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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 02/05/2025 16:33
Más que un incidente aislado, el bullying o acoso escolar es un patrón de comportamiento (Imagen Ilustrativa Infobae) El bullying o acoso escolar es el hostigamiento y persecución física y/o psicológica que un estudiante ejerce sobre otro de forma negativa, continua e intencionada, según define UNICEF. En estos tiempos, además, se añade un nuevo elemento: la velocidad con la que se producen y replican estos actos en el ecosistema digital. Muchas veces, en las redes sociales se amplifican datos sin contexto y viralizan cifras sin respaldo, y hablar de bullying exige precisión. En ese sentido, la Alianza Anti Bullying Argentina (AAB) aclara que la UNESCO estableció el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el Ciberbullying, que se celebra el primer jueves de noviembre. Sin embargo, también el 2 de mayo algunas organizaciones lo conmemoran como forma de visibilización. Más allá de las fechas, siempre es un buen momento para concientizar sobre una problemática que afecta a los niños, adolescentes, sus familias y la comunidad educativa. En ese sentido y para prevenir el acoso escolar, la Alianza Anti Bullying Argentina brindó precisiones a Infobae sobre los mitos y verdades sobre el bullying y ciberbullying que circulan en las redes: Mito 1: “El 70% de los niños sufren todos los días acoso o ciberacoso” Además de los efectos físicos, el bullying puede ocasionar problemas emocionales y de salud mental (Imagen Ilustrativa Infobae) Esta afirmación circula con fuerza, pero no tiene sustento en fuentes verificables. Las estimaciones internacionales revelan que el 32% de los estudiantes de 144 países manifestó haber sido acosado por lo menos una vez en los últimos 30 días, según datos del informe global de UNESCO de 2019. Alejandro Castro Santander, director del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo, explicó que en Infobae “el bullying tradicional ocurre en entornos físicos específicos y generalmente se limita al horario escolar. En cambio, el ciberbullying no tiene barreras de tiempo ni de espacio”. Justamente, la confusión entre formas de acoso lleva a sobrestimar su frecuencia sin distinguir modalidades, edades o contextos. Castro Santander fue uno de los primeros en abordar el acoso escolar como una expresión compleja que atraviesa múltiples dimensiones del tejido social, y desde esa mirada integral participó en la creación de la Alianza Anti Bullying Argentina (AAB). Mito 2: “El bullying es cualquier tipo de acoso” Las agresiones escolares presenciales continúan superando al ciberbullying en frecuencia (Imagen Ilustrativa Infobae) Esta es una confusión extendida: pensar que cualquier agresión, burla o conflicto entre estudiantes es automáticamente bullying. “El acoso escolar puede identificarse a través de tres características: intención, repetición y poder”, define Unicef. Es decir, el bullying tiene tres características que lo definen: es entre pares, existe un desequilibrio de poder, y se repite en el tiempo. El bullying no incluye relaciones de abuso adulto-niño, ni conflictos esporádicos, ni situaciones puntuales de violencia, que, obviamente, son problemas a abordar. “Los niños víctimas del bullying lo padecen en sus múltiples dimensiones sistemáticas: golpes, insultos, exclusión, difamación, amenazas, robos o incluso acoso sexual”, describe Castro Santander. El error de etiquetar como bullying cualquier hecho violento diluye la capacidad de intervención específica, puntualiza. Mito 3: “Argentina ocupa el tercer lugar mundial en bullying con 270.000 casos” El acoso escolar se define como un comportamiento agresivo o un daño intencionado que se perpetúa de manera repetida y que implica un desequilibrio de poder, ya sea real o percibido (Imagen ilustrativa Infobae) No existe ningún ranking oficial que posicione a los países por volumen de casos de bullying, precisan desde AAB. Tampoco hay un dato consolidado que permita comparar cifras nacionales de modo directo. La UNESCO, la OCDE y organismos regionales como CEPAL o UNICEF elaboran reportes, pero estos dependen del acceso a relevamientos estandarizados, algo que no todos los países aplican del mismo modo ni con la misma periodicidad. Castro Santander advirtió que “en Argentina se vislumbran datos preocupantes sobre el bullying y el clima escolar”, pero basados en estudios puntuales como PISA 2018 o las Pruebas Aprender. Según esos datos, el 75% de los estudiantes percibe discriminación por aspecto físico, el 68% por razones de religión, nacionalidad, género o discapacidad, y el 54,5% dijo haber recibido amenazas y agresiones. Son cifras que reflejan un problema grave, pero no permiten establecer rankings internacionales. Mito 4: “El ciberbullying es más común que el acoso escolar presencial” El impacto del acoso escolar no se limita al momento en que ocurre, sino que puede extenderse durante décadas (Imagen Ilustrativa Infobae) Aunque su impacto es creciente, el bullying en espacios digitales aún no supera en frecuencia al acoso cara a cara. Las cifras de organismos internacionales indican que la forma más habitual de hostigamiento sigue siendo presencial: entre un 25% y un 35% de los estudiantes reportan bullying tradicional, frente a entre un 5% y un 10% que mencionan haber sufrido acoso digital, postulan desde Alianza Anti Bullying Argentina sobre la base de los datos de la UNESCO. Lo que sí cambia radicalmente es la forma en que se experimenta: “A través de redes sociales, mensajes y plataformas en línea, las agresiones pueden suceder en cualquier momento y lugar, lo que amplifica su impacto”, subrayó Castro Santander. La permanencia del contenido online, la dificultad para borrarlo, y el anonimato multiplican el daño emocional y reducen la posibilidad de intervención. Mito 5: “El bullying siempre existió y no tiene solución” El fenómeno del bullying se presenta como una de las formas más persistentes y dañinas de violencia entre pares (Imagen Ilustrativa Infobae) La evidencia indica lo contrario: el bullying puede prevenirse y abordarse si hay decisión institucional y compromiso familiar. Programas escolares de educación emocional, talleres de convivencia, supervisión del uso digital y canales abiertos de escucha resultan fundamentales para actuar antes de que la violencia se consolide. Para el especialista argentino, la prevención debe formar parte estructural del sistema educativo. “Es necesario que las escuelas se involucren en la prevención y concientización sobre el ciberbullying a través de campañas de sensibilización y supervisión responsable del uso de dispositivos”, señaló. Y añadió: “Los padres deben comprometerse a supervisar el uso de internet, ser ejemplo y promover la comunicación abierta para detectar signos de acoso”. Las políticas escolares frente al bullying La Alianza Anti Bullying Argentina impulsa una ley nacional para prevenir el acoso, que garantice formación y protocolos en todas las escuelas del país. Uno de los obstáculos más señalados por los expertos es la minimización del problema por parte de autoridades educativas o familias. “Mientras los estudiantes denuncian altos niveles de discriminación y violencia, los directivos responden en un 80,2% que los problemas de convivencia son ´problemas menores´ o ´no son un problema´ para el proceso educativo”, alertó Castro Santander. Este desfasaje genera intervenciones tardías, sin planificación ni continuidad. Además, el hecho de que el ciberbullying ocurra muchas veces fuera del aula tiende a diluir la responsabilidad institucional: “La violencia a través de las redes sociales casi siempre está relacionada con lo que sucede en la escuela”, enfatizó el especialista.
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