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» Misionesopina
Fecha: 26/04/2025 18:52
En una jornada cargada de emoción y recogimiento, el mundo entero despidió al papa Francisco, el primer pontífice argentino y latinoamericano, el "pastor venido del fin del mundo" que supo transformar a la Iglesia Católica con un mensaje de misericordia, sencillez y cercanía. Más de 250.000 fieles colmaron la plaza de San Pedro, mientras 148 delegaciones oficiales de todo el planeta se hicieron presentes para rendir homenaje a quien durante 12 años guió a la Iglesia en tiempos de cambios profundos. La misa exequial, presidida por el cardenal italiano Giovanni Battista Re, comenzó a las 5 de la mañana (hora argentina) en una plaza desbordada de emoción. Desde el primer momento, el tono de la ceremonia combinó la solemnidad propia de la liturgia vaticana con una profunda carga de afecto popular. Frente al féretro de madera clara, sobre el que descansaba un libro con los cuatro evangelios, se entrelazaban lágrimas, oraciones y silencios que decían más que cualquier palabra. Battista destacó el legado indeleble de Francisco: “Fue un pastor que trabajó siempre por los pobres, que buscó acercar la Iglesia a los que más sufrían, que no dejó de luchar por la dignidad humana, ni siquiera en los días más duros de su enfermedad”. El purpurado también recordó el llamado constante del Papa a la fraternidad universal, a la hospitalidad con los migrantes y al cuidado de la casa común, en sintonía con su histórica encíclica Laudato Si'. Durante el funeral, ondeaban banderas de Argentina, gestos espontáneos de una comunidad global que reconocía en Francisco a un líder espiritual cercano, empático, capaz de tender puentes en un mundo fragmentado. El último viaje: de San Pedro a Santa María la Mayor Concluida la misa, el cuerpo del Papa emprendió su último recorrido por Roma. Un vehículo especial, abierto, permitió que los fieles pudieran despedirse del pontífice a su paso. El cortejo recorrió seis kilómetros por calles cargadas de historia: atravesó la plaza de San Pedro, el Corso Vittorio Emanuele, la Plaza Venezia, la Via Labicana, y finalmente la Via Merulana, hasta llegar a la Basílica de Santa María la Mayor, el lugar elegido por Francisco para su descanso eterno. El trayecto, en el corazón de la Ciudad Eterna, evocó los antiguos desfiles triunfales romanos. Pero esta vez no se celebraba una conquista militar, sino la vida de un hombre que conquistó almas con su humildad, su ternura y su fe inquebrantable. En Santa María la Mayor —basílica que visitó invariablemente antes y después de cada viaje apostólico—, Francisco encontró su morada definitiva. La elección del lugar no fue casual: era para él un símbolo de protección maternal, de refugio para los peregrinos, de oración silenciosa lejos de las pompas mundanas. Una despedida global y sin precedentes El funeral de Francisco quedará registrado como uno de los más multitudinarios de la historia reciente. Diez reyes, jefes de Estado de todos los continentes, líderes religiosos de diferentes credos y representantes de organismos internacionales asistieron al adiós de un Papa que supo abrir las puertas de la Iglesia al diálogo y a la inclusión. La comitiva argentina, encabezada por el presidente Javier Milei —acompañado por Guillermo Francos, Patricia Bullrich y Manuel Adorni—, también dijo presente en el adiós al compatriota ilustre. Tras la ceremonia, desde la Oficina del Presidente se emitió un mensaje que resumió el sentimiento de toda una nación: “El Santo Padre llevó en su corazón el alma de nuestra tierra y la sembró en cada rincón del planeta. No le decimos adiós, porque su legado es eterno”. Comienza el duelo: nueve días para honrar su legado Concluido el funeral, el Vaticano inició los tradicionales Novendiales, los nueve días de luto en los que cada jornada estará dedicada a un sector diferente de la Iglesia. Cada misa será presidida por un cardenal distinto y servirá para reflexionar sobre las huellas imborrables que dejó Francisco. Estas jornadas no solo recordarán su legado espiritual, sino que también servirán para preparar el terreno para el próximo Cónclave, en el que 134 cardenales deberán elegir a su sucesor. El proceso, según las normas vaticanas, comenzará entre 15 y 20 días después del fallecimiento del pontífice. Un Papa que transformó la historia Francisco quedará en la memoria colectiva como un Papa de gestos antes que de discursos, de abrazos antes que de protocolos. Como el Papa que se negó a vivir en los apartamentos papales, que lavó los pies a presos y refugiados, que pidió "una Iglesia pobre para los pobres", que caminó en silencio por la Plaza de San Pedro vacía durante la pandemia, y que no dejó de insistir en que "nadie se salva solo". Hoy, en Roma y en cada rincón del mundo, su nombre resuena con fuerza. No solo como el primer Papa latinoamericano, no solo como el Papa jesuita, sino como un testigo de esperanza en tiempos de oscuridad. Francisco, el Papa de la misericordia, ya descansa en paz. Pero su luz seguirá guiando a millones de almas en todo el mundo.
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