Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Las razones de fondo de Milei – MisionesOpina

    » Misionesopina

    Fecha: 29/04/2025 20:20

    Por Gustavo González* Se cumplió un año y medio desde que, en las elecciones de octubre de 2023, Javier Milei empezó a construir su llegada al poder. Siendo el mandatario más explosivamente disruptivo de la historia nacional, suele ser difícil separar lo que a diario dice y hace de las razones ideológicas y religiosas que lo llevan a decir y hacer. Son tantas las pasiones que genera, que sus dichos y hechos terminan traduciéndose en polémicas constantes sobre cuánta maldad o bondad conllevan o qué grado de locura o genialidad demuestran. La cuestión es que no hay forma de entenderlo si no es dejando de lado por un instante esas pasiones coyunturales para volver al principio, al origen de Milei, a las motivaciones que explican lo que a veces resulta inexplicable. Para recordar y entender que, aun detrás de las medidas que parecen más disparatadas, se esconden las dos razones de fondo que lo llevan a ser como es. Una ideología extrema y un designio mesiánico. Detrás de la coyuntura. En la historia de las teorías políticas, el anarquismo siempre fue minoritario (tanto el anarcocolectivista como el anarcocapitalista), pero promovía interesantes debates teóricos a partir de la audaz idea de la desaparición inmediata del Estado, contrapuesta con las corrientes mayoritarias para las cuales el Estado cumple un rol que varía de acuerdo con cada ideología. Lo cierto es que, hasta la aparición del fenómeno Milei, no existía un pensador de relieve internacional que imaginara que una de aquellas corrientes anarquistas llegaría a gobernar un país a través de elecciones democráticas. Esto no significa que, 180 días después, en la Argentina ya esté por implantarse el anarcocapitalismo. De hecho, son muchos los maestros de la Escuela Austríaca que se quejan porque aún no se lo ha hecho. Acaba de criticarlo Hans-Hermann Hoppe, uno de los ídolos de Milei, que le achaca a su discípulo alentar alianzas con presidentes proteccionistas como Trump y no eliminar de una vez el Estado argentino. Uno de los órganos oficiosos del Gobierno, La Derecha Diario, le respondió que más de lo que Milei hizo en tan poco tiempo nadie hubiera podido hacerlo. Suena lógico. Milei siempre recuerda que esta es apenas una transición minarquista que prevé como objetivo final lo que su maestro Hoppe le reclama: la desaparición completa del Estado. Así como el peronismo refleja el pensamiento más pro- Estado y el macrismo, el más promercado, es importante entender que detrás de cada medida de Milei está aquel concepto originario. Es más sencillo personalizar las diferencias en lugar de debatir ideologías de fondo, pero extremar la simplificación puede llevar a conclusiones equivocadas. Que un gobernante sea corrupto o incompetente no significa, de por sí, que su modelo económico sea ineficaz. De la misma forma, el hecho de que Milei sea cruel o autoritario no significa que sus ideas sean inválidas. O, en todo caso, son dos problemas distintos: el del gobernante por un lado y el de su ideología por otro. Puede resultar complejo separar las polémicas cotidianas que genera un outsider como él de sus motivaciones de fondo. Pero son estas las que preceden a todas las demás: Milei está genuinamente convencido de que el modelo austríaco es el correcto, de la misma manera en que también está seguro de ser el enviado de Dios en la Tierra para erradicar al Maligno y a quienes él cree que lo representan, como hasta esta semana lo habría hecho el papa Francisco. Mezcla explosiva. Pero donde sus críticos ven maldad, corrupción organizada o intereses económicos espurios, yo veo esa mezcla explosiva de extremismo ideológico y delirio mesiánico. No niego que puedan existir otras motivaciones en torno a Milei, pero son posteriores a sus dos razones esenciales. Como otras ideologías, el libertarismo promete felicidad al final del camino, entendiendo que el problema de la humanidad es la existencia de un Estado criminal que impide su desarrollo. El delito, explican los anarquistas de todas las escuelas, es inherente al Estado porque a través de su poder les roba a unos (a través de los impuestos) para distribuirlo arbitrariamente entre quienes la burocracia estatal decida. Una casta de burócratas profesionales, empresarios, docentes, estudiantes, médicos, jubilados, que viven de lo que producen los que no viven del Estado. Esto es lo que Milei vino a eliminar. Su crueldad probablemente es consecuencia de patologías no tratadas a tiempo, pero ese daño emocional que lo acompaña desde niño encontró de adulto un “racional” que lo justifica. Quienes roban, toleran o se aprovechan del robo solo merecen su odio más profundo y sus raptos violentos. Su íntima convicción de que el papa Francisco era “el enviado del Maligno en la Tierra” era su respuesta a la continua prédica de Bergoglio sobre la obligada solidaridad de los que más recursos tienen hacia los más débiles. Que es exactamente lo que la ideología y el mesianismo de Milei consideran demoníaco. Es esta profunda convicción económico-religiosa la que se monta sobre sus patologías preexistentes y explica la razón de ser de un cruzado que postula la persecución de los disidentes “hasta el último rincón del planeta”. Por eso considera enemigos y no adversarios a sus críticos. Porque quienes defiendan el crimen organizado del Estado solo pueden ser, como para él era Francisco, enviados del Maligno. Más allá del pragmatismo con el que debió tratar, una vez llegado al gobierno y ahora al despedirlo, al papa argentino. Y como con esos enviados demoníacos no se puede ser contemplativo, los considera “cucarachas”, “reptiles”, “ratas” o “siniestros”, a los que hay que “eliminar” o “destruir”. Razones extremas. Un año y medio después, este Milei no es distinto al que aparecía en los medios antes de ser elegido. En todo caso, el poder quizás exacerbó sus motivaciones centrales. Es el mismo que en mayo de 2022 fue entrevistado por Jorge Fontevecchia en un recordado debate con Juan Grabois, que expresaba las ideas “enemigas” de la Escuela Vaticana. Allí respondió que él estaba a favor de que las personas pudieran comercializar libremente sus órganos. Queriendo decir que para él es preferible contemplar esas situaciones extremas que aceptar que los individuos no puedan decidir sobre su propio cuerpo. Con ese espíritu, en ese reportaje justificó como válido que los padres vendieran a sus hijos si lo creían conveniente. Porque para él, cuerpos e hijos también son parte del patrimonio de una persona y ningún Estado tiene el derecho a interferir en ello, ni a obligar a nadie a que estudie o a que entregue un porcentaje de su dinero para alimentar o cuidar a quienes no supieron obtener sus propios recursos a tiempo. El “buenismo” papal escondía para Milei el delito de robarles a unos (vía impuestos) para darles a otros que no habían sabido (o querido) conseguir su sustento. El odio que antes de ser presidente demostraba hacia Francisco era el odio a un líder mundial que promovía ese tipo de “corrupción” y engañaba a la sociedad con el “ñañañaña” de la justicia social. El combo Milei siempre vino con esa ideología extrema y con una deriva mesiánica que nunca ocultó. Antes y durante la campaña electoral de 2023 expuso con transparencia su utopía político-económica mechada con que su hermana Karina era la reencarnación de Moisés y él, la de su hermano Aarón. Entre otras revelaciones místicas que incluían conversaciones con el más allá. Cuando cada semana nos preguntamos por qué dice lo que dice y hace lo que hace, debemos recordar las dos razones de fondo detrás de esa voluntad sin límites que lo diferencia del resto. Su crueldad, autoritarismo o su eventual corrupción de seguro son temas de interés. Pero antes, o por sobre ellos, están las razones de ser de Milei. Puede que por momentos se vea obligado a disimularlas (su extremismo ideológico y mesiánico, por ejemplo, no le impiden saber que hoy no debe expresar lo que de verdad pensaba de Francisco), pero recordar sus motivaciones más profundas sirve para tratar de entender. A él y a quienes este año volverán a votarlo. *Artículo publicado en Perfil.com

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por