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» El litoral Corrientes
Fecha: 27/04/2025 01:20
n Sucedió hacia fines de 1590, a raíz de la publicación de “La trágica historia de la vida y muerte del Dr. Fausto” del dramaturgo inglés Christopher Marlowe. Ya la iglesia católica en un concilio del año 547 había declarado la existencia del infierno como un lugar material y físico, de fuego eterno e inextinguible, destinado a las almas pecadoras. Según abundante bibliografía existente fueron al menos tres los músicos conocidos, entre otros ignotos, que entregaron sus almas y acordaron con Satanás, que sus obras musicales despertarían las más exquisitas sensaciones y perdurarían como un mantra a través de los tiempos. La historia de la música presenta extraños secretos. Durante el Medioevo, existía una nota musical llamada “la nota del diablo” , que era el tritono, un intervalo de tres tonos, que no solo generaba tensión, sino que asustaba al público e invocaba a Lucifer, razón por la cual se prohibió a los músicos ejecutarla en conciertos. Dos violinistas cayeron en esos tratos demoníacos. Uno fue el caso del italiano Giuseppe Tartini, (1692-1770), gran innovador en la ejecución de instrumentos de cuerda. Una noche el músico tuvo una pesadilla en la cual se vio a si mismo acordar con Satanás. Durante el sueño el diablo se puso a ejecutar una hermosa melodía que sorprendió a Tartini al despertar. Primero no lo consiguió, al punto que quiso romper su violín, pero antes de hacerlo decidió probar una vez más. Trató de recordar las notas ejecutadas por Belcebú y fue entonces cuando de su violín afloró una agridulce melodía, a la que tituló: “La sonata del Diablo” y que luego lo hizo universalmente reconocido. Un caso increíble Para muchos el mejor violinista de todos los tiempos fue el compositor italiano Niccolo Paganini (1782-1840). A la edad de 7 años aprendió a tocar el violín y a los 9 ofreció su primer recital. Lo sorprendente pasó cuando a los 22 ya ejecutaba hábilmente obras sin leer partituras. Muy delgado, con dedos largos y huesudos y facciones cadavéricas, era un auténtico showman. Como gran improvisador, también embelesaba a la platea femenina con movimientos sensuales y lujuriosos, mientras sacudía su larga y negra cabellera. Los diarios de entonces lo trataban de loco y endemoniado. Y en la noche del 29 de marzo de 1828, mientras Paganini brindaba un concierto en Viena, un amigo suyo, el pianista alemán Robert Schumann (1810-1856) estaba en la platea junto a un crítico musical. Al terminar el acto, el alemán le dijo al asombrado crítico: “Es evidente que no puede tratarse de un simple hombre de carne y hueso, es un hijo de las tinieblas”. Al otro día el crítico escribió en su artículo: “Si hemos de ser sinceros, diremos que mientras Paganini tocaba, pude ver a su lado la siniestra figura de Satanás”. De esta tenebrosa manera habría nacido el mito del “violinista infernal”. Otro relato cuenta que Paganini asesinó al celoso novio de una mujer que lo admiraba en escena y que a fin de evitar ir preso, pactó con el Diablo, quien lo salvó de la prisión perpetua a cambio de su alma. Paganini continuó maravillando al público, pero lentamente comenzó a enfermar de cáncer de laringe hasta quedar mudo. Se retiró en 1834 y murió en 1840. Al momento de su funeral, un obispo le negó oraciones religiosas a causa de las historias diabólicas que siempre envolvieron su existencia. Por alguna razón que se desconoce, desde el medioevo el violín era considerado como un instrumento del diablo. La vida del guitarrista Robert Leroy transcurrió tocando blues en lugares de mala muerte y escaso público. Si bien tenía cierto renombre, era considerado un músico simple, mediocre. Pero un hecho le cambió la vida. Luego de una actuación, desapareció por unos días. Pero reapareció una noche y deslumbró a todos y en medio del griterío de la gente, cautivó a todos con su exquisita forma de tocar. Las versiones sobre un pacto diabólico no tardaron en escucharse. Alguien dijo: ”Nadie desaparece ´porque sí y vuelve siendo el mejor guitarrista.” Se empezó a hablar del lugar donde habría ocurrido el hecho. En una intersección de rutas el guitarrista se habría encontrado con un ser de gran estatura, que le pidió su guitarra y se la afinó y se la devolvió. La extraña figura le ofreció “talento musical” a cambio de su pobre y desolada alma. Su canción más famosa fue Crossroad (encrucijada) que en su melancólico estribillo reza: “Temprano en la mañana cuando golpeas a mi puerta, te digo hola Satán, creo que es tiempo de partir.” Murió a los 27 años. Alguien había envenenado su vaso de whisky. Pero dejó grabadas 27 tristes y oscuras melodías. Un grupo de rock Corría el año 1969 y California no solo era tierra de hippies y extraños movimientos musicales. Un grupo de rock pesado conformaba la banda “Coven” (Aquelarre) cuyo miembros profesaban sin pudor prácticas ocultistas y pactos con Satanás. Liderados por la bella rubia Esther Dawson, líder femenina dela música patriarcal de entonces. Coven saltó a la fama con su disco titulado “La brujería destruye mentes” que contenía en uno de sus lados el tema “Satán Mass” (La misa de Satán) que era una auténtica Misa Negra de 13 minutos. En el interior de la portada se veía a los músicos junto a dibujos satánicos, calaveras y cruces invertidas. Pero su fugaz fama terminó cuando una foto del demente asesino Charles Manson, apareció con el disco de Coven bajo el brazo. Enseguida la discográfica hizo retirar todas las copias del álbum y la disolvió. El grupo no existía más mal que les pese. Se separaron y siguieron distintos caminos, ninguno bueno. Lo único que se sabe hoy es que su carismática y rubia líder, hoy con 76 años, sigue deslumbrando con su look demoníaco, a sus fans y seguidores que más parecen una secta satánica.
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