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Concordia » Diario el Sol
Fecha: 27/04/2025 13:40
Los sediari llegan a Santa Maria Maggiore e inclinan el féretro de Francisco, casi como un saludo, frente a la Salus Populi Romani. Cada vez, antes de salir de viaje, el Papa se encomendó a la Virgen querida por los romanos y así también el camino de hoy termina de alguna manera con esta encomienda. Es la última imagen de una jornada emotiva en la que 400 mil personas, 200 mil en la Plaza de San Pedro y sus alrededores y 150 mil en el camino a Santa María la Mayor, dieron el último adiós al Papa. Están los poderosos de la tierra y los últimos, los ancianos y los jóvenes alegres del Jubileo. Está la hermana Ana Rosa Sívori, la prima que llegó de Tailandia, y amigos de Buenos Aires; y de nuevo reyes y reinas del mundo. Alrededor de ese sencillo ataúd de madera, con una cruz blanca y el escudo episcopal, se leen precisamente "todos, todos, todos", "todos, todos, todos", como repitió Francisco soñando hasta el último día con una Iglesia con los brazos siempre abiertos. Muchas personas lo lloran porque saben que han perdido una voz incansable por la paz. Por eso los fieles aplauden durante mucho tiempo cuando el cardenal Giovanni Battista Re lo recordó en su homilía: "El Papa Francisco ha alzado incesantemente su voz implorando la paz" porque la guerra, como repetía Bergoglio, "es siempre una derrota dolorosa y trágica para todos". Y en el funeral del Papa de la paz, el mundo asiste a un cara a cara, en la basílica, una especie de último milagro del Papa, entre Donald Trump y Volodímir Zelenski; "Un encuentro productivo", dicen los protagonistas. Tras el argentino Javier Milei, el lugar de honor es para la delegación italiana, encabezada por el presidente de la República Sergio Mattarella, acompañado por su hija Laura, y la primera ministra Giorgia Meloni. Pero, entre los italianos, también están Mario Draghi, algunos líderes de la oposición, los sindicalistas de la CGIL, la CISL y la UIL para presentar sus últimos respetos al Papa argentino. El funeral dura un par de horas: el rito había sido simplificado por el propio Francisco en previsión de la llegada de este día. Pero, en cualquier caso, fue una celebración solemne y conmovedora, con la procesión del féretro llevado por los sediari, las letanías de los santos, el canto en griego de las Iglesias orientales, las lecturas y oraciones leídas en muchos idiomas. Rompiendo el ritmo milenario de la liturgia están solo los aplausos, largos y sentidos. Una forma sencilla de saludar a ese Papa que abrió el corazón también de muchos no creyentes. Al final del funeral, el féretro de Francisco es llevado a la basílica y luego por la Puerta de la Oración, la que utilizó hasta el domingo para entrar y salir de la basílica, la más cercana a la Casa Santa Marta donde vivió durante doce años. El féretro se coloca en el papamóvil porque Francisco se despidió hoy definitivamente del Vaticano para ser enterrado en el exterior, como no sucedía desde hace más de un siglo (el último fue León XIII) y, en todo caso, pocas veces en la historia. Su féretro fue transportado en uno de esos coches desde los que saludó a las multitudes, tomó mate, besó a los niños, a Roma, pero también a muchas ciudades del mundo visitadas en sus 47 viajes apostólicos. A la puerta de Santa María Maggiore lo espera un grupo de sus amigos, unas cuarenta personas, entre personas sin hogar, migrantes, desempleados, que se habían encontrado con él varias veces, habían recibido ayuda material y una palabra de esperanza. Ahora todos tienen una rosa blanca en sus manos para el último adiós. A partir de mañana, Santa María la Mayor abrirá a todos los fieles para aquellos que quieran rezar una oración ante la tumba de Francisco. A partir del lunes, sin embargo, se reanudan las reuniones previas al cónclave para diseñar el futuro de la Iglesia y comenzar a identificar a su posible sucesor. suma tu opinión
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