. Eran otros tiempos. Roberto salió al campo a falta de nueve minutos -le dejó Manolo su lugar- y se llevó las ovaciones más estruendosas en un duelo que terminó con un marcador feo (1-4) pero un bellísimo recuerdo. Fue su última vez sobre un campo como futbolista. En el Córdoba CF disputó 67 partidos oficiales y Verdugo fue su último técnico en una temporada en la que también estuvieron Pepe Escalante -que llegó a tener a su equipo líder en una jornada- y Luis Sánchez Duque. Roberto Fernández estrecha su mano con Enrique Orizaola el día de su fichaje por el Córdoba CF. / Efe Un icono en la liga española ¿Y quién era Roberto? Pues, de manera resumida, un icono del fútbol español en las décadas de los 80 y 90. Jugó en el Valencia, el Barcelona y el Villarreal, disputó con España la Eurocopa del 84 y el Mundial del 90 y en el año 2000 recaló en el Córdoba. Hubo, como es norma, aficionados que pensaban que era el clásico veterano que apuraba su último (buen) contrato. Pero él despejó pronto las dudas sobre su compromiso: firmó dos cursos excelentes y contribuyó al asentamiento del Córdoba en Segunda. Aquel mediocampista de vocación ofensiva se reconvirtió a central. En Córdoba le dieron los galones de capitán más allá del brazalete. Con 38 años decidió que ya no habría más. El destino volvió a unir al Córdoba CF y a Roberto. En 2004, el castellonense empezó una carrera como entrenador que le llevó al filial del Valencia, al Orihuela, al Alzira... y a El Arcángel. El club blanquiverde le llamó en el curso 2004-05, el de su cincuentenario, para que tomara las riendas en una situación prematuramente dramática: el equipo había sumado un punto de 21 posibles en el arranque liguero con el malagueño Esteban Vigo. Pero el plan no salió. Con Roberto en el banquillo, el Córdoba ganó un partido y perdió cuatro. Su estancia fue un visto y no visto. En menos de dos meses estaba despedido. Luego llegaron Crispi, Juan Carlos Rodríguez... el equipo terminó bajando a Segunda B. Y Roberto no volvió a entrenar. Dirigió el rumbo hacia los despachos y fue durante un trienio el secretario técnico del Barcelona, al que llegó en 2015 con Josep María Bartomeu para suplir a Zubizarreta. Roberto junto a Ernesto Valverde, en su etapa en el Barcelona. / Efe ¿Qué pasó después? Después de pasar por Can Barça y ejercer bajo el clima de presión permanente que exige la entidad, Roberto Fernández continuó ligado al fútbol como comentarista deportivo, responsable de fútbol internacional en la empresa de intermediación Interstar Deporte y siempre con el móvil dispuesto para atender cualquier proposición laboral. Le llegó una particularmente singular: fue la del Valencia, que le tanteó para suplir a Mateo Alemany. Nunca le convenció la propuesta que le llegó a través de intermediarios de Peter Lim. «Estaba claro que quien entrase iba a sufrir, porque detecté enseguida que el club iba a estar muy dirigido desde Singapur. Ellos sólo me querían como parapeto, para frenar la opinión pública, y así no puede funcionar un club», reconoció.explicó recientemente en una entrevista concedida al diario As. «A los 20 días firmaron a César Sánchez, que me enteré por mi mujer», añadió. Curiosamente, César es, a día de hoy, uno de los hombres fuertes de la comisión deportiva del Córdoba CF en calidad de asesor, complementando al CEO, Antonio Fernández Monterrubio, y al director deportivo, Juanito. A Roberto Fernández le dio un giro la vida hace apenas dos años. El 11 de febrero de 2023 sufrió un infarto y fue intervenido quirúrgicamente. Estaba a punto de cumplir los 61. Y ahí lo tuvo claro: se acabó el fútbol... como profesión. «Ahora no discuto con nadie. Si hay una discusión, me voy. Antes no era así. Le doy muchísima importancia al tiempo, que es lo más valioso que tenemos junto a la salud. Solo quiero tiempo para mí. Estrés no quiero, porque el estrés es una enfermedad oculta. Y lo único que quiero es tiempo, estar con mis amigos, poderme tomar un café, salir con la bicicleta, ir al cine, una buena cena, estar con mi nieto, con mis perros… No quiero problemas porque es que no merece la pena. Cuando ves la puerta… eres consciente que no somos nadie», ha explicado en As. Roberto Fernández reside en Rocafort, un municipio de la comarca de la Huerta Norte de Valencia, con 7.570 vecinos. Fuera de la primera línea del fútbol, lo ve desde otro prisma: hace análisis periodísticos de «su» Valencia y confiesa que es «una maravilla» ver al Barcelona de Hansi Flick. Suscríbete para seguir leyendo

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