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» Diario Cordoba
Fecha: 25/04/2025 05:52
Francisco es el tercer Papa que veo morir, pero ha sido el primero cuya trayectoria he seguido. Me sorprendió que, al llegar a Roma, reivindicase su representación de una Iglesia del «Sur global», aunque también me llenó de esperanza cuando prometió que destaparía todos los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica. Lamentablemente, no cumplió esto último. Llegó a decir que «algunos miembros de la Iglesia» habrían cometido esos abusos, cuando sabía perfectamente que las verdaderas cifras harían volar los cimientos del Vaticano. Es cierto que su cercanía transmitía tranquilidad, pero, al tiempo, en su atrevida locuacidad se vislumbraban destellos del peronismo. No en vano la señora Kirchner fue su gran amiga, algo realmente curioso en alguien que vino a «prestar especial atención a los pobres». Con Evo Morales se reunió varias veces, siempre de forma privada, por lo que desconozco si el Papa llegó a preguntarle por las víctimas del comunismo. Nunca quiso venir a España y, de hecho, afirmó que no lo haría en tanto aquí «no hubiese libertad». Sin embargo, sí parece que la encontró en La Habana, cuando, a pesar de no reunirse con la disidencia, visitó a Fidel Castro en su propia casa. En los últimos años, defendió el discurso de Putin y les dijo a los ucranianos que debían reconocer su derrota y «tener el coraje de negociar». Sí me gustó de este Santo Padre que diluyese la férrea influencia del Opus Dei y que apoyase las uniones civiles de parejas homosexuales -aunque también dijo que había «demasiado mariconeo en los seminarios»-. En fin, pido a los ofendidos que me concedan el mismo perdón con el que Francisco siempre contentó a la izquierda bolivariana: toda una prueba de Fe. *Lingüista
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